lunes, 30 de mayo de 2011

”INSIDE JOB”, UNA ”MALA” PELICULA QUE UD. DEBE VER

”INSIDE JOB”, UNA ”MALA” PELICULA QUE UD. DEBE VER


Producción: USA, 2010, 108 mns,
Dirección: Charles Ferguson, Cast: Matt Damon
Willian Ackman.



”INSIDE JOB” ha sido traducida al español como ”TRABAJO CONFIDENCIAL” por lo que el lector y eventual expectador quedará seguramente despistado sobre el contenido y las características de este documental. Si su titulación inglesa original ya no funciona como resumido adelanto de la temática del film, la traducción castellana es todavía más infeliz. Hay dos explicaciones posibles a este “malentendido titular“. O fue la ingenuidad intelectual de un especialista en marketing que buscó un título ”taquillero” que permita sugerir que el film trata de algo relativo a ”espionaje, crimen y/o acción“ o, más sutilmente, la formulación del título fue expresamente buscada para anunciar que lo que vamos a ver es, simple y sencillamente, una historia realmente criminal aunque no lo parezca a primera vista.

Pero, sea como fuese, lo que realmente encuentra el espectador es un simple documental sobre la crisis hipotecaria, financiera y económica que se desatare en los EE.UU., para contagiarse hacia la economía global y transformare, a partir de 2008, en la recesión económica mundial más profunda desde la crisis de 1929.

Cinematográficamente el documental de Charles Ferguson (este es su segundo documental luego de ”No End in Sight“ dedicado a la intervención norteamericana en Irak) padece de serias limitaciones que hacen de la película una suerte de versión mejorada (porque técnicamente mejor informada y conceptualmente más seria) de las insoportables producciones de Michael Moore y sus elementales ”denuncias” del capitalismo y demás lugares comunes que habitan el imaginario “progresista” contemporáneo.

Desde ya conviene advertir al espectador que deberá digerir altas dosis de ”moralina protestante” condensada en imágenes dedicadas a mostrar la corrupción de la alta finanza: vagos testimonios de una prostituta de generoso escote, alusiones al erotismo (¿transgresor?) con tomas de tacos femeninos desmesuradamente altos, ”líneas” de cocaína aspiradas mediante billetes verdes enrollados, autos de lujo, yachts con helipuerto y demás banalidades que subvaloran la inteligencia de cualquier espectador promedio. A estas ”demostraciones” de la inmoralidad de los habitantes de Wall Street, se contraponen una docena de imágenes de trabajadores desempleados, ”homeless“, una trabajadora china que se expresa en un inglés sorprendentemente fluído, imágenes de talleres y fábricas desiertas y recurrentes tomas de casas hipotecadas abandonadas por sus dueños. El mensaje es populismo barato y nada de esto justifica la mitad del precio de la entrada.

No obstante, la puntillosa información recabada sobre el desarrollo de la crisis, su cuidadosa organización temporal y una eficaz demostración de la incapacidad gubernamental para generar políticas adecuadas ante la inminencia del desastre van adquiriendo paulatinamente cierta fuerza y capacidad de convicción hasta que el espectador es, efectivamente, capturado por la contundente cohenrencia de la denuncia expuesta en el documental. La tesis central que intenta consolidar la película es relativamente audaz: ante el estallido de la crisis en su primera versión, es decir la explosión de ”la burbuja hipotecaria“ la reacción del sistema financiero norteamericano fue, esencialmente, maximizar ganancias tanto a nivel empresarial como individual por parte de sus directivos. Solamente con la llegada de Obama, las autoridades regulatorias, que hasta ese momento están al borde de la complicidad abierta, intentan medidas efectivamente correctivas y ello independientemente de quien resultase el ganador. Pero, hasta ese momento, la hipótesis de Ferguson, es que todo el mundo financiero norteamericano juega ”a ganar con la crisis”, cueste lo que cueste y a quien le cueste.

La voracidad sin límites de los altos dirigentes de la finanza  específicamente norteamericana (y es asi porque se destaca fuertemente la postura lúcida y crítica de Dominique Strauss-Kahn, como Director Gerente del FMI, la de Christine Lagarde, la ministra de Economía de Francia, así como algunas referencias a las decisiones del Banco Central Europeo), la frivolidad escalofriante de los organismos de supervisión financiera de EE.UU. (desde la Reserva Federal hasta la SEC, pasando por la evidente complicidad de las llamadas ”agencias de evaluación de riesgo” (Standard and Poor´s, Moody´s, Fitch que engañaron conscientemente al mercado y a los inversionistas) van quedando cada vez más expuestas y las primeras reservas causadas en el espectador por las iniciales flaquezas señaladas del film comienzan a verse superadas por la enormidad del encadenamiento de decisiones que se tomaron con el solo objetivo del enriquecimiento ilícito de una casta de personajes del mundo financiero norteamericano.

Aunque los principales actores (y presumibles responsables y beneficiarios del desastre, Alan Greenspan, Larry Summers, Henry Paulson, y la lista es larga incluyendo CEO´s de bancos ”intachables”, funcionarios gubernamentales de autoridades monetarias de varios países, etc, ) se niegan a testimoniar en el documental, hay un pequeño número de despistados que aceptan ser entrevistados. En esos casos sus respuestas terminan siempre en declaraciones patéticas y/o francamente inmorales cuando no deciden, para evitar ese lamentable final, terminar unilateralmente el reportaje aceptado. Son particularmente eficaces para terminar de convencer al espectador los interrogatorios (hearings) que llevase a adelante el Senado donde los principales responsables de CitiGroup, Lehmans Brothers, AIG, Goldman Sachs, etc., oscilan permanentemente entre el papelón, la mentira o el más absoluto cinismo. En todo caso, Ferguson logra introducir en su film un ”ritmo” que está más cerca del de un thriller que del documental. Y ello es cinematográficamente muy eficaz.

Un tema relativamente original que introduce Ferguson en su denuncia es la clara implicación del mundo académico y algunas universidades (Ivy League incluida) que aparecen también íntimamente comprometidas, tanto con la toma de decisiones que desataron y profundizaron la crisis, como con el usufructo personal de ingentes contratos de consultorías destinadas a justificar decisiones financieras escandalosas, pagos por las grandes firmas financieras causantes y usufructuantes de la catástrofe.       

El film deja perfectamente claro que las autoridades políticas del ejecutivo de los EE.UU., desde Reagan hasta Obama, fueron y son, o bien cómplices, o bien rehenes de esta élite financiera que llevó a ese país, y a buena parte del mundo, a la catástrofe. El papel de la justicia norteamericana, tan diligente e implacable para sancionar inmigrantes indocumentados, robos cotidianos violentos, conductores ebrios o supuestos abusadores sexuales está tan radicalmente ausente en la sanción a los responsables-beneficiarios de esta crisis de dimensiones mundiales, como lo está, hasta la fecha, en la resolución del escándalo de la violación de los derechos humanos en Guantánamo.

Lo que el trabajo de Ferguson no se anima a señalar es que, más allá de la obviedad de que la crisis está siendo superada en base a la expropiación de la riqueza de toda la población norteamericana y de buena parte del mundo, hay un costo mucho más grande del cual la película no dice una sola palabra.

La fiesta que se hicieron los inmorales del mundo financiero norteamericano (no es posible calificarlos de delincuentes porque, como vimos, la justicia está muda al respecto) parecería que terminará costándole a los EE.UU. una buena parte de su capacidad de liderazgo político, financiero y económico a escala global. El desfondamiento de la economía norteamericana, arrastrando a Europa y, sólo en parte, a Japón (puesto que alguno de sus problemas ya venían de antes) a la depresión, ha generado las condiciones para la efectiva emergencia de más de una buena docena de economías que están recibiendo masivamente el flujo de capitales que ahora se niegan a dirigirse hacia sus antiguos ”destinos naturales” que se han tornado, a la vez y paradójicamente poco rentables y riesgosos.

Conviene al menos esbozar la tesis que, por ejemplo, el auge de la China (en condiciones políticas inadmisibles y con costos sociales inhumanos al menos para un alto porcentaje de la población que produce en estrictas condiciones de esclavitud), el de la India o el del Brasil (donde la situación politica es más decente, pero la circunstancia social es apenas algo menos grave que en el ejemplo anterior) son quizás más un efecto del ”desmoronamiento” de los países desarrollados y de su presencia en los mercados globales causado por la depresión desatada por el sector financiero norteamericano, que el resultado de méritos realmente atribuíbles a gestiones políticas y económicas particularmente atinadas.

Todos sabemos que la historia nunca se construyó con puras buenas intenciones y que, sea por la razón que sea, hay ahora en carrera una docena de economías realmente ”emergentes”. Es muy posible que recién al final de esta década, cuando tengan que defender con uñas y dientes sus chances en la política y la economía mundiales, e incluso el papel global de su propia moneda, los EE.UU. puedan calibrar efectivamente lo que les costó la farra de su irresponsabilidad financiera durante la primera década de los años 2000.






domingo, 29 de mayo de 2011

CONMOCIÓN ELECTORAL EN ESPAÑA

CONMOCIÓN ELECTORAL EN ESPAÑA

Con la totalidad de los votos escrutados, las elecciones municipales y autonómicas del domingo 22 de mayo en España se han transformado en una verdadera catástrofe electoral para el PSOE. Por primera vez en décadas la diferencia de votos que separa a los dos grandes partidos tradicionales españoles es del orden de casi 10% y ello sin que haya habido un cambio significativo en el peso electoral de Izquierda Unida, que crece alrededor de un 1% en referencia a las elecciones similares del año 2007.
Es posible discernir un cierto crecimiento de la abstención y del voto en blanco pero siempre en porcentajes marginales. O sea que la interpretación primera de los resultados electorales no deja lugar a dudas: los españoles han votado esencialmente ”contra” el PSOE.
Seguramente que, por tratarse de elecciones municipales y regionales, hay razones locales que concurren a explicar tales resultados. Sin embargo, precisamente por la magnitud y dispersión generalizada de la ventaja conseguida por el PP, no es descabellado optar por una interpretación ”nacional” del voto de la ciudadanía española.
En su primera reacción pública, el domingo por la noche, José Luis Rodríguez Zapatero reconoció la derrota, felicitó al partido adversario, explicó los malos resultados electorales del PSOE por la situación económica del país y se apresuró a señalar que no habrá cambio alguno en el calendario político de su gobierno: ni elecciones anticipadas ni modificación alguna en las primarias para la selección de los candidatos a las próximas elecciones legislativas.
O sea: no sin cierta ingenuidad intentó curarse en salud antes que la oposición comenzase a pedir el adelanto de las elecciones para las Cortes Generales, fijadas para el 2012. Pero el tema ya estaba sobre la mesa y, a pesar de que Rajoy no se refirió inmediatamente a esa posibilidad el domingo, varias personalidades importantes del PP, sí lo hicieron.
Como era previsible, el tema se planteó en la mañana del lunes y el miércoles la crisis política ya estaba abierta. Mientras que el PP está pidiendo que el gobierno se someta a un voto de confianza, el gobierno, cuenta sus votos en las Cortes y desafía a la oposición a que presente directamente una moción de censura. Mientras tanto, otros partidos, como el Partido Nacionalista Vasco, se encamina más bien a exigir un adelanto de las elecciones.
En resumen, la mecánica de la crisis política en régimen parlamentario ya está en marcha y resulta difícil predecir en tiempo y forma el desenlace esta tendrá. Lo cierto es que el PSOE ha quedado a la defensiva y lo único que se discute son aspectos meramente tácticos de cómo y cuando España irá hacia la elección de un nuevo gobierno. Pero mientras se desenvuelven estas laboriosas maniobras tácticas, corresponde interrogarnos sobre cuales son las tendencias de fondo que han llevado a la apertura de la crisis.
La votación del pasado domingo sanciona seguramente los problemas económicos y las estrecheces financieras que el gobierno impuso a la población. Sin embargo, es bastante claro que este voto es algo más que un voto contra la política económica del PSOE: todo el mundo sabía que el gobierno iba a la derrota. Lo único que sorprendió fue su dimensión.
Y en ese sentido la catástrofe electoral del PSOE tiene que ser vinculada al desmoronamiento ideológico y político del discurso social-demócrata que se constata, a ojos vistas, a lo largo y a lo ancho de Europa. Por razones que hemos abordado en otras notas editoriales, los electorados europeos están virando con rapidez hacia la derecha, lo que penaliza la tradicional fuerza relativa de la mayoría de los partidos socialistas y social-demócratas europeos.
El problema es realmente grave porque sería superficial leer esta tendencia como si fuese una simple evolución ”natural” o ”benéfica” vinculada a la necesaria alternancia en el poder que toda democracia poliárquica requiere. Este enfoque no convence porque lo que sucede en el campo de los partidos de derecha moderados, o de centro derecha, no es mucho más auspicioso que lo que sucede en el espacio ideológico socialista. ¿Alguien puede sostener seriamente que el PP y Mariano Rajoy gobernarán de manera más convincente que Rodríguez Zapatero? 
Observado el panorama europeo, tampoco convencen los Sarkozy, los Berlusconi, las Merkel o los Cameron. En las derechas centristas de la escena política se advierte la misma orfandad de nuevas ideas capaces de lograr, a la vez, enfrentar la crisis y generar algún tipo de entusiasmo moderado en los electorados.
Ojalá que equivoquemos el diagnóstico, pero todo parece indicar que lo que está profundamente en crisis es el amplio espacio ”de centro”, tanto de izquierda como de derecha, que ha gobernado a Europa desde hace décadas. Hay un notorio desgaste de la ”política tradicional” y de sus distintos representantes.
Los nuevos desarrollos políticos e ideológicos están apareciendo, desde hace un buen tiempo, en los extremos del espectro político. Pero esta polarización que está en marcha no es ”simétrica”. Mientras que hay un cierto auge del discurso ”verde” y ecologista que se coloca a la izquierda de los socialistas (e incluso a la izquierda del añoso parque jurásico ”marxista” que no ha salido de la Guerra Fría), mucho más virulento aparece el crecimiento de la extrema derecha. Con intensidades y perfiles variables, el fenómeno se constata en Inglaterra, en Suecia, en Italia, en Francia, en Bélgica, para nombrar sólo algunos ejemplos.
Es, solo en parte, en el marco de este proceso que debe leerse el fenómeno de la movilización del 15-M en España. Aunque no tenga relación directa con la derrota del PSOE, ni manifieste proclividad alguna hacia el PP u otros partidos (numéricamente no tiene escala para impactar electoralmente), sí funciona como un síntoma, por ahora limitado, de que la capacidad de representación de los dos grandes partidos españoles está siendo puesta en cuestión. Tanto en ese país, como en el resto de Europa, el futuro político está depositado en la capacidad de sus ciudadanos y de sus partidos de reconstruir proyectos políticos moderados y plurales. De lo contrario, las democracias europeas serán cada vez más insatisfactorias para la ciudadanía y, por ese camino, nunca se llega a buen puerto.

viernes, 20 de mayo de 2011

ANTE LA ACUSACION A DOMINIQUE STRAUSS-KAHN


Une mystérieuse autodestruction

El artículo del psicoanalista Serge Hefez, contiene uno de los análisis más lúcidos hasta ahora publicados a propósito de este terrible acontecimiento que amenaza con destruir la vida de un buen número de personas. En primer lugar es importante porque es muy probable que destruya la vida del par de protagonistas que están ahora directamente enfrentados en el juicio y, seguramente, también la de un buen número de las personas que forman parte del entorno de cada uno de ellos. 

En segundo lugar porque el incidente del que se acusa a DSK ya tiene un impacto decisivo en la política francesa y, por lo tanto, en la Unión Europea y en buena parte a nivel global.


Recomendamos particularmente esta lectura ante la agobiante proliferación de las más peregrinas y atrabiliarias hipótesis que, desde el público y los ”media” combinan, en dosis a la vez sorprendentes y totalmente irracionales, ignorancia jurídica sobre el funcionamiento de un proceso, fantasías paranoicas sobre el funcionamiento del mundo de la política, populismo de la peor calaña, machismo elemental y feminismo ”Cosmopolitan”.

jueves, 19 de mayo de 2011

LA EMIGRACION Y LOS DERECHOS HUMANOS

LA EMIGRACIÓN Y LOS DERECHOS HUMANOS

En anteriores editoriales, algunos escritos a propósito de la crisis económica internacional y otros en ocasión de analizar distintas decisiones gubernamentales relativas a la política migratoria de los EE.UU. y/o de la UE, entendimos que era necesario dejar claro que, más allá de problemáticas coyunturales, había un problema de fondo que atravesaba toda la temática de la migración.
Una forma simplificada (y, si se quiere, hasta caricatural) de presentar el problema es señalar que, en el mundo globalizado contemporáneo, desde hacía varias décadas se había liberalizado ampliamente la circulación de los capitales, se había avanzado bastante en la liberación del comercio pero que resultaba enormemente complejo avanzar en el proceso de liberalización de la circulación de las personas y, particularmente, de los flujos migratorios de trabajadores.
Nada de novedoso o de original hay en lo anterior, ni tampoco resulta intelectualmente serio ignorar que, si esto es así, es porque hay una verdadera dificultad política que en muchos casos radica, no en la incomprensión de los dirigentes políticos, sino en la existencia de una opinión pública que se yergue de manera irracional contra el ingreso de población extranjera.
Desde luego que todos sabemos que el chauvinismo, el racismo, el nacionalismo a ultranza y las peores versiones de comunitarismo identitario yacen en los repliegues más oscuros de los imaginarios populares. Y ello es particularmente cierto cuando los países y sus poblaciones pasan por períodos de incertidumbre económica, con altas tasas de desempleo y, en términos generales, por coyunturas donde las perspectivas futuras de la sociedades son visualizadas por la opinión pública de muchos países como genéricamente “amenazadoras“. En estos contextos, por firmes que pretendan plantarse las dirigencias políticas, todo enfoque “universalizante” del problema, toda tentativa de abordaje racional de soluciones medianamente respetuosas de los derechos humanos de esos inmigrantes y toda política orientada a que la inmigración sea medianamente protegida están destinadas, o bien al fracaso, o bien a generar problemas de muy difícil solución.
El ejemplo perfecto de esto es la ley aprobada por el estado de Arizona hace unos meses, la ley que está en proceso de aprobación en el estado de Georgia y el inasible discurso que acaba de pronunciar el presidente Obama en El Paso mientras redactamos este texto y que no logra convencer a nadie de que esté dispuesto a tomar alguna medida significativa sobre el tema. Un largo rosario de promesas que, bajo los nombres que quieran, ”Reforma Migratoria” o ”Dream Act”, sólo pretende mantener un insostenible  e  inadmisible “statu quo” para los migrantes latinos en el cual ambos electorados, el republicano y el demócrata, están básicamente de acuerdo.
Pero este asunto tiene su correlato, en Europa, del otro lado del Atlántico, y con algunos agravantes. En la frontera sur de los EE.UU. el tráfico de migrantes, aunque ha disminuido mucho, sigue siendo de un volumen considerable. Pero en Europa, y a propósito de los acontecimientos de Túnez y Libia fundamentalmente, se ha montado un sainete que tiene que ser destacado.
Como ya se señalase en sendos artículos de ”LETRAS INTERNACIONALES” No. 118 y 119, y  desde diversas ópticas (véase el artículo sobre el Espacio de Schengen de la Prof. Delisante y el de Sebastián Bidegain sobre la derechización de los electorados europeos), se ha generado en Europa una ”crisis política” en torno a los inmigrantes llegados desde el Magreb desde fines del año pasado. Es pertinente dimensionar el tamaño de esta migración para poder evaluar cuánto de realidad demográfica y sociológica hay en ella y cuánto de política cortoplacista, demagogia populista y chauvinista está en su base.
Por razones simplemente didácticas limitémoslo a los dos casos de Túnez y Libia, recordando que, en lo que hace a Egipto, no hay evidencia contundente de migración masiva hacia Europa. El lector está seguramente informado de que, como en todo proceso de migración repentina y clandestina, las cifras son, por definición, aproximativas.
Desde Túnez, lo que tenemos registrado hasta ahora es una salida de aproximadamente 23.000 tunecinos, en el período conflictivo, antes de la caída del régimen de Ben Alí, hacia Italia (vía Lampedusa y/o Malta) y un número marginal vía pequeñas embarcaciones, ”pateras”, etc., salidas de las costas magrebíes. Un número todavía menor se registra partiendo de los enclaves españoles de Ceuta y Melilla hacia España. Es factible que un cierto número haya salido directamente hacia Francia dados los fuertes lazos que ese país tiene con Túnez y la importancia que la comunidad tunecina tiene en aquel país. En la actualidad el flujo de migración sigue, pero seguramente ha retornado a su escala más o menos habitual.
Los movimientos  originados en Libia son bastante más significativos lo que se explica porque este último conflicto se ha prolongado y complicado mucho más que el tunecino. Desde Libia han salido aproximadamente 750.000 migrantes (de los cuales un porcentaje muy alto no es libio). Hacia Italia se registran 12.000 personas emigradas y unas 3.000 hacia Malta. Pero la cifra realmente importante de emigración global desde Libia se explica porque 361.000 personas salieron para un Túnez ya más estabilizado, 270.000 salieron para Egipto, 62.000 para Níger, 24.000 para Chad, 18.500 para Argelia y 3.000 para Sudán, lo que es comprensible porque Libia era un país netamente importador de mano de obra africana que, ante la crisis político-militar en curso, optó probablemente por retornar en lo posible a sus países de origen. O sea que, siendo más que liberales en las cifras, los conflictos de Túnez y Libia han orientado hacia la UE, principalmente Italia, y eventualmente Francia y España, un número de migrantes de entre 45.000 y 60.000 personas. Esa es la dimensión demográfica y sociológica de la supuesta “ola de migrantes” que enfrenta la Unión Europea.
La Unión Europea tiene más de 470 millones de habitantes: sólo superada en población por la China y la India. Italia, Francia  y España tienen respectivamente: casi 60 millones la primera, 64.5 millones la segunda y mas de 45 millones la tercera.
De la sola comparación de las cifras, y más allá de que el lector está advertido que todas ellas, por no provenir de las mismas fuentes, son aproximadas y no permiten ”strictu sensu” comparaciones irrefutables, surge claramente que no hay ninguna ”ola migratoria” magrebí que signifique demográficamente el menor problema ni para la UE, ni para los tres países del ”frente mediterráneo” europeo.
O sea que el tema es esencialmente político. Es necesario entender tanto el increíble hecho de poner en cuestión el acuerdo de Schengen, (como acaba de decretar Dinamarca), como los tronituantes discursos del presidente Sarkozy que, ante la benevolencia italiana que acepta el ingreso al espacio de Schengen de los refugiados tunecinos y libios, reclama ”suspender” su funcionamiento y, en general, comprender las razones por las que gobiernos y medios de prensa, han impulsado el  establecimiento de un discurso que hace creer que el África entera está a punto de invadir Europa.
Y porque sería un error tratar el tema como si fuese exclusivamente europeo, fue que comenzamos mencionando, al pasar, las leyes que están aprobando algunos estados de los EE.UU. y las increíbles ambigüedades del presidente Obama en su electorero discurso de El Paso.
Si el presidente Obama y el partido demócrata norteamericano adhieren, y con toda razón, a un discurso universal, humanista y defensor de los derechos humanos para ayudar a combatir a los distintos sátrapas tunecinos, egipcios, libios o, eventualmente sirios, yemenitas, etc., entonces tienen que tomar las medidas adecuadas para enfrentar adecuadamente la cuestión de la inmigración latina. Las autoridades norteamericanas no pueden permitir que el crimen organizado cace mexicanos y salvadoreños como conejos en el desierto de Arizona ni que “la migra” irrumpa en hogares establecidos desde hace décadas para deportar un “ilegal” que ha construido una familia, se ha casado con una ciudadana norteamericana y lleva dos décadas pagando impuestos y colaborando a la prosperidad de ese país. Son dos posturas contradictorias. 

Si el presidente Sarkozy, el primer ministro Cameron y los otros mandatarios de la UE, se muestran tan afectos, y con toda razón, a los principios democráticos y liberales que animaron a las revoluciones inglesa de 1688 y francesa de 1789, y creen efectivamente en el respeto que merecen TODOS los seres humanos “por naturaleza”, que tomen medidas con ese flujo migratorio que tiene décadas y terminen con la puesta en escena de una supuesta “avalancha de emigrantes del Magreb“ que serán unos 50.000 magrebinos asustados por las insurrecciones en curso. Es la misma contradicción que señalábamos arriba.
Nadie dice que sea políticamente sencillo, pero tarde o temprano alguna coherencia debe restablecerse entre una activa promoción de la democracia y los derechos humanos en países que la necesitan desesperadamente y las políticas de inmigración que practican, en casa,  los países occidentales con los migrantes que allí llegan. Los derechos humanos a practicar y a defender son los mismos.
“Last but not least”, en América Latina, donde prolifera un ”progresismo populista” siempre pronto a aplaudir críticas a los países “poderosos”, conviene recordar que, salvo a fines del siglo XIX y principios del XX, en países como Argentina, Uruguay y algún otro, nunca hubo país alguno que tuviese la madurez política y la generosidad social de albergar un porcentaje de migrantes extranjeros tan amplio como el que ya hoy albergan los EE.UU., Canadá, Inglaterra, Francia o Alemania y muchos otros países europeos.
                            

viernes, 13 de mayo de 2011

Y OTRA VEZ SOBRE LA LIBERTAD DE PRENSA EN AMERICA LATINA…

Y OTRA VEZ SOBRE LA LIBERTAD DE PRENSA EN AMERICA LATINA…

Los últimos días han revelado, de manera alarmante, el grado al que ha llegado el deterioro de la libertad de prensa en América Latina. En un período muy corto de tiempo se han acumulado hechos y datos que no pueden dejar de ser denunciados porque, además de resultar en la mayoría de los casos ampliamente violatorios de las libertades más elementales, se engarzan, clara y nítidamente, en estrategias de mediano plazo para controlar y amordazar a los medios en diversas sociedades latinoamericanas.
1.- En primer lugar, y aunque no tengamos a la fecha los resultados definitivos del Consejo Nacional Electoral, en el Ecuador se llevó a cabo el sábado 7 un referéndum planteado por el presidente de la República que, como es conocido, contiene elementos directamente orientados a recortar y limitar seriamente en el futuro la libertad de información en ese país.
En un ”paquete” de 10 preguntas sobre los más diversos temas que fueron puestos a votación, los que aquí interesan más o menos directamente son la aprobación de la creación de un Órgano Regulador de los contenidos de la prensa, la prohibición a los propietarios de los medios de invertir en otros sectores de la economía y por lo menos 2 medidas más que, al atacar la autonomía del Poder Judicial, repercutirán, entre otras cosas, en la manera en que el poder político presionará a la prensa en el futuro.
Todas las pretensiones del presidente Correa están pendientes de un escrutinio que se revela sumamente complejo porque el SI y el NO están en una suerte de empate técnico y  los resultados conocidos hasta ahora están muy lejos de lo que pretendía el gobierno. Hasta este momento, con el 53% de los votos escrutados, en ninguna de las preguntas plebiscitadas el SI progubernamental llega al 50% de los votos emitidos. Sí es cierto que en algunos casos las respuestas aprobatorias superan por decimales a las denegatorias y, en otras preguntas, la situación es la inversa pero como en todos los casos hay un porcentaje de votos que no se pronuncia, la distribución de los sufragios muestra más una derrota oficialista que un acto electoral de consagración de Correa.
Concretamente, las propuestas de este último podrán finalmente superar por algún decimal al NO pero lo que ya es claro es que por la vía de los votos Correa no logra en ningún caso superar el 50%  y conseguir una mayoría genuina para sus propuestas
Pero más allá de que el resultado de las urnas revele un fracaso por lo menos parcial de Correa, la inquietud y la zozobra políticas se han instalado en este momento en el país. La oposición y una gran parte de la población saben perfectamente que el presidente Correa es más afecto a las puestas en escena histéricas, en un balcón, para manipular a la opinión pública que a los resultados electorales. Si recordamos sus balandronadas previas a la votación, una cosa es perfectamente presumible: Correa echará mano a cualquier expediente para lograr controlar, amordazar o directamente suprimir en el futuro toda prensa opositora y, al mismo tiempo, montar cuidadosa y reglamentariamente avalada, una prensa totalmente sometida a su voluntad. Estos días son claves para el Ecuador y lo que está en peligro son los restos de democracia y libertades que pudiesen quedar en aquel país.
2.- Casi al mismo tiempo, la Sociedad Interamericana de Prensa finalizaba una importante visita a la Argentina. Como era por todos esperado, las declaraciones preliminares que hizo inmediatamente después de sus actividades este organismo fueron particularmente críticas para con el gobierno K. Denunció que desde 2005 se viene desarrollando ”…una estrategia integral para lograr el control de medios y (la voluntad de ) golpear a la prensa independiente….”. “Nos preocupa el uso de medios públicos como instrumento de propaganda, cuando los medios públicos deberían ser para difundir información estatal”. La misión igualmente destacó además el: “…acoso permanente y amedrentamiento a periodistas independientes y críticos y ataques a medios y periodistas para restarles credibilidad…”.
La presidenta Kirchner le negó la entrevista a la delegación de la SIP, integrada por el guatemalteco Gonzalo Marroquín y otros directivos de la organización. Tampoco fue recibida la delegación ni por el Ministro del Interior, Florencio Randazzo, ni por el titular de la CGT, Hugo Moyano (cuya función es ordenar a los sindicatos que obstaculicen la distribución de periódicos y la acción de los medios ”castigados”), ni por los jefes de los bloques kirchneristas del Senado y de la Cámara de Diputados, Miguel Pichetto y Agustín Rossi, respectivamente. Quien los recibió fue el Secretario de Comunicación Pública, Juan Manuel Abal Medina, cuyas declaraciones posteriores a la reunión son prescindibles. Además la delegación se reunió con representantes de la sociedad argentina y con asociaciones de periodistas
Aunque no disponemos del informe final, que será publicado por la SIP en algunos días, no se necesita reflexionar demasiado para imaginar parte de su contenido. En cuanto uno desembarca en Buenos Aires y advierte la publicidad callejera, si uno lee ”Página 12” o con sólo tener el ”aguante” intelectual de soportar alguno de los canales argentinos de televisión, lo primero que advierte es el uso escandaloso de la auto-publicidad del gobierno, que hace impunemente uso de los recursos públicos para auto- promocionarse y, al mismo tiempo, financiar a los medios oficialistas.
Pero, como todos sabemos, la difícil realidad de la libertad de prensa en América Latina es todavía mucho más complicada que lo que presenta el panorama argentina. Desde Buenos Aires mismo, la SIP denunció los asesinatos de Julio Castillo Narváez, de Radio Ollantay, en Perú, y de Valério Nascimento, propietario y director del diario Panorama Geral, en Brasil, el día 3 mayo del año en curso.
3.- Escasos días antes de los casos arriba reportados, el 29 de abril, en el Foro  titulado “Los candidatos presidenciales y la libertad de expresión en el Perú” y organizado por el  Instituto Prensa y Sociedad y el Consejo de la Prensa Peruana, el Informe que concluye sobre la situación de la libertad de expresión en Venezuela, Bolivia y Colombia es mucho más alarmante que el caso argentino.
En lo que es referente a Venezuela se informó que en los últimos 2 años se han registrado 236 agresiones contra distintos periodistas y medios de prensa. El gobierno de Chávez ha llevado adelante una verdadera estrategia de hostigamiento contra la prensa mediante la apertura, a la vez sistemática y gratuita, de juicios contra periodistas que, aunque casi nunca llegan a condena alguna (porque no hay delito que perseguir), sí consiguen amedrentar e incluso dañar irremediablemente el patrimonio de los periodistas. En otros casos, los periodistas son encarcelados sin razón alguna, cuando el poder cuenta con jueces complacientes por cierto período. El régimen utiliza también el mecanismo de recurrir a personeros pro-gubernamentales que se coaligan para, o bien comprar directamente los medios ”rebeldes”, o bien, si los propietarios no aceptan vender, articulan campañas de prensa para destruir la reputación de medios, programas y/o periodistas que se resisten. Otro método es presentar demandas judiciales exigiendo compensaciones desmesuradas contra algunos medios, demandas que son adecuadamente acogidas por jueces ”bolivarianos”. El director del capítulo venezolano de IPYS advirtió, que su país no está ante ”…un modelo clásico de silenciamiento de la prensa…”  porque el régimen ha optado por apostar a la erosión del poder de los medios y a la autocensura de los periodistas. En Venezuela, al igual que en el vecino Ecuador, y en parte en Bolivia, el espacio en los medios ya está siendo ocupado, por las buenas o por las malas, por mensajes oficiales, personajes gubernamentales, cuando no directamente por la irrefrenable verborragia de los propios primeros mandatarios.
En Ecuador ya se han retirado más de 100 licencias de radiodifusión mientras que la presión para que los propietarios enajenen los medios de prensa a partidarios del régimen son cada vez más intensas. El “modus operandi” de Correa, muy parecido al de Chávez, es presentar demandas judiciales por decenas de millones de dólares como fue el caso con el Diario Universo que acaba de ser demandado por Correa por U$ 80 millones de dólares.
En lo que hace a Bolivia, en el mencionado Foro se denuncia que hay un fuerte aumento del control estatal sobre los medios y los periodistas que está repercutiendo en un ”…limitado acceso a la información pública” . Este proceso se ve reforzado por una reforma de la operativa de la Justicia que ahora ha comenzado a elegir ”…jueces para la Asamblea Legislativa a quienes (ni) la prensa, ni nadie, pueden hacerles preguntas, entrevistas o debates.”
En el Foro organizado en el Perú, solamente en el caso de Colombia, la ”Fundación para la Libertad de Prensa” de este país realizó un diagnóstico más matizado. Aunque señaló que persisten las amenazas ("Hay amenazas e intimidaciones a reporteros. Por ejemplo, en el 2010 registramos 82 amenazas"), la actitud del poder político para con la prensa comienza a mostrar matices diferentes. Aunque la permanencia de la violencia política repercute en formas de censura y autocensura, aunque los desbordes autoritarios del pasado siguen impunes y hay evidencia de que el gobierno intervino correos electrónicos y teléfonos de periodistas, se señala que el gobierno del presidente Santos ha mejorado su relación con la prensa y los medios en general.
Este sombrío panorama de la realidad de la libertad de prensa en un buen número de países de América Latina recibió, también casi simultáneamente, su confirmación por un ya muy respetado grupo independiente que se ocupa de hacer el seguimiento de la situación de la prensa y de los medios no sólo en América Latina sino también a nivel mundial.
4.- El 2 de mayo, “Freedom House”, presentó su informe anual: “Libertad de Prensa 2011: Un informe global sobre la independencia de los medios” donde, además de confirmar en buena medida el deterioro de la situación de los medios en gran parte de nuestro continente que venimos bosquejando, pone particularmente el acento en un muy agudo deterioro de la libertad de prensa  y de la seguridad de los periodistas en México y Honduras durante el año 2010.
El informe señala “El preocupante declive en los últimos años en México (de la situación de los medios, que es un ejemplo que)…demuestra la fragilidad de la libertad de prensa en democracias emergentes"."Este es el caso particularmente en aquellas zonas del país (México) en donde actores no estatales han asumido enorme control  y están impactando negativamente el trabajo de la prensa a través de ataques, censura y otras formas de intimidación. Los gobiernos electos deben reafirmar su compromiso con la libertad de prensa y tomar medidas concretas, en especial resolviendo el problema de la impunidad y asegurando que los medios puedan trabajar libremente."
En el caso de México el fuerte deterioro de la situación se vincula con la violencia originada por el narcotráfico y el crimen organizado. Este proceso es ampliamente conocido y no es necesario entrar en detalles sobre sus peculiaridades. Cabe sí mencionar que, como dato novedoso, “Freedom House” señala la pretensión del crimen organizado de “… buscar controlar y dirigir la agenda periodística”.  La expresión no es muy precisa pero lo que parece querer señalar es que estamos ante el intento de instalar en México algo que debería ser llamado una ”narco-prensa”. Mientras que en Argentina, en Ecuador, en Venezuela o en Bolivia, Cristina Kirchner, Correa, Chávez y Morales se están construyendo “su prensa” en detrimento de la prensa existente, en  México es el crimen organizado y los narcos los que parecen encontrarse en ese empeño. En lo que hace a Honduras el informe señala que el problema se sitúa en la preeminencia de un “…nivel de polarización política alto” que pone en cuestión la posibilidad de los periodistas para informar e incluso compromete seriamente su seguridad personal al punto que han muerto 6 periodistas en el último mes de marzo.
Después de  este agobiante recorrido por la situación de la libertad de prensa en la región es de interés para nuestros lectores que consulten directamente el informe de “Freedom House” (para ver informe, haga clic aquí) tanto a nivel regional como global. Quizás así algunos comiencen a tomar conciencia que las libertades son, efectivamente, un valor intocable y que, de perderse, el futuro de todos los latinoamericanos, aun el de aquellos que vivimos en países donde prácticamente no hay problemas con la libertad de prensa, terminará estando en peligro.

jueves, 5 de mayo de 2011

LAS MUERTES DE OSAMA




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LAS MUERTES DE OSAMA

En la nota editorial anterior anunciábamos que, más allá de los importantes acontecimientos que se estaban desarrollando en Libia, correspondía iniciar un análisis global, general y sereno del repentino movimiento que está sacudiendo a un número muy significativo de países del mundo árabe, aunque ello insumiera  un trabajo que nos ocuparía varias semanas.

En el correr de los últimos días, sin embargo, comenzamos a dudar de la posibilidad  y de la oportunidad de llevar adelante dicho análisis. Los acontecimientos se multiplicaron y la actualidad política siguió poblándose de más y más noticias que reclamaban, a su vez, también un tratamiento adecuado e inmediato. Mientras que la situación interna en Libia seguía deteriorándose (además, ya había escaramuzas entre el ejército de Gadafi y el de Túnez en la frontera), el régimen baasista de Siria optaba por recurrir a la represión indiscriminada mientras que, en Yemen, el jaqueado presidente Ali Abdallah Salehno dejaba de zigzaguear ante la mediación del Consejo de Cooperación del Golfo,  en un penoso intento por aferrarse al poder o, al menos, salir de él con alguna garantía de inmunidad. Eso no era todo. Simultáneamente, en Marruecos, un sangriento atentado, en la plaza Djemaa El-Fna de Marrakech, causaba más de una decena de muertos y era rápidamente utilizado por el rey Mohammed VI para intentar re-fortalecer su monarquía ”constitucional” ya popularmente cuestionada y cuyo apego a la ”constitucionalidad” ha sido generalmente retórico. Cuando, cerca de la medianoche del domingo 1 de mayo, la Casa Blanca anunció formalmente la muerte de Osama Bin Laden en un poblado pakistaní, no muy lejano de Islamabad, quedó claro que el análisis general de los movimientos que se están desarrollando en el mundo árabe debía quedar para más adelante porque la semana que se iniciaba iba a estar colmada por la transcendencia mediática de esta noticia. 

Esta vez, la muerte de Osama Bin Laden, es verdadera y tuvo lugar en el poblado de Abbottabad, en lo que parecía ser su residencia particular, cuando una operación de comandos norteamericanos irrumpieron en la fortificada casona y dieron muerte al terrorista más buscado del mundo y a 4 personas más.

La muerte de Osama Bin Laden había sido reiteradas veces anunciada por diversas fuentes (nunca oficiales y autorizadas) y hasta circuló en la web una fotografía de su supuesto cadáver hace algunos años. Paradójicamente, en este caso, aunque las autoridades norteamericanas no han hecho publicar foto alguna del occiso, y nadie tiene idea cabal del destino de su cuerpo, esta misma ausencia de ”pruebas” hace presumir que, efectivamente, la siniestra carrera terrorista de Bin Laden llegó a su fin.
Nadie en su sano juicio ha manifestado la menor objeción ante la operación desarrollada por las fuerzas especiales de los EE.UU.: Osama Bin Laden, por voluntad propia, era el soldado de una guerra terrorista que él desató y, en esa guerra, cayó finalmente en su ley. Era su destino final y, si es que estaba cuerdo, seguramente era consciente de ello. Nada cabe agregar a esta conclusión de una horrenda carrera terrorista que tenía que tener, casi sin duda alguna, el final que tuvo.

Pero lo que parece de interés analizar son, en especial, las consecuencias políticas de este previsible final y, en especial, las consecuencias políticas para los EE.UU., para el presidente Obama, y más en general, para el futuro de las relaciones entre el mundo islámico y Occidente.

Hay, en la decisión norteamericana de acabar con la vida de Osama Bin Laden, en esta forma y en este momento, una serie de elementos que no resultan políticamente favorables (más allá del alza coyuntural de la popularidad de Obama) para la política exterior norteamericana y para las relaciones futuras con los países musulmanes. Es más, el gobierno de Obama es consciente de ello como revela la mencionada preocupación norteamericana por despojar de toda imagen el proceso de eliminación de Bin Laden. Ello indica la existencia de una cuidadosa política de “administración semiótica“ de la información sobre los acontecimientos, a los efectos de intentar poner coto al previsible desencadenamiento del imaginario popular y sus efectos seguramente ”legitimadores del mártir, Osama Bin Laden”, mediante el nacimiento de algún tipo de ”iconografía” de alto poder movilizador.

Es que el ”escenario” en el que cae Bin Laden no es mediáticamente favorable a los EE.UU. Además de que la operación es violatoria del derecho internacional (lo que no es justificable pero sí es perfectamente entendible ante un terrorismo que ha violado todos los derechos en innumerables países), resulta importante recordar que Osama Bin Laden fue, esencialmente un verdadero terrorista, es decir un gran ”metteur en scène”, un enamorado del horror, pero del horror como espectáculo. Seguramente nunca calculó realmente las bajas que podía causar: le importaban, sobretodo, las imágenes de las atrocidades que cometía para mostrar su poder de infringir la muerte. Sus atentados resultaban, por ello mismo, particularmente inmorales puesto que estaban más atados a una estética macabra, gratuita y grandilocuente, que a la búsqueda de la verdadera destrucción militar de su supuesto enemigo. Fue un escalofriante, pero eficaz, combatiente de la guerra de imágenes pero, históricamente hablando, como asesino político, Osama Bin Laden, con los "escasos" 15.000 muertos que los medios le achacan, no fue sino un principiante de asesino ante Hitler, ante Stalin, ante Pol Pot o ante Mao en nombre de quien muchos esbirros todavía hoy ocupan lugares de destaque en el gobierno comunista de la actual República  Popular de China. 

Un primer problema de lo ocurrido  es el lugar. La ejecución del terrorista, en su casa, rodeado de sus mujeres, hijos y amigos, por un ”frío y profesional comando militar de élite“ tiende a transmutar a Bin Laden de asesino siniestro en un sencillo ”pater familias”. Ello constituye un escenario mediático de muy difícil administración ante la opinión pública mundial porque, lateralmente, Bin Laden siempre cultivó una imagen individual más de ”pastor religioso” que de ”guerrero del Islam”.  No solamente desde la mirada  del mundo árabe, incluso desde la perspectiva de ciertos sectores de Occidente ”el escenario” en el que se vio obligado a operar el comando norteamericano se presta a la victimización del terrorista y no es difícil comprender que el gobierno norteamericano, consciente de este problema, insista en retener toda prueba gráfica de la operación y, particularmente, del cadáver. La misma operación llevada a cabo de la misma manera, pero en una remota montaña de Afganistán, en un contexto bélico, hubiese cambiado radicalmente el perfil de la percepción pública de un evento que, se sabía, tendría resonancia global. Y la misma realidad de la muerte de Bin Laden hubiese funcionado de manera totalmente distinta en el registro del imaginario.

Un segundo problema es que también el momento en el que se desarrolla la operación tiene algo de contradictorio.  Nadie que no esté muy específicamente informado por fuentes de inteligencia podía saber cual era la real capacidad operacional de Bin Laden y del núcleo inicial de Al Qaeda al día de hoy. Pero todo indica que no se mostraban muy activos y, tácticamente hablando, Bin Laden seguramente ya no significaba peligro real alguno aunque fuese simbólicamente muy importante. Pero lo que es necesario dejar asentado es que es muy probable que, políticamente hablando, desde fines del año pasado, Bin Laden, Al Qaeda y, en buena medida, el fundamentalismo islámico estaban siendo históricamente ejecutados por los jóvenes tunecinos, egipcios, libios, sirios, yemenitas, marroquíes, y por grandes sectores de las poblaciones de esos países, que ya se habían cortado claramente del terrorismo y del discurso fundamentalista con sus demandas de democracia, libertad, apertura cultural y bienestar económico por las que estaban y están dando sus vidas.           

Aunque es probable que en algunos países musulmanes Al Qaeda y la imagen de su terrorista en jefe tuviesen todavía algún arraigo,  el grueso del mundo musulmán y la mayoría de los países significativos que lo integran parecían haber dado vuelta esa página. Uno de los costos de la exitosa operación llevada a cabo por los comandos norteamericanos ya pudo constatarse ayer. Luego de años sin que viésemos la imagen de una manifestación multitudinaria significativa a favor de Al Qaeda, en diversos lugares del mundo musulmán reaparecieron manifestaciones de protesta contra la intervención estadounidense y la muerte del terrorista.

Desde luego que el terrorismo fundamentalista buscará venganza contra una operación que él mismo buscó porque de eso se alimenta la razón totalitaria: sembrar la muerte y el terror para luego reclamar sus derechos cuando sus víctimas logran derrotarlos. Habrá un precio que pagar por esta inevitable y poco agradable operación pero los únicos capaces de romper este círculo perverso son los jóvenes árabes que utilizando Internet, SMSs, Facebook o Twitter están intentando derribar las herrumbradas dictaduras del mundo árabe.