martes, 15 de mayo de 2012

UNA DEBACLE POLITICA EN LA ELECCIÓN GRIEGA


UNA DEBACLE POLITICA EN LA ELECCIÓN GRIEGA




Le leader du parti d'extrême droite, Nikolaos Michaloliakos, le 6 mai.

Prof. Javier Bonilla Saus*

Las elecciones del domingo 6 de mayo en Grecia pasaron relativamente desapercibidas en la actualidad internacional del fin de semana del 5 y 6 de mayo ya que, además de la 2a. ronda para la elección del presidente de Francia habia elecciones en Italia y en diversos países durante esa misma jornada.

Pero, para quien había seguido con un mínimo de seriedad, la crisis financiera, económica y política estallada en Grecia hace un buen tiempo, (una contracción del PIB de 19% en 5 años, un desempleo alucinantey una situación que, desde el primer “salvataje financiero” de 2010, no hace sino agravarse, lo sucedido el domingo no puede ser sorprendente. Es más, en algún sentido, aconteció lo estrictamente esperable. Es decir el hundimiento del sistema bipartidario que gobernó a Grecia desde que emergió nuevamente a la democracia luego de la caída de la dictadura de los Coroneles en 1974. En general la prensa europea del lunes considera que el futuro político del pais es una incognita. ”El Mundo” de  España titula de manera algo escandalosa, pero no demasiado lejos de la realidad: "Grecia en medio del caos absoluto". " La peor pesadilla de Bruselas se ha tornado realidad: Grecia es, desde esta mañaña, un país ingobernable“ 

Aunque Nea Dimokratia (el tradicional partido de centro derecha) continúa siendo el partido más importante del país, pero lo es con un escueto 18.8% % de los votos, el Pasok, su tradicional partido adversario de centro izquierda, quedó relegado a un 3er. lugar con apenas 13.2 % de los sufragios. Paradojas de la política. Aunque los dos viejos partidos rivales fueron los que tuvieron el coraje de endosar políticamente las feroces medidas de austeridad impuestas a Grecia por Alemania, Francia, la Unión Europea, el FMI “y tutti quanti”, en realidad quien es responsable del desborde inicial del gasto que inició la debable griega fue el gobierno de centro derecha de Nea Dimokratia.

El lunes siguiente a la elección, el Presidente de la República, Karolos Papulias, hizo el gesto que todos esperaban y que, al mismo tiempo, todos sabían de antemano que estaba condenado al fracaso: encargó al lider de Nea Dimokratia, Antonis Samaras, de intentar formar un gobierno de coalición. El intento de Samaras no llegó a durar un día. En las primeras horas de la tarde del lunes 7, Samaras renunció al encargo del Presidente. “Hicimos todo lo que pudimos. Era imposible, renuncio a mi mandato” declaró Samaras. Ni su partido ni su tradicional enemigo, el Pasok, logran formar mayoría. Es más aún en la hipotética situación de que  fuesen acompañados por añgunos de los pequeños partidos de izquierda moderada, tienen fuerza parlamentaria como para sostener una verdaddera coalición de gobierno.  

No le quedó, entonces, al Presidente de la República otra salida que confiar la tarea a la novedosa y ecléctica coalición de izquierda “Syriza” que, a través de su jefe, Alexis Tsipras, y fuerte de su segundo lugar y el 16,75% de los votos, intentase formar gobierno con los otros partidos de izquierda.  Por ejemplo con el KKE, el partido comunista stalinista tradicional, que mantiene su votación de un 8% (hipótesis más que improbable porque el KKE padece de un arcaismo político tal qué solo sobrevive en países como Cuba o Corea del Norte) o la izquierda democrática  encarnada en el partido llamado “Dimar“, que quedó con un magro 6%, muy por debajo de lo que se esperaba. El problema radica en que la consigna que habría de permitir la construcción política de dicha eventual coalición sería, ante todo, el rechazo a las medidas de austeridad impuestas por la comunidad internacional.  

Es que, a pesar de que las encuestas de opinión indican una clara preferencia por que se logre un gobierno de coalición y que Grecia permanezca en el euro, hay un sector el electorado griego está cada vez más lejos de mostrarse afecto a términos como “democracia“, “moderación“, ”libertades“ o la defensa de  un sistema político equilibrado. Al mismo tiempo que se verifica este “dérapage“ hacia la extrema izquierda, fundamentalmente encarnado en la votación de los casi 17% de votos depositados a favor de la populista Syriza, hace su entrada al parlamento griego, por primera vez, el partido neo-nazi, ”Aurora Dorada” (Chryssi Avghi) que, aunque niegue su obvio neo-nazismo, utiliza como emblema la svastika nazi vagamente modificada. Nikolaos Michaloliakos, apodado el “Fuhrer” por la prensa griega, se ha encaramado a un número significativo de escaños (obtiene 7% de votos que pueden significar 20 diputados) a pesar de no ser otra cosa que el jefe de un grupúsculo semi-clandestino, racista y totalmente antidemocrático, que se parece a las formaciones SA de los primeros tiempos hitlerianos. Sus consignas van desde “...ha sonado la hora de los traidores a la patria...” hasta proponer la expulsión inmediata de todos los trabajadores extranjeros y que las Fuerzas Armadas deberían desplegar minas a lo largo de todas las fronteras del país. 

Desde luego que su prédica es tan extremista que no es factible que encuentre eco significativo en un electorado muy amplio, pero lo que sí resulta relevante de advertir es que, Michaloliakos sostiene que su partido está dispuesto a luchar contra los "usureros mundiales" y contra la "esclavitud" que se le ha impuesto a Grecia por parte de la Unión Europea y el FMI. Y en ese punto las consignas neo-nazis son prácticamente idénticas que las del exitoso Syriza, del KKE o de Dimar. En otros términos, la reacción del electorado contra la idea de Europa y contra el contralor financiero establecido por Alemania, el Banco Central Europea y el FMI es generalizada y atraviesa el espectro político de extrema izquierda a extrema derecha. 

Finalmente, el segundo intento de formar gobierno,  ahora dirigido por Alexis Tsipras, el lider de Syriza, que debería intentar formar una explosiva coalición que iría desde la izquierda a la extrema izquierda, también terminó fracasando antes del plazo de 3 días fijado por el presidente. 

Cada vez más cerca del precipicio, y con la perspectiva de tener que volver a realizar nuevas elecciones en un plazo perentorio, el Presidente Karolos Papulias, continuó ”descendiendo” en la importancia de los partidos encargados de formar gobierno. Si fracasó el mayor, Nea Dimokratia, si también fracasó Syriza, el segundo más votado, pues era previsible que se encargase ahora al tercero mas votado: es decir, al Pasok. Evanguelos Venizelos, líder del socialista Pasok recibió con algún escepticismo el pesado encargo pero, sin embargo, en la mañana del jueves 10, se entre-abría una esperanza ya que el llamado del Pasok fue escuchado al menos por alguien.  

Al llamado del Pasok respondió Fotis Kuvelis, el líder de la Nueva Izquierda Democrática. Kuvelis, con un partido de 19 diputados, se animó a impulsar conjuntamente con el Pasok “...la formación de un Gobierno ecuménico que respete el mandato del pueblo; con figuras solventes, un programa claro y el horizonte de las elecciones europeas de 2014. Su principal objetivo debe ser mantener a Grecia en la Unión Europea y la Eurozona”.  

Sin embargo Venizelos tenía razones para mostrarse escéptico. Ese núcleo de una posible coalición de centro-izquierda, moderada, pro-europea y proclive a no radicalizar la discusión con Alemania y el Banco Central Europeo, sólo reunía 60 diputados y se requieren por lo menos 151 para tener una mayoría mínima. Por ello quedaban dos caminos: o extender la alianza hacia la derecha asociando al Partido ganador, Nea Dimokratia, (lo que tenía la ventaja de que permitía cierta coherencia en el “pro-europeísmo” de la eventual coalición), o extender la alianza hacia la Izquierda y obtener el apoyo de Syriza. 


 



En este caso, la eventual coalición sería claramente de izquierda (lo que presentaba la ventaja de una mayor coherencia ideológica en otros temas). Esta segunda opción era muy improbable porque la Nueva Izquierda de Kuvelis es en realidad una escisión de la Coalición de Izquierda Syriza y ya sabemos que, en el mundo de la izquierda radical, rige la regla de que “no hay peor cuña que la del mismo palo”. La triste historia del comunismo estalista lo ha demostrado hasta el cansancio. Por otra parte, en el seno de Syriza reina cierto exitismo y es evidente que sus dirigentes piensan que, de volver a votarse en Grecia, esta Coalición de Izquierda se transformaría en un polo aglutinador que pasaría a ser el primer partido político del país. Esta interpretación de la situación electoral evidentemente no ayuda para que Syriza sea “parte de la solución“: a esta altura parece ser, más bien, parte del problema. 
Ante este tercer fracaso para formar gobierno, es el propio presidente, Karolos Papulias quien ha tomado sobre sus hombros la tarea de ”formador”. En un último intento de evitar la reiteración de las elecciones, el Presidente ha convocado el domingo a Antonis Samaras, Alexis Tsipras y Evánguelos Venizelos a una última reunión. Esta reunión del domingo parece haber sido el intento final.

En efecto el Presidente convocó dos ruedas de reuniones durante el día domingo pero en ningún momento se vislumbraron condiciones para un acuerdo. Aunque no han llegado mayores informaciones de las dificultades concretas emergidas durante las negociaciones, fuentes informales insisten en que la principal dificultad proviene de Syriza que, en actitud francamente populistas apuesta a ganar la elecciones del mes que viene sin siquiera preguntarse que pasará con la permanencia de Grecia en la zona euro.

Salvo algunos contactos de ultimo momento, que también resultaron infructuosos, el lunes transcurrió sin cambios en la situación política y finalmente, hoy martes 15 de mayo, la necesidad de recurrir a nuevas elecciones quedó de manifiesto. Luego de más de una semana de esfuerzos infructuosos para construir la posibilidad de una coalición siquiera de transición que permitiese resolver temporalmente la cuestión del euro, Grecia se enfrenta ahora con un mes entero de la más absoluta incertidumbre política y financiera.

En las nuevas elecciones la extrema izquierda y el populismo de Syriza tienen todas las de ganar. Desde el punto de vista político, o durante este mes sucede un milagro en la opinión pública o, lo previsible es que el electorado se polarice de manera quizás muy dificil de superar en el corto plazo. Desde el punto de vista financiero, pesar de la enorme inestabilidad de la situación, esta no parece desplomarse con la velocidad que muchos pronosticaron. La Bolsa de Atenas estuvo algunos días al alza antes del fin de semana y, el jueves 10, Grecia recibió 4.200 millones como adelanto de un total de 5.200 que se le deben otorgar por parte del Fondo de Ayuda de la Zona Euro (FESF) que entendió que el país no necesita los 1.000 restantes antes de junio. De cualquier manera, es una tontería pensar que los mercados no reaccionarán durante este mes de “espera electoral”: Grecia, además de encontrarse a muy poca distancia de un conflicto político serio, está al borde de verse obligada a abandonar la zona euro.

Y, nadie en este momento, ni en Grecia,  ni en Europa, ni en todo Occidente, ni quizás en todo el mundo, está en condiciones de medir las consecuencias de ambas crisis y de sus repercusiones en los más diversos frentes. Por ahora las encuestas, al 28 de mayo, oscilan entre un triunfo de Nea Dimokratia o uno de Syriza. Nunca fue tan clara una opción histórica en un país.

 
Catedrático de Ciencia Política*
FACS - ORT Uruguay