Una mexicana con pluma de oro por desnudar al narco
Lunes, 3 de septiembre de 2012
Anabel Hernández es muy emotiva.
Cuando habla de un tema que la conmueve, sus ojos se humedecen de
inmediato y toca el brazo de su interlocutor, como para constatar que es
real. Tiene una figura menuda, el pelo corto y un solo anillo en sus dedos. Pero tiene mucho más: una larga
trayectoria en el periodismo y un libro, "Los Señores del Narco",
publicado en 2010, que se vende como pan caliente en México y que,
además de premios como La Pluma de Oro, que recibió este lunes en
Ucrania, le ha generado amigos, pero también poderosos enemigos. Es algo que no imaginaba al inicio de su carrera, cuando dedicarse al periodismo de investigación no estaba entre sus planes.
Antes y después
La Pluma de Oro
La Pluma de Oro es un premio de
periodismo que entrega cada año la WAN-IFRA (siglas en inglés de la
Asociación Mundial de Periódicos y Editores de Noticias). Fue
establecido en 1961.
En la vida de Anabel Hernández hay un antes y un después de diciembre de 2000, cuando su padre fue secuestrado y asesinado.
"Mi vida cambió para siempre y mi manera de ver
periodismo también". Pausa de ojos húmedos. "Cuando los periodistas
contamos las historias, las tragedias de los demás, siempre tomamos una
fría distancia. Pensamos que la objetividad es no sentir nada, ni
siquiera indignación".
"Cuando mi familia fue víctima de esta
situación, vi que yo era ahora víctima de la injusticia de que hablaba. Y
aprendí a ver los actos de corrupción y de abuso de la policía de una
manera mucho más distinta".
Porque no fue sólo el dolor del asesinato de su
padre. A ese se agregó -asegura- que la policía judicial del estado de
México le pidiera dinero a su familia para investigar el crimen.
"Fue un largo debate en la familia, porque
pensar que si pagas tienes justicia y si no pagas no, fue una disyuntiva
muy intensa. Queríamos justicia, pero no comprada. Sabíamos que si
pagábamos, esa gente nos iba a traer a cualquiera con tal de cobrar.
Iban a tratar incluso de culpar a un inocente".
Doce años después, la familia de Anabel
Hernández aún se pregunta si tomó la decisión correcta. Y ella todavía
no sabe quién asesinó a su padre.
El "toallagate"
El año 2000 no sólo fue clave en la vida de
Anabel Hernández, sino en la de México. Tras más 75 años de gobierno
continuo, el Partido Revolucionario Institucional, PRI, perdió el poder.
En su lugar llegó el Partido de Acción Nacional,
PAN, con Vicente Fox como presidente. Y Fox se convirtió en el centro
de la primera investigación importante de Anabel Hernández, con lo que
se conoció entonces como el "toallagate".
"Era una cosa que para mucha gente podía ser
superficial, pero que en el fondo terminó siendo un botón de muestra muy
importante de lo que iba a ser la corrupción de ese primer gobierno
panista, que fue la compra de las toallas carísimas en Los Pinos -la
residencia presidencial- y todo un menaje para amueblar la 'cabaña',
algo que Fox dijo que iba a evitar para acabar con los derroches del
PRI".
"Ese reportaje, que fue uno de mis primeros
experimentos en el periodismo investigativo, en el 2001, me valió el
Premio Nacional de Periodismo, pero también me valió una persecución por
parte del gobierno".
El entonces presidente reconoció que utilizaba
toallas de US$400 cada una y cortinas eléctricas a control remoto de
US$17.000 en su residencia oficial.
El dolor de las niñas
"Cuando los periodistas contamos las historias, las tragedias de los demás, siempre tomamos una fría distancia. Pensamos que la objetividad es no sentir nada, ni siquiera indignación"
Anabel Hernández
Su siguiente trabajo de impacto fue publicado en
2002: la esclavitud sexual de niñas mexicanas en campos agrícolas de
San Diego, California.
"Es uno de los reportajes que más me ha marcado
como mujer y como madre: el tráfico y explotación sexual de niñas de 9 a
14 años de edad".
"Entré a las cuevas donde estas niñas
(traficadas de Puebla, Oxaca y Veracruz) simplemente son acostadas en
los pisos y hay decenas de hombres formados en filas esperando tener
relaciones sexuales con ellas. Hice una serie de reportajes y por eso la
Unicef me dio un reconocimiento".
Como en sus reportajes mencionó a los miembros
de la banda de traficantes con nombres y apellidos, Anabel Hernández
dice que a lo largo de los años muchos han sido detenidos.
Los que protegen a los narcos
Y fue precisamente en la Unicef donde le dieron
el hilo que terminó convertido en el enorme y polémico ovillo que es su
libro Los Señores del Narco.
Dos mujeres
Anabel Hernández dice que la
violencia de los últimos seis años en México no ha respetado ni sexo ni
profesión. "Si uno ve el número de periodistas ejecutados, es
proporcional en función del número de mujeres que ocupan las
redacciones". Aquí dos ejemplos de mujeres que han sufrido en carne
propia esa violencia:
-
Regina Martínez
Corresponsal de la revista
Proceso en el estado de Veracruz. Brutalmente asesinada el 28 de abril
de 2012. Tenía más de 30 años de experiencia. Colegas suyos aseguran que
el motivo de su asesinato hay que buscarlo en sus investigaciones sobre
narcotráfico y corrupción política.
-
Lydia Cacho
"A mediados del 2005 me dieron el tip
informativo de que en una región, llamada el Triángulo Dorado, los
estados donde confluyen Sinaloa, Chihuaha y Durango, los niños eran
explotados y obligados a sembrar marihuana y amapola".
Viajó a la región de incógnito y encontró algo
diferente: los pequeños sí trabajaban en los cultivos familiares, pero
como lo hacen muchos niños campesinos de México. Sólo que los cultivos
eran ilícitos.
Luego de publicar reportajes sobre el tema fue
contactada por el abogado del subdirector de la cárcel de donde se había
escapado en 2001 el Joaquín "Chapo" Guzmán, líder del Cartel de Sinaloa
y hoy uno de los hombres más buscados del mundo.
Este abogado, dice, le entregó todo el
expediente de la fuga del Chapo Guzmán, "ahí encontré una versión
diferente a la verdad oficial. Y descubrí que hace muchos años, uno de
esos niños que se dedicaba a ayudar a sus padres en la siembra y
recolección de marihuana, era el Chapo Guzmán".
"Ahí surgió mi interés de conocer cómo un niño
que apenas estudió hasta tercero de primaria se convirtió en un capo tan
poderoso".
El resultado fue "Los Señores del Narco", un libro de 588 páginas que ha vendido al menos 120.000 ejemplares en México.
Es un libro un poco desordenado pero repleto de
datos y documentos que buscan sostener una premisa central: que los
narcotraficantes no hubieran podido prosperar de tal manera sin la ayuda
de poderosos aliados del mundo político y financiero mexicanos.
Esos señores del narco, que, según ella,
ayudaron a que el Chapo Guzmán escapara, no en un carrito de lavandería
como dice la versión oficial, sino por la puerta principal, disfrazado
de policía.
El libro le ha valido elogios y premios, pero
también amenazas y severas críticas que dicen que en ocasiones hace
acusaciones sin suficiente respaldo y que da credibilidad a rumores sin
confirmar.
¿Que dice a esas críticas?
"Diría que quien dice eso no ha leído el libro,
que si algo tiene es que está lleno de documentos. De documentos
secretos y de otros que descubrí a través de la ley de transparencia y
de las cortes de Estados Unidos. También está lleno de testimonios".