miércoles, 11 de enero de 2012

GUANTÁNAMO: DIEZ AÑOS DE INFAMIA - DIX ANNÉES INFÂMES - AN INFAMOUS DECADE


GUANTÁNAMO: DIEZ AÑOS DE INFAMIA - DIX ANNÉES INFÂMES - AN INFAMOUS DECADE





(Foto: The US. Army/Flickr)   


“The only guaranteed route out of Guantánamo these days for a detainee, it seems, is in a body bag.
Carol Rosenberg
Foreign Affairs
Diciembre,14, 2011.


Subsiste, desde hace años, una situación escandalosa e inadmisible de la cual nadie en la opinión pública parece querer darse por enterado. Y eso es así tanto en los EE. UU. como en el mundo en general. Se trata del indefendible caso de los detenidos en la prisión de Guantánamo por el ejército de los Estados Unidos.

Veremos si hay alguien en la prensa internacional que se decide a mencionar el hecho de que, mañana, 11 de enero de 2012, se cumplen 10 años durante los cuales la base militar de Guantánamo, detentada por los Estados Unidos en Cuba, pasó a funcionar como ”prisión” fundamentalmente dedicada a albergar, de manera absolutamente ilegal, “sospechosos” de tener vinculaciones con Al-Qaeda e integrantes de cualquier tipo de organización fundamentalista islámica que fuese relacionada de alguna manera con las posturas políticas proclives al terrorismo de ese tenor religioso. Es importante resaltar que en Guantánamo hay detenidos como los Ouighures, que nunca tuvieron, a nuestro leal saber y entender, nada que ver con Al Qaeda y su único pecado es el de comulgar con el Islam. Ello es así al punto que el gobierno de los EE. UU. reconoce que fueron encarcelado por error en 2004. Hasta ahora, sólo The New York Times, Foreign Affairs y Le Monde se han referido al tema antes del ominoso aniversario.

Más allá de lo que indique la foto ut-supra, si de algo carece esta oscura página de la historia de los 2 últimos presidentes de los EE.UU., del Congreso de la Unión, del Poder Judicial y de las Fuerzas Armadas de ese país, es de ”honor”. Pocas veces en la historia de ese país quedó más claro que el conjunto del sistema político y del aparato institucional de la democracia más poderosa del mundo de hecho se han coaligado para mantener detenidas 171 personas de manera absolutamente ilegal. Violando impunemente la Constitución de los Estados Unidos y los derechos humanos de esos prisioneros.

Más allá de lo cacareado durante su campaña electoral, cuando acusaba a George Bush hijo de haber puesto la prisión de Guantánamo en marcha, el presidente Obama se ha mostrado timorato, indeciso e incapaz de hacer respetar los principios elementales del derecho y los derechos humanos de personas que, aunque puedan haber cometido crímenes, mientras esto no esté probado, deben recuperar la libertad en algún momento. En lugar de ello, durante la administración Obama, en el año 2009, se inventó la categoría de ”detenido infinito” que es digna de regímenes como el de Corea del Norte, del cubano o del de Myanmar y que fue aplicada a 46 de los 171 detenidos. Según esta inadmisible innovación jurídica, un “detenido infinito” es una persona, detenida en Guantánamo contra la cual no hay evidencia alguna de crimen probable pero que se sospecha que ”es peligroso”. En otros términos: la Administración militar reemplaza de hecho a la Justicia y la vida de esos detenidos está en manos de algún obscuro gestor de prisiones militares asesorado por un aún más obscuro especialista en seguridad”.

Pero no vaya a creer el lector que esto es un exabrupto de los militares norteamericanos: es mucho peor. En los hechos, las escasísimas veces en que el caso de algún detenido ha sido sometido a un Juez de los EE.UU. y que éste ha sentenciado en favor del prisionero, la Corte de Apelaciones se ha encargado de bloquear la sentencia emitida en primera instancia por el Juez. O sea que el Poder Judicial norteamericano también es responsable de mantener ilegalmente detenidas a esas personas.

Peor aún es el desempeño del Congreso de la Unión en este asunto. Durante el año 2009, la Task Force Review entendió que 80 de los 171 detenidos podían ser enviados a sus países de origen o a terceros países que asumiesen la responsabilidad de su reinserción social. En otros términos, reconoció que había 80 personas que, no solamente no se les había probado delito alguno, sino que además no mostraban “signos de peligrosidad” mayores como era el caso de los 91 que quedaban retenidos para siempre en el infierno de Guantánamo. Pues el Congreso de la Unión (es decir la institución donde están representados los partidos políticos y todos los matices sociales de la sociedad norteamericana) decidió impedir el traslado de esos 80 detenidos y bloquear una solución razonable para los demás negándole los fondos requeridos al Ejecutivo para la construcción de una cárcel especial en Illinois y creando una legislación especial, que hace responsable al Ministro de la Defensa de la repatriación de alguno de los 80 detenidos “menos peligrosos”.

En resumen, una deplorable historia que pesará por largo tiempo como una sombra sobre la credibilidad de la democracia norteamericana.


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