miércoles, 28 de marzo de 2012

FRANCIA: ELECCIONES CON TRASFONDO RACISTA



 
 EL MULTIPLE ASESINO MOHAMED MERAH

Francia: elecciones con trasfondo racista

Como es sabido, el primer turno de las próximas elecciones franceses se llevará a cabo el 22 del mes que viene y, cuando la campaña electoral estaba comenzando a “calentar” realmente, una serie de asesinatos de corte racista irrumpieron de manera impredecible generando un verdadero cortocircuito en las estrategias de campaña de los candidatos.
El asunto estalla con la aparición de un personaje “poco probable”, como quizás lo denominaría Jorge Luis Borges, Mohamed Merah, que se transformó en la “vedette” de Francia y de parte de Europa, desplazando totalmente a los candidatos a la presidencia de Francia del foco de atención del público.
Un ciudadano francés, de origen argelino, con antecedentes de criminalidad común, además de sendos viajes a Pakistán y Afganistán y reivindicando una suerte de formación “autodidacta” de “djihadista espontáneo” decidió ejecutar fríamente a 3 niños y a un profesor judíos y a otros tantos soldados del ejército francés pero, en este caso, de origen árabe. Luego de filmar insólitamente toda esta masacre, logró atrincherarse en su hogar y resistió con sorprendente eficacia varios intentos de la policía de detenerlo con vida.
El razonamiento del asesino no es demasiado claro. El racismo de su crimen se perfila en las muertes de las víctimas judías: son asesinatos claramente racistas. Pero ¿qué raza es la atacada en la muerte de los soldados franceses asesinados, de origen presumiblemente árabe? ¿Se presume que fueron ejecutados por ser “árabes que cooperan con el enemigo” o simplemente por franceses? En cualquier caso algún elemento político hay en juego porque la filmación fue enviada a la sucursal parisina de la cadena de televisión Al Jazeera que,  impecablemente,  se abstuvo de toda emisión y comunico el caso a la policía
A pesar de estas ambiguedades, el tema del racismo quedó instalado en la agenda de la campaña, y los candidatos no han sabido decodificar este racismo que apunta desordenadamente un poco para cualquier lado.
La tentación generalizada de los candidatos fue “achicar” los destrozos causados por el imprevisible y horrendo episodio en sus estrategias de campaña, abandonar el tema y/o empujarlo disimuladamente hacia la fácil imaginería de que se trata de la acción de un simple pero peligroso chiflado islamista. La cuestión es que la operación no es tan sencilla.
En primer lugar, el final del asesino, acribillado a tiros, tuvo más el sabor de una derrota policial que el de un paso sensato dado por la Justicia. Secundariamente, la muerte del asesino, dejó prácticamente sin pistas sustantivas a las autoridades para decidir si estaba ante un terrorista islámico aislado (ahora comienza a utilizarse, no sin cierta frivolidad, la expresión “lobo solitario”) o si algunas de sus previas fanfarronadas relativas a hipotéticos contactos con Al Qaeda eran algo más que eso.
En todo caso los servicios de seguridad de Francia no salen bien parados del incidente. Los EE.UU. le tenían el acceso a su territorio vedado a Mohamed Merah y la propia Francia tenía todos los elementos como para haberlo vigilado como a alguien altamente peligroso. En algún sentido esta ineficiencia se le endosa al gobierno que, aún después del desastre, de haber manejado bien la situación, hubiese podido salir como un ”triunfador”.
La gran perdedora es, sin lugar a dudas, la extrema derecha. Ante el horror de los asesinatos, Marine Le Pen, que ha asociado su imagen al racismo anti-árabe, pero a quien no le sirve en este momento el racismo antisemita, no encuentra el tono adecuando para su discurso.
Quien, hay que reconocerlo, salió casi limpio, “in extremis”, fue el presidente/candidato Sarkozy. No hay que olvidar que hace escasas semanas amenazaba con la barbaridad de retirarse del acuerdo de Schengen si Europa no endurecía la política contra la emigración y, hace algo más de un año, ordenaba una persecusión implacable de unos pocos miles de gitanos que eran expulsados sin misericordia de Francia. En realidad Sarkozy estaba pronto para ser acusado de ser un permanente agitador de la cuestión de la emigración y de un tratamiento radicalmente antiliberal del tema.
El problema es que su contendiente socialista, François Hollande, no tuvo el nervio suficiente como para pegar con la dureza que la situación creada le permitía. Si bien salió bien parado del aprieto, no pudo (o no quiso) encerrar a Sarkozy en un “débat sécuritaire” en el que el presidente habría perdido unas cuantas plumas aunque eso hubiese enojado a algún verde o socialista “evangélico” que, de cualquier manera, hubiese terminado por votar al PS. La extrema izquierda, por su parte, navega en su tradicional irrelevancia discursiva y el MoDem, el partido centrista por antonomasia en Francia, no parece haber variado su desempeño.
En resumen, aunque no sea han dispersado todos los efectos electorales de esta explosión de violencia y racismo que nadie esperaba, los desempeños electorales no han variado demasiado con la excepción de la extrema derecha. Sarkozy sigue subiendo mientras que Hollande no parece reaccionar con la vehemencia que debería, la extrema izquierda y el centro están estancados en el entorno del 10 % y todo indica que, si Hollande hace algún esfuerzo mínimamente imaginativo, debería ganar la segunda vuelta.
Lo que, en realidad, no es mucho mérito contra el Presidente más impopular de toda la historia de la Va. República.