Un nuevo banco multilateral para relanzar la inversión en infraestructuras en Asia | |
Jorge Dajani González ARI 45/2015 - 17/9/2015 |
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Tema
El establecimiento del Banco Asiático de Inversión en
Infraestructuras (BAII) se enfrenta a retos muy importantes en los
próximos meses. Su puesta en marcha también ofrece nuevas oportunidades
para relanzar las relaciones económicas y comerciales de Europa y Asia
así como para las empresas de infraestructuras más internacionalizadas.
Resumen
El anuncio por parte de China, a finales de 2013, de una iniciativa
para crear un nuevo banco multilateral para la inversión en
infraestructuras en los países menos desarrollados de Asia supuso una
sorpresa para muchos, pues alteraba el statu quo del sistema
institucional de bancos multilaterales vigente desde la Conferencia de
Bretton Woods. Sin embargo, tras un año de intensas negociaciones entre
los más de 50 países fundadores, las dudas iniciales sobre su
gobernanza, viabilidad y oportunidad se han ido despejando. Los
principales bancos multilaterales de desarrollo ya colaboran activamente
en el proceso de creación de este nuevo banco que se espera que
comience a operar en la primera mitad de 2016. Se estima que podría
contar con una cartera de proyectos superior a los 30.000 millones de
euros tras sus primeros cinco años de operaciones.
Análisis
El proyecto de creación del Banco Asiático de Inversión en Infraestructuras (BAII) se enmarca en la denominada Iniciativa One Belt-One Road,
cuyo objetivo es favorecer el desarrollo de los países e
interconexiones entre Asia y Europa. Esta iniciativa incluye a los
países que tradicionalmente formaban la Ruta de la Seda, desde China y
Asia Central y Occidental hasta Oriente Medio y Europa. El BAII, no
obstante, no se limita a estos países sino que incluye en su ámbito de
operaciones también al resto de países asiáticos y de Oceanía. Incluso
abre la puerta a la posibilidad de financiar proyectos fuera de sus
zonas de operaciones siempre que pueda ser de utilidad en el
cumplimiento de sus objetivos.
En definitiva, se trata de promover una mayor integración económica y
comercial entre unos países que generan más de la mitad del PIB mundial
y contienen tres cuartas partes de las reservas energéticas del
planeta.
Las necesidades de financiación de infraestructuras en Asia se cifran en más de 750.000 millones de dólares anuales1
y ello supone una inversión anual de más del 4% de su PIB. Para
contextualizar esta cifra baste recordar que el volumen de préstamos que
realiza anualmente el Banco Asiático de Desarrollo se estima en 14.000
millones de dólares. Existe, en definitiva, un amplio margen para
impulsar la financiación multilateral de infraestructuras en Asia e
incluso para incorporar a nuevos actores. De lo contrario, una parte muy
relevante de dichos proyectos de infraestructuras tendrían que recurrir
a financiación exclusivamente nacional o privada, con el mayor coste
que ello supone, o simplemente no se podrán acometer, con el consecuente
impacto negativo en el crecimiento, la productividad y el empleo.2
En este contexto es en el que surge la iniciativa de crear el BAII, a
propuesta del presidente de China, Xi Jin Ping, con el objeto de
financiar proyectos de infraestructura a gran escala. Desde sus inicios
se ha insistido en la necesidad de que el banco trabajase conjuntamente
con las demás instituciones financieras multilaterales ya existentes. Se
trata de una iniciativa incluyente y ello ha permitido desde el
principio contar con un amplio apoyo de la comunidad internacional,
tanto de instituciones multilaterales como de la mayor parte de países
europeos.
Los potenciales miembros fundadores son aquellos países que firmaron
el Memorando de Entendimiento o aquellos que, como España y los
principales países europeos, remitieron su solicitud de convertirse en
miembros fundadores antes del 31 de marzo de 2015.
Tras cinco rondas negociadoras, el 29 de junio de 2015 se firmó el
Convenio Constitutivo del BAII en Pekín, donde estará situada la sede
del banco, si bien podrá establecer agencias u oficinas en otros países.
Actualmente, 57 países (véase la Figura 1) tienen el carácter de
potenciales miembros fundadores, que se convertirán en miembros de pleno
derecho una vez el Banco quede formalmente constituido, previsiblemente
a finales de 2015. Entre las ausencias más importantes destacan las de
EEUU, Japón y Canadá.
El capital autorizado del Banco asciende a 100.000 millones de
dólares estadounidenses. Este capital se divide en acciones
desembolsadas, el 20%, y en acciones exigibles no desembolsadas, el
restante 80%. Los países cuentan con un plazo de cinco años para
realizar el pago del 20% del capital pagadero desembolsable.
El capital suscrito por los países regionales de Asia y Oceanía no
puede ser inferior al 75% del capital total suscrito. Por tanto, de los
100.000 millones de dólares del capital autorizado se ha distribuido un
75% entre países regionales y un 25% entre países no regionales, y luego
se han repartido las respectivas cantidades entre los países de cada
grupo utilizando una fórmula basada en indicadores asociados al PIB (60%
del PIB a precios de mercado; 40% del PIB en paridad de poder
adquisitivo).
El banco contará con una Junta de Gobernadores, que ostentará todos
los poderes del banco, y un Directorio, que gestionará las funciones que
haya delegado en él la Junta de Gobernadores. El Directorio estará
compuesto por 12 directores que, a su vez, podrán estar asistidos cada
uno por dos directores alternos. La composición del Directorio será la
siguiente:
El Directorio tendrá carácter de no residente, es decir, los
directores y directores alternos no residirán en Pekín ni recibirán sus
retribuciones salariales del banco, sino que se trasladarán a las
reuniones en las fechas convocadas. Este carácter de no residente,
similar al sistema utilizado por el Banco Europeo de Inversiones, y el
reducido número de directores introduce un esquema de funcionamiento
novedoso, consecuente con los principios del BAII: Lean, Green and Clean.
Se prevé que el número total de profesionales empleados en el Banco
no supere las 600 personas. Se exigirá el máximo grado de transparencia,
publicando por ejemplo todas las actas y resoluciones de la Junta de
Gobernadores. Igualmente se ha optado por las mejores prácticas en
materia de ética corporativa, mediante la elaboración de dos códigos de
conducta que fijarán claramente los estándares éticos y conflictos de
intereses aplicables tanto a los miembros del Directorio, como al equipo
directivo y personal del banco. El banco tendrá un presidente elegido
por la Junta de Gobernadores que tendrá la nacionalidad de un país
miembro regional; su mandato será de cinco años y podrá optar a la
reelección sólo una vez. En la sexta reunión negociadora que tuvo lugar
en Tbilisi el pasado 24 de agosto se eligió como presidente electo a Jin
Li Qun, con amplia experiencia directiva previa tanto en el Banco
Mundial como en el Banco Asiático de Desarrollo.
El número total de votos de cada miembro será la suma de sus votos ordinarios o básicos,3 sus votos por acción suscrita y, en el caso de los miembros fundadores, los 600 votos que les corresponden en calidad de tales.
La Figura 1 presenta un cálculo aproximado del voto que corresponderá
a cada país teniendo en cuenta las cantidades que los países han
indicado que aceptan suscribir, sin incluir los votos ordinarios o
básicos ni los votos asociados al carácter de miembro fundador. El
Convenio define tres posibles mayorías a los efectos de aprobar las
decisiones en la Junta de Gobernadores:
La regla de mayoría cualificada supone de facto la
posibilidad de que un país con más del 25% del capital, como es el caso
de China, pudiera ejercer su derecho a veto en una serie de decisiones
tipificadas en los estatutos. En otras instituciones financieras
internacionales dicho poder de veto se rebaja hasta un umbral del 15%.
Uno de los aspectos más delicados para el BAII es disipar dudas sobre
las políticas de salvaguarda que tiene previsto exigir a los proyectos
para garantizar unos estándares mínimos de protección social y
medioambiental. En este punto los trabajos están muy avanzados para la
elaboración y adopción de unos códigos basados en las mejores prácticas
internacionales. Tres son los principales campos de actuación: (1)
análisis de impacto social y medioambiental de cualquier operación,
teniendo en cuenta especialmente la protección de colectivos
vulnerables, mujeres y niños, así como la lucha contra el cambio
climático y la contaminación; (2) minimizar los desplazamientos no
deseados de la población y asegurar que se ofrecen siempre alternativas
beneficiosas para los grupos de población más afectados; y (3) proteger
la identidad, dignidad y derechos de las poblaciones indígenas que deben
participar activamente en el diseño de los proyectos cuando se vean
afectadas de alguna forma.
En materia de política de compras públicas los trabajos también están
muy adelantados e introducen novedades relevantes. A título de ejemplo,
la política de compras no introduce restricciones geográficas, de forma
que cualquier proveedor puede participar en igualdad de condiciones en
licitaciones de bienes, obras o servicios. Los principios básicos serán
los de transparencia y Value for Money, que supone que el BAII
debe obtener los máximos beneficios con los recursos disponibles. Ello
incluye, por supuesto, los principios de eficiencia y adopción de las
políticas de compras nacionales siempre que cumplan con los requisitos
mínimos exigidos por el banco.
En la fase inicial (2016-2018), probablemente las inversiones del
banco se concentrarán en los sectores prioritarios: transporte, energía y
agua. Una vez que el banco esté completamente organizado los proyectos
podrán ampliarse a protección del medio ambiente, desarrollo urbano,
tecnologías de la información y telecomunicaciones, infraestructura
rural y desarrollo agrícola.
La política de inversiones del BAII tiene previsto cubrir todo el
espectro de modalidades de financiación: préstamos directos,
participaciones en el capital de instituciones o empresas, avales,
fondos especiales, asistencia técnica y cualquier otro tipo de modalidad
de financiación que determine la Junta de Gobernadores.
Todo parece indicar que las primeras operaciones serán cofinanciadas
con otros bancos multilaterales de desarrollo y, probablemente, sean
operaciones de gran volumen. Una vez que el banco cuente con todos los
recursos humanos necesarios, comenzará a liderar proyectos de
financiación de menor tamaño así como operaciones con el sector privado.
En última instancia, el BAII tendrá capacidad de apalancar
financiación por un máximo de 2,5 veces su capital suscrito, por lo que
la cantidad máxima podría ascender a 250.000 millones de dólares. Desde
un punto de vista práctico se estima que al final del quinto año de
operaciones la cartera del BAII podría superar los 30.000 millones de
euros.
Desde el punto de vista de su financiación en los mercados de
capitales, la operativa será muy similar a la que realizan los demás
bancos multilaterales de desarrollo, con la ventaja de que
presumiblemente contará con un rating de máxima calidad, lo que
reducirá sustancialmente el coste de la financiación para los países
prestatarios. En este sentido, la agencia Moody’s ha emitido en el mes
de agosto un comunicado considerando que el BAII es credit positive para las economías emergentes que participan en él.
La movilización de financiación privada para la cofinanciación de
este tipo de proyectos, por su carácter de bienes públicos, de gran
tamaño, plazos amplios y sin liquidez, puede ser compleja. No obstante,
existe en estos momentos un número importante de fondos, tanto fondos
privados de infraestructuras como fondos de pensiones y fondos
soberanos, con un creciente interés en participar en este tipo de
operaciones a largo plazo. El BAII puede, además, introducir un plus de
seguridad jurídica, capacidad de gestión y seguimiento de riesgos que
haga más atractivo a los actores privados la participación en estos
proyectos.
España está desempeñando desde el inicio un papel activo en la
creación de este nuevo banco, del que es miembro fundador y uno de los
seis mayores accionistas no regionales. Ello no sólo es el reflejo del
compromiso del gobierno español con el sistema multilateral de
financiación internacional para favorecer el desarrollo de las economías
menos avanzadas sino que supone, también, una apuesta decidida por
incrementar los lazos económicos y comerciales con Asia y ofrecer nuevas
oportunidades de negocio a las empresas españolas más
internacionalizadas, especialmente a las más directamente relacionadas
con la construcción y gestión de infraestructuras.
España contará con una aportación inicial al capital autorizado de
1.761,53 millones de dólares, lo que le otorga un porcentaje de voto
cercano al 1,8%, muy superior al que actualmente cuenta en el Banco
Asiático de Desarrollo.
Otro aspecto de gran importancia consiste en las oportunidades de
negocio que se van a crear para las empresas españolas de
infraestructuras: nuevos proyectos en el mercado asiático, probablemente
el de mayor potencial a nivel mundial, contando con el apoyo que supone
la inversión respaldada por un organismo financiero internacional como
el BAII. Teniendo en cuenta que las empresas españolas vienen ocupando
en los últimos años la segunda posición en contratos obtenidos por
empresas no regionales en bancos análogos como el Banco Asiático de
Desarrollo, y considerando la posición de prestigio internacional con la
que cuentan las principales empresas españolas de infraestructuras, la
consecución de un porcentaje del 3%-5% de los contratos totales parece
realista.
Conclusiones
La creación y puesta en marcha de una institución multilateral
siempre es una tarea compleja, y cuando el plazo que las partes se han
fijado para crearla no supera el año el reto es aún mayor. Sin embargo,
el BAII cuenta con dos aspectos clave que juegan a su favor: (1) tiene
un amplio apoyo político de la comunidad internacional que se ha
traducido en un capital suscrito de 100.000 millones de dólares; y (2)
puede adoptar desde el principio las mejores prácticas de los bancos
multilaterales de desarrollo, evitando así incurrir en algunos de los
errores pasados.
Desde el principio, la estrategia del BAII se ha basado en el concepto de Lean, Clean and Green,
con el objetivo de que el banco sea eficiente, ágil, ético y respetuoso
con el medio ambiente y los derechos sociales. En este sentido, uno de
los grandes retos será compatibilizar la creciente demanda por parte de
los países prestatarios de una gestión más ágil de las operaciones de
financiación con unos requisitos de máxima calidad en términos de
políticas de gestión de riesgos y máximo respeto con los estándares de
protección medioambiental y social.
Otros retos de calado serán el de consolidar una gobernanza
corporativa de vanguardia y generar cuanto antes una cartera inicial de
proyectos que le permita ir completando su estructura corporativa con
profesionales del máximo prestigio internacional. Las bases están
sentadas y los próximos 12 meses serán clave para medir el éxito de esta
iniciativa.
Jorge Dajani González
Director general de Análisis Macroeconómico y Economía Internacional ReferenciasAsia Development Bank Institute (2009), Infrastructure for a Seamless Asia.Asian Infrastructure Investment Bank (2015), “Articles of Agreement of AIIB”. Canning, D., y P. Pedroni (2008), “Infrastructure, Long-run Economic Growth and Causality Tests for Cointegrated Panels”, The Manchester School, nº 76, pp. 504–527. Fung, K.C., A. Garcia-Herrero y F. Ng (2008), Foreign Direct Investment in Cross-Border Infrastructure Projects, ADBI, Tokio. Kuroda, H., M. Kawai y R. Nangia (2007), “Infrastructure and Regional Cooperation”, ADBI Discussion Paper, nº 76, Tokio.
1 “Infrastructure for a Seamless Asia”, Instituto del Banco Asiático de Desarrollo, 2009.
2
El análisis del impacto de las infraestructuras sobre el crecimiento
económico y la productividad cuenta con una larga tradición en la
literatura económica desde el modelo inicial de crecimiento endógeno de
Robert Barro en 1990 hasta los más recientes análisis, como el modelo de
Canning y Pedroni, que incorpora además los efectos beneficiosos de las
infraestructuras para la equidad de renta.
3
Los votos ordinarios o básicos de cada miembro responderán al número de
votos que resulte de distribuir por igual entre todos los países el 12%
de la suma agregada de los votos ordinarios o básicos, los votos por
acción y los votos de los miembros fundadores de todos los miembros.
Esta medida tiene un carácter reequilibrador a favor de los países de
menor tamaño y se encuentra ligeramente por debajo del porcentaje
utilizado en otros bancos análogos.
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Link Original: http://www.realinstitutoelcano.org/wps/portal/rielcano/contenido?WCM_GLOBAL_CONTEXT=/elcano/Elcano_es/Zonas_es/ARI45-2015-DajaniGonzalez-Nuevo-banco-multilateral-relanzar-inversion-infraestructuras-Asia