jueves, 27 de octubre de 2011

MÉXICO: DEMOCRACIA Y VIOLENCIA



MÉXICO: DEMOCRACIA Y VIOLENCIA 



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Como manifestásemos en múltiples editoriales anteriores, hace ya por lo menos una década que las instituciones democráticas se debilitan sistemáticamente en América Latina. Dejando de lado el caso ya crónico de Cuba, en una media docena de países se han venido instalando, y luego perpetrando en el poder mediante reelecciones claramente cuestionables, regímenes que hemos acordado llamarlos como en el pasado, más o menos explícitamente, “populistas”.
Estos populismos que han inundado buena parte de Latinoamérica nos han mostrado rotundos ejemplos de su profunda vocación autoritaria, de su incontrolable voracidad por el poder, de su absoluta irresponsabilidad en materia de política nacional e internacional y de la indisoluble fusión de la gestión de sus líderes políticos con la corrupción más mezquina. Autoritarismo, voracidad, irresponsabilidad y corrupción son los 4 atributos que el populismo extiende sobre el continente.
Pero había un país que, luego de haber sido quizás el ejemplo más sofisticado -(y, en más de un sentido, el más perverso)- de populismo latinoamericano durante setenta años, había iniciado una esperanzadora evolución hacia formas de organización política más democráticas. Se trataba de México que, ya en los últimos decenios del reinado del PRI, comenzó a avanzar decididamente en esa dirección.
Aunque el proceso se pone en marcha bajo el gobierno del presidente José López Portillo, hay un cierto consenso entre los analistas de aquel país en torno al hecho que el verdadero “padre” de la Reforma Política, fue el Secretario de Gobernación de aquella época, don Jesús Reyes Heroles que, en 1977, hace aprobar la “LOPPE” o “Ley Federal de Organizaciones Políticas y Procedimientos Electorales”. Después de aprobada la mencionada ley, que reconocía al Partido Comunista (entre otros) y ponía en marcha un riguroso ordenamiento jurídico del régimen de partidos políticos y de la mecánica electoral, y aunque Reyes Heroles falleciera tempranamente y los presidentes priístas cambiaran (Zedillo, reemplazará a Salinas, que previamente, ya había reemplazado de la Madrid, que a su vez había reemplazado a López Portillo), el proyecto seguirá avanzando en sucesivas reformas y modificaciones, desde 1987 hasta 2007, todas ellas destinadas a mejorar el funcionamiento de los Partidos Políticos y del desempeño electoral del país durante tres décadas.
La obtención por el PAN, en las elecciones estaduales de 1989, de la primera Gobernatura no priísta, en Baja California y, una década después, la obtención en el año 2000 de la presidencia de la República por Vicente Fox, dejaron en claro que el camino iniciado en 1977 había dado sus frutos. Luego de 70 años de funcionar como “una dictadura perfecta”, según la consagrada expresión de Mario Vargas Llosa, el PRI había conseguido algo que escasísimos regímenes  populistas en la historia logran: evolucionar hacia la democracia en lugar de involucionar hacia la profundización del autoritarismo y la dictadura. La alternancia comienza a producirse en México, y no es una alternancia fingida: es una verdadera alternancia democrática.
Sin embargo, este importante esfuerzo de regularización institucional, de instauración de normas y de fortalecimiento del estado de derecho, de disciplinamiento de los partidos políticos, y hasta de transformación cultural de una ciudadanía que estaba “acostumbrada” al fraude priísta sistemático, aparecen hoy puestos en peligro por la incontrolable espiral de violencia que el narcotráfico y el crimen organizado han ido instaurando a lo largo y a lo ancho del territorio nacional. Es así de sencillo: la democracia mexicana está en peligro por la explosión incontrolable de violencia.
Si nos limitamos al segundo gobierno del PAN, el del actual presidente, Felipe Calderón, que comienza en el 2006, es necesario señalar que en México ha habido 50.000 muertos, 10.000 desaparecidos y 200.000 desplazados vinculados a la narco-violencia, cifras que revelan, por un lado, la existencia de una verdadera guerra interna y, por el otro, que el gobierno está muy lejos de controlar el curso de los acontecimientos.
En ”LETRAS INTERNACIONALES” Nos. 71 y 37, del 6 de Agosto de 2009 y del 5 de septiembre de 2008, respectivamente, ya abordamos este dramático proceso de jaque a la naciente democracia mexicana y, en los dos años que han transcurrido desde el último artículo, la situación no ha hecho más que empeorar.
Las razones de este ataque a la democracia son múltiples y, sobretodo, difíciles de desentrañar en la medida en que forman un tejido altamente complejo, intrincado y opaco.
En primer lugar es necesario recordar que en México siempre hubo narcotráfico y siempre hubo violencia. Muchísimo menos que ahora, pero había ambas cosas. Una variable significativa (pero que es una parte muy menor del problema) radica en que, en Colombia, los gobiernos de Uribe y de su sucesor Juan Manuel Santos, han sido relativamente exitosos y han reducido el “espacio social” en el que operaban los “cartels” colombianos. Aunque siguen desde luego operando en ese país, seguramente migraron en buena medida a México, país en el que ya estaban, puesto que era lugar de tránsito obligado hacia su destina natural, los EE. UU.
Pero, en segundo lugar, es necesario señalar que la sociedad mexicana, acunada por 70 años de populismo, era y es una sociedad profundamente corrupta. En ese contexto, la política del presidente Calderón de abrir, desde el mismo año 2006, una batalla frontal, Fuerzas Armadas mediante, contra los “cartels”, debía de haber sido más meditada. ¿Cuántos policías mexicanos trabajan para los narcos? ¿Cuántos oficiales y soldados mexicanos trabajan para el crimen organizado? Los años que van del 2006 a hoy, y la cifra de muertos, indican que eran y son muchos, realmente muchos. En otras palabras, con los niveles de corrupción de la sociedad mexicana, el Presidente Calderón debería de haber preparado “su guerra“ con los soldados adecuados aunque eso le hubiese requerido tiempo. Allí radica un tercer problema de importancia.
Pero hay un cuarto aspecto que debe ser mencionado porque, precisamente en la medida en que constituye un verdadero escándalo internacional, no es común que el tema se recuerde en horizontes lejanos a México.
Los EE.UU. son, en porcentajes altísimos, “El Mercado” del narcotráfico que aquí nos ocupa. Son millones de ciudadanos norteamericanos adictos y consumidores esporádicos que compran volúmenes astronómicos de droga. De manera harto curiosa, la frontera de 3.300 kilómetros que va de Matamoros, Tamaulipas, a Tijuana, Baja California, y que separa a México de su vecino del norte es, en su lado sur, un campo de batalla donde han caído más hombres que en la última guerra de Afganistán. Pero, del lado norte de esa misma frontera, del lado adonde sabemos todos que VA la droga, nada sucede. Reina una envidiable paz. Los sofisticadísimos cuerpos policiales norteamericanos, capaces de dar con Bin Laden en el otro lado del mundo,  ¿no advierten la droga que entra desde México? ¿Tampoco las armas y el dinero que salen hacia México? ¿No tienen cuerpos de seguridad capacitados los EE.UU. como para combatir ese tráfico?  Sí, claro que los tienen y no los usan porque su política es hacer que el narcotráfico lo combatan los colombianos, los centroamericanos y los mexicanos.
A pesar de recientes alegatos aparecidos en “The New York Times” de que fundamentalmente la D.E.A. habría logrado infiltrar los grandes grupos de narcos en México, la opinión pública de ese país desconfía tanto de su gobierno como del de los EE.UU. En otras palabras, para el mexicano medio y para los centenares de miles de víctimas de la violencia, la política norteamericana es que Colombia ponga la droga, México los muertos y los EE.UU., ellos, colaboran con el dinero, las armas para los narcotraficantes y los consumidores.

martes, 25 de octubre de 2011

ANTE EL INSOPORTABLE TRIUNFO DEL PERONISMO...SIEMPRE BORGES....

Notas
"Nuestras imposibilidades"
Jorge Luis Borges






"Esta fraccionaria noticia de los caracteres más inmediatamente afligentes del argentino, requiere una previa limitación. Su objeto es el argentino de las ciudades, el misterioso espécimen cotidiano que venera el alto esplendor de las profesiones de saladerista o de martillero, que viaja en ómnibus y lo considera un instrumento letal, que menosprecia a los Estados Unidos y festeja que Buenos Aires casi se pueda hombrear con Chicago homicidamente, que rechaza la sola posibilidad de un ruso incircunciso y lampiño, que intuye una secreta relación entre la perversa o nula virilidad y el tabaco rubio, que ejerce con amor la pantomima digital del seriola, que deglute en especiales noches de júbilo, porciones de aparato digestivo o evacuativo o genésico, en establecimientos tradicionales de aparición reciente que se denominan parrillas, que se vanagloria a la vez de nuestro idealismo latino y de nuestra viveza porteña, que ingenuamente sólo cree en la viveza. “

“No me limitaré pues al criollo: tipo deliberado ahora de conversador matero y de anecdotista, sin obligaciones previas raciales. El criollo actual -el de nuestra provincia, a lo menos- es una variedad lingüística, una conducta que se ejerce para incomodar unas veces, otras para agradar. Sirva de ejemplo de lo último el gaucho entrado en años, cuyas ironías y orgullos representan una delicada forma de servilismo, puesto que satisfacen la opinión corriente sobre él... El criollo, pienso, deberá ser investigado en esas regiones donde una concurrencia forastera no lo ha estilizado y falseado -verbigracia, en los departamentos del norte de la República Oriental". 

"Vuelvo, pues, a nuestro cotidiano argentino. No inquiero su completa definición, sino la de sus rasgos más fáciles. El primero es la penuria imaginativa. Para el argentino ejemplar, todo lo infrecuente es monstruoso -y como tal, ridículo. El disidente que se deja la barba en tiempo de los rasurados o que en los barrios del chambergo prefiere culminar en galera, es un milagro y una inverosimilitud y un escándalo para quienes lo ven."

"En el sainete nacional, los tipos del Gallego y del Gringo son un mero reverso paródico de los criollos. No son malvados -lo cual importaría una dignidad-; son irrisorios, momentáneos y nadie. Se agitan vanamente: la seriedad fundamental de morir les está negada. Esa fantasmidad corresponde a las seguridades erróneas de nuestro pueblo, con tosca precisión. Eso, para el pueblo, es el extranjero: un sujeto imperdonable, equivocado y bastante irreal. La inepcia de nuestros actores, ayuda."

"Ahora, desde que los once compadritos buenos de Buenos Aires fueron maltratados por los once compadritos malos de Montevideo, el extranjero an sich es el uruguayo. Si se miente y exige una diferencia con extranjeros irreconocibles, nominales ¿qué no será con los auténticos? Imposible admitirlos como una parte responsable del mundo. El fracaso del intenso film Hallelujah ante los espectadores de este país -mejor, el fracaso de los espectadores extensos de este país ante el film Hallelujah- se debió a una invencible coalición de esa incapacidad, exasperada por tratarse de negros, con otra no menos deplorable y sintomática: la de tolerar sin burla un fervor. Esa mortal y cómoda negligencia de lo inargentino del mundo, comporta una fastuosa valoración del lugar ocupado entre las naciones por nuestra patria."

"Hará unos meses, a raíz del lógico resultado de unas elecciones provinciales de gobernador, se habló del oro ruso; como si la política interna de una subdivisión de esta descolorida república, fuera perceptible desde Moscú, y los apasionara. Una buena voluntad megalomaniaca permite esas leyendas. La completa nuestra incuriosidad, efusivamente delatada por todas las revistas gráficas de Buenos Aires, tan desconocedoras de los cinco continentes y de los siete mares como solícitas de los veraneantes costosos a Mar del Plata, que integran su rastrero fervor, su veneración, su vigilia. No solamente la visión general es paupérrima aquí, sino la domiciliaria, doméstica."

"El Buenos Aires esquemático del porteño, es harto conocido: el Centro, el Barrio Norte (con aséptica omisión de sus conventillos), la Boca del Riachuelo y Belgrano. Lo demás es una inconveniente Cimeria, un vano paradero conjetural de los revueltos ómnibus La Suburbana y de los resignados Lacroze."

"El otro rasgo que procuraré demostrar, es la fruición incontenible de los fracasos. En los cinematógrafos de esta ciudad, toda frustración de una expectativa es aclamada por las venturosas plateas como si fuera cómica. Igual sucede cuando hay lucha: jamás interesa la felicidad del ganador, sino la buena humillación del vencido. Cuando, en uno de los films heroicos de Sternberg, hacia un final ruinoso de fiesta, el alto pistolero Bull Weed se adelanta sobre las serpentinas muertas del alba para matar a su crapuloso rival, y éste lo ve avanzar contra él, irresistible y torpe, y huye de la muerte visible -una brusca apoteosis de carcajadas festeja ese temor y nos recuerda el hemisferio en que estamos. En los cinematógrafos pobres, basta la menor señal de agresión para que se entusiasme el público. “

“Ese disponible rencor tuvo su articulación felicísima en el imperativo ¡sufra!, que ya se ha retirado de las bocas, no de las voluntades. Es significativa también la interjección ¡tomá!, usada por la mujer argentina para coronar cualquier enumeración de esplendores -verbigracia, las etapas opulentas de un veraneo-; como si valieran las dichas por la envidiosa irritación que producen. (Anotemos -de paso- que el más sincero elogio español es el participio envidiado.). Otra suficiente ilustración de la facilidad porteña del odio la ofrecen los cuantiosos anónimos, entre los que debemos incluir el nuevo anónimo auditivo, sin rastros: la afrentosa llamada telefónica, la emisión invulnerable de injurias. Ese impersonal y modesto género literario, ignoro si es de invención argentina, pero sí de aplicación perpetua y feliz."

"Hay virtuosos en esta capital que sazonan lo procaz de sus vocativos con la estudiosa intempestividad de la hora. Tampoco nuestros conciudadanos olvidan que la suma velocidad puede ser una forma de la reserva y que las injurias vociferadas a los de a pie desde un instantáneo automóvil quedan generalmente impunes. Es verdad que tampoco el destinatario suele ser identificado y que el breve espectáculo de su ira se achica hasta perderse, pero siempre es un alivio afrentar."

“Añadiré otro ejemplo curioso: el de la sodomía. En todos los países de la tierra, una indivisible reprobación recae sobre los dos ejecutores del inimaginable contacto. Abominación hicieron los dos; su sangre sobre ellos, dice el Levítico. No así entre el malevaje de Buenos Aires, que reclama una especie de veneración para el agente activo -porque lo embromó al compañero. Entrego esa dialéctica fecal a los apologistas de la viveza, del alacraneo y de la cachada, que tanto infierno encubren.“

"Penuria imaginativa y rencor definen nuestra parte de muerte. Abona lo primero un muy generalizable artículo de Unamuno sobre La imaginación en Cochabamba; lo segundo, el incomparable espectáculo de un gobierno conservador, que está forzando a toda la república a ingresar en el socialismo, sólo por fastidiar y entristecer a un partido medio."

"Hace muchas generaciones que soy argentino; formulo sin alegría estas quejas."

sábado, 22 de octubre de 2011

PORQUÉ NO SE LEE A OCTAVIO PAZ EN LATINOAMÉRICA....

LA HEREJÍA DE OCTAVIO PAZ

Fotografía: Antonio Gálvez

“El incomprensible divorcio entre Octavio Paz y la izquierda mexicana, pese a su renuncia a la Embajada en la India como protesta por la matanza de Tlatelolco, gravitó en todo el debate intelectual de México durante los años setenta y ochenta. Encerrada en su ideología redentorista, la izquierda no quiso ni supo ver en Paz -a pesar de su obra- a su mejor y más claro interlocutor: el lúcido poeta que les proponía la unión entre la libertad y la solidaridad y el camino que tanta falta le hacía, y hace, a nuestro atribulado país.“


Éstas son las palabras con las que Enrique Krause presenta, en ”Letras Libres”,  la tormentosa y conflictiva relación de Octavio Paz con la izquierda mexicana en el capítulo titulado ”El poeta y la Revolución” de su reciente publicación ”Redentores” (Ed. Debate 2011).

El Link siguiente
http://www.letraslibres.com/revista/dossier/la-herejia-de-octavio-paz?page=full
reenvía al lector a un largo artículo, que lleva el título de esta entrada, donde Krauze ofrece un cuidadoso y pormenorizado  “racconto“ de las dificultades de Paz con sus compatriotas intelectuales ”de izquierda” basado en parte del capitulo y publicación mencionados más arriba.

El artículo es del más alto interés pero padece de una cierta falta de perspectiva y, si se quiere, de esa inevitable dosis de autorreferencia compulsiva que padecen los intelectuales de los grandes países. El ”divorcio” de Paz, no fue con ”la izquierda mexicana” como Krauze pretende. El divorcio de Paz fue y es con TODA la izquierda intelectual latinoamericana. Es más, hasta hoy, Octavio Paz no es conocido ni reconocido en otro país latinoamericano que no sea México. Mientras que grandes escritores y poetas “de izquierda“ como García Marquez, Neruda o el primer Vargas Llosa fueron y son ampliamente leídos y venerados, Octavio Paz no pasa de ser una necesaria referencia ”culta” pero en realidad su obra es desconocida para la enorme mayoría de los intelectuales centro y sudamericanos. Paz es abundantemente leído en Europa, y particularmente en los EE.UU, pero en el resto de América su obra  es cuidadosamente evitada (algo relativamente parecido sucede con la de Jorge Luis Borges, por cierto). Es una obra portadora de una concepción del mundo que no consigue vincularse con la tradición de autoctonías “folkloristas“, “nacionalistas“ ”americanistas” y ”antiimperialistas” que las izquierdas latinoamericanas veneran en escritores mas o menos prescindibles como Benedetti, Galeano, Arlt, Arguedas, Bolaño, Donoso, etc. Porque Paz es un poeta y ensayista intuitiva y visceralmente universal al que las miserias de México le dolían tanto como las de la URSS, el Brasil, SudAfrica o los EE.UU. Pero la poesía de Paz no tiene otro compromiso que consigo misma y, textos como el de Sor Juana Inés de la Cruz o “El laberinto de la Soledad“, son desafíos de autoanálisis cultural e histórico que se conciben siempre ”fuera” y ”antes” de toda preocupación política. Y cuando ésta aparece, como en ”El Ogro Filantrópico”, o en el menos rotundo ”Tiempo Nublado”, ella se despliega en su propio terreno y con sus propias reglas de manera de no contaminar el esfuerzo creador del autor en otras vertientes.

viernes, 21 de octubre de 2011

LA MISE A MORT DE GADAFI: ¿Barbarie ou humanité?


Sobrevuelan dudas y distintas versiones respecto a cómo y quién mató al ex lider libio Muammar Gadafi. Foto: AP

Les images qui montrent la mort de Muammar al Gadafi à la sortie de Sirte, et les récits qui la décrivent, n´arretent pas de faire le tour de la planète depuis jeudi 21. Une des réactions les plus en vue dans les commentaires que les différents journaux du monde présentent au pied des articles ou vidéos qui montrent les derniers moments du Colonel, est porteuse d´une accusation de ”barbarie” contre les éxécuteurs du dictateur.

S´il est vrai que la détention de Muammar al Gadafi et son jugement par un Tribunal International, organisé en bonne et due forme, aurait été la solution la plus souhaitable, il n´est pas moins vrai qu´il est un peu facile de s´installer dans la pose de la pitié et juger rapidement les combattants lybiens (et meme l´OTAN) comme des “barbares“ et des “sauvages“.

Consciente des profondes racines psychologiques et culturelles de cette (“Humaine, trop humaine“) réaction contre l´ émergence de l´“Autre“, ma fille, ethnologue de formation, m´a fait parvenir une page d´un excellent article de Claude Lévi-Strauss qui jette, à la fois, une intéressante et inquiétante lumière sur les reactions du public sur cette affaire. ”Race et Histoire” parait etre le titre général du texte de Lévi-Strauss, édité en 1952 par l´UNESCO.

Voir le link au texte en question:

http://www.ac-grenoble.fr/PhiloSophie/logphil/textes/textesm/levi-s4m.htm

YEMEN EN LA ENCRUCIJADA

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Nuestro editorial del 9 de junio de este año llevaba el título “La Guerra Civil cerca de Yemen” porque habíamos constatado que, de febrero a esa fecha, un cambio cualitativo se estaba procesando en las modalidades y en la intensidad de los conflictos internos en ese país.

Coyunturalmente, el mencionado editorial se había redactado inmediatamente después que el atentado contra el presidente lo obligase a retirarse hacia Arabia Saudita para ser atendido en instalaciones hospitalarias y personal médico adecuados. Pero lo esencial que el mencionado título pretendía reflejar era que, independientemente del atentado contra el presidente, habíamos detectado que, esa todavía relativamente novedosa e incomprensible “juventud árabe” que ha sacudido la actualidad internacional y que venía manifestando desde inicios de febrero, se veía ahora acompañada, en Yemen, de nuevos actores en la lucha política. 

Decíamos entonces textualmente: “Pero en los últimos 10 días, las manifestaciones populares pasaron a segundo plano. La “oposición” política tradicional hizo acto de presencia y los combates callejeros se tornaron progresivamente más violentos a medida que emergían conflictos más profundos y contendientes mucho más profesionales. Haciéndose eco oportuno de las reivindicaciones de los manifestantes, ya hacia finales de febrero, las confederaciones tribales de los “Hashed”, la de los “Bakil“ (la más poderosa del país) así como las tribus zaiditas, chiitas que pertenecen al antiguo Yemen del Sur, se habían pronunciado a favor de los manifestantes. Ahora han sido sus hombres armados, sobre todo las milicias que responden a Sadiq al Ahmar,  dirigente de la confederación Hashed, quienes salieron a enfrentar a las fuerzas gubernamentales. Es necesario recordar, además, que, en la región sur, opera Al Qaeda, como un actor de importancia relativa en el escenario político del país.”
 
Eso fue hace algo más de 4 meses. En el interim, el presidente Saleh logró retornar de su curación y convalecencia en Arabia Saudita el 23 de septiembre pasado (lo cual aclara bastante sobre cuál es la posición real de este último país en el conflicto ya que, de ser efectivamente proclive a un reemplazo del presidente de Yemen, éste no hubiese podido retornar), y el proceso anunciado oportunamente, de agravamiento y crispación del conflicto interno, siguió su curso.

Hoy podemos decir que la guerra civil se ha instalado en Yemen. En la noche del domingo 16 de octubre , y en el corazón mismo de la capital, la población asistió a los combates entre la primera división blindada al mando del General (ahora “pasado“ a la oposición) Ali Mohsen Al’ Ahmar y la Guardia Republicana dirigida, como es sabido, por Ahmed, el hijo de Abdalah Saleh. 

Simultáneamente, en el norte de la ciudad, se desarrollaba otra batalla en regla entre las fuerzas de las tribus leales al presidente Saleh y las huestes de poderosos grupos tribales que se han pasado a la oposición, capitaneadas por Sadek Al’ Ahmar . Como advertirá el lector, todo indica que el apellido de este Sadek, que combate al frente de sus hombres armados, y el del general que se encuentra al frente de la primera división blindada, sublevada contra el gobierno, es el mismo. Sería sorprendente que fuese una casualidad. En la mencionada nota editorial decíamos: “En otros términos, las movilizaciones yemenitas, que la prensa internacional comenzó tratando como un fenómeno relacionado a los procesos tunecino y egipcio, terminaron revelando… que detrás de un estado aparentemente ”nacional” lo que había era, en realidad, una red de complejos arreglos políticos entre tribus, poderes locales y/o facciones religiosas, a veces replicados en “partidos políticos” que, en última instancia, sostenían en el poder a un autócrata denominado ”presidente”. Digamos que, en el caso de Yemen, para algunos analistas teníamos una especie de sistema feudal disfrazado de “estado moderno”. Evidentemente, este formato político ha entrado en crisis y la conmoción política a la que estamos asistiendo responde fundamentalmente a ello.”

O sea, como preveíamos, la guerra civil ya se instaló en Yemen. Los jóvenes de “la primavera árabe”, que se quería pacífica, seguramente han madurado rápidamente y, muchos de aquellos que no han caído, están empuñando armas. Ahora lo hacen conjuntamente con huestes armadas pertenecientes a las distintas tribus y, además, con sectores de las Fuerzas Armadas que ha defeccionado del mando central del gobierno.  Ya hace un buen rato que no estamos ante una “protesta” popular generalizada: es, efectivamente, la guerra civil con todo lo que eso implica. Yemen siguió el camino de Libia y no el de Túnez.

La Comunidad Internacional se encuentra ante un aprieto de difícil solución. Aunque la situación en Yemen es clarísima y el deterioro de la situación de la población evidente, nadie parece reaccionar. Pero no debemos olvidar que por más que los países europeos (EE.UU. mantiene un perfil tristemente bajo), presionen al presidente Saleh y a su régimen, en el trasfondo está el vergonzoso y escandaloso voto en el Consejo de Seguridad en el asunto del conflicto que aqueja a Siria. 

Rusia y la China ya mostraron de que son capaces de sostener a Bachar el Assad que es un ostensible asesino por lo que, cabe esperar que Saleh obtendrá el mismo apoyo, por lo menos de la China, ya que hay algún diplomático europeo que conserva la (¿ingenua?) esperanza de que Rusia no repita la inmoralidad de su voto sobre Siria. Y esta situación no tiene visos de variar al menos en el corto plazo, en especial si tenemos en cuenta que Saleh mantiene lazos privilegiados con Arabia Saudita que, de alguna manera, es quien protege a Yemen de la frontal amenaza chiita que significa Irán.

Pero, en algún sentido, la Comunidad Internacional, ya tuvo un simbólico, pero importante gesto para con los opositores yemenitas. Hace más de una semana la Academia Sueca le otorgó el Premio Nóbel de la Paz a uno de los símbolos más notorios de la oposición al régimen de Saleh: nos referimos a la “periodista” Tawakkul Karman. 

Tawakkul Karman tiene apenas 32 años, vive con su esposo en “una carpa más bien opulenta” y profusamente conectada con “la Red”, ubicada en la plaza de la Universidad que ya toda la población de Sanaa llama “la Plaza del Cambio”. El viernes pasado, al mismo tiempo que la presidente de Liberia, Ellen Johnson-Sirleaf y la también liberiana Leymah Gbonee, Tawakkul Karman, recibió el Premio Nobel de la Paz del año en curso, rodeada de miles de manifestantes. La señal de su designación como Nobel de la Paz es fuerte; cuán importante puede ser su efecto político directo es harina de otro costal.

Su figura y discursos son más bien contradictorios o, al menos, así aparecen ante nuestros ojos. Es esencialmente una militante feminista de larga data y, al mismo tiempo, es integrante del partido islamista Al-Islah y una fuerte opositora del régimen del presidente Saleh desde épocas muy anteriores a la eclosión de los movimientos contestatarios que inician en febrero de este año. Forma parte del Consejo Nacional de la Revolución desde el mes de agosto y su prédica, aunque de orientación ”pacifista“, no ha sido siempre particularmente ponderada. Más de una vez, incluso opositores acérrimos del régimen, se han opuesto a su retórica particularmente extremista en el tema de la mujer e, incluso, peligrosamente radical en sus propuestas de movilización contra un gobierno que, como se sabe, no duda en disparar directamente contra la población desarmada. Nada se sabe realmente, en cambio, sobre cuales son sus verdaderas posturas en materia religiosa y la concepción de su partido sobre cual ha de ser la relación entre el régimen político y la autoridad religiosa. En un país en el que la presencia, directa o indirecta, de Al Qaeda es permanente, la inquietud que esta indefinición genera no es menor.

En cualquier caso, mientras que el presidente Saleh sigue repitiendo que no tiene inconveniente alguno en abandonar el poder y, al mismo tiempo, lo sigue ejerciendo en forma particularmente brutal y sin contemplación alguna, el tiempo pasa, las víctimas de la represión se acumulan y nadie parece entrever salida alguna a una encrucijada que día a día se torna más intrincada.

lunes, 17 de octubre de 2011

FERNANDO HENRIQUE CARDOZO OPINA SOBRE LA CRISIS GLOBAL



Aunque el título elegido para el artículo del ex-Presidente del Brasil no sea demasiado feliz (los brasileños ya deberían haber aprendido que no es inteligente ”dar consejos” en el mundo internacional), es necesario recomendar este artículo a nuestros lectores.  Y ello al menos por dos razones.
La primera razón es porque deja muy en claro que los éxitos 
económicos del Brasil actual tienen sus raíces en la gestión del entonces Ministro de Economía, y luego Presidente, que logró poner orden en una enorme economía caótica.
La segunda razón es que el artículo expone cristalinamente como la desregulación y la inmoralidad financieras que se instalaron en los mercados de los EE.UU. y Europa, deben ser tratadas con tino y no con las mismas recetas “artesanales“ y estereotipadas que, esos mismos mercados y autoridades financieras, nos quisieron aplicar a nosotros.

Vea el Link
http://internacional.elpais.com/internacional/2011/10/16/actualidad/1318792477_784501.html