[El Desarme ]”…sería perfectamente factible si se resuelven dos temas claves que son…la piedra en el zapato del relacionamiento entre las dos potencias: el futuro del escudo antimisiles de los EE.UU. y hasta dónde habrá de seguir el ensanchamiento de la OTAN en el futuro.”
Letras Internacionales No. 67
Editorial
1.- Hacia el desarme.
El viernes 25 de septiembre, en una sesión seguramente histórica, el Consejo de Seguridad de la ONU, presidido por primera vez en la historia por el presidente de los EE.UU., aprobó por unanimidad una resolución que insta (y también compromete) a la comunidad internacional a construir un mundo sin armas nucleares.
Dados los niveles de consenso obtenidos, es ésta una muy buena noticia para el mundo y general y, al mismo tiempo, una muy mala nueva para Corea del Norte y, particularmente, para Irán.
¿Cómo es que hemos llegado a esta nueva y promisoria etapa en el tema del desarme? El proceso ha sido largo y complejo pero, en todo caso, constituye una victoria para los presidentes Obama, Medvedev, y para los innumerables gobiernos partidarios de la paz, una pequeña derrota simbólica para Polonia (y quizás la República Checa) y una peligrosa derrota para Corea del Norte e Irán.
Resulta de interés intentar desentrañar, para nuestros lectores, el laberíntico camino diplomático recorrido para llegar a este desenlace.
A inicios de julio pasado, a propósito de la visita que Obama realizó a Moscú, señalábamos que, por un lado, no resultaba consistente seguir exigiendo de Irán y Corea del Norte que se “desnuclearizaran radicalmente” en materia militar, si los EE.UU. y Rusia no avanzaban, ellos mismos, en el proceso de desarme que se había detenido, por lo menos, desde el año 2002. Y que, por el otro, en realidad no había razones “de equilibrio militar” para que estas dos potencias no pasaran, rápidamente, de 2.200 cabezas nucleares, respectivamente, a una cifra que podía estar por debajo de las mil ya que ninguna otra potencia nuclear disponía es ese momento de más de 300.
El impedimento residía, en realidad, en que era necesario encontrar un camino diplomático que removiese dos obstáculos: el proyecto norteamericano de escudo antimisiles (EAM), teóricamente basado en Polonia y República checa, y, al mismo tiempo, que los EE.UU. “reubicasen” a Rusia en su papel de potencia regional, con proyección mundial, que la ceguera prepotente de los gobiernos de Bush habían ignorado olímpicamente.
2- Un nuevo escudo antimisiles (EAM)
La reunión de julio en Moscú resultó un hito importante porque permitió que el proyecto de un mundo desnuclearizado, anunciado por Obama, en el mes de abril en Praga, diese pasos decisivos para que el diálogo entre éste, Medvedev y el “establishment” ruso adquiriese un nivel de confianza razonable.
El paso siguiente (aunque la diplomacia de ambos países trabajó activa y calladamente durante más de dos meses) fue el anuncio del 17 de septiembre en el que los EE.UU. optaron por modificar la configuración del EAM. En efecto, en lugar de ubicar los misiles defensivos en Polonia y la República checa, misiles que estaban destinados a defender el territorio de los EE.UU. de un eventual ataque iraní, Obama anunció unilateralmente que la instalación se basaría en las flotas del Mediterráneo y del Mar del Norte con lo que se lograría proteger, además de los EE.UU., parte de Europa y, además, se lograría un despliegue de los misiles en un lapso de tiempo más corto. ¿Qué efectos generó este cambio en el proyecto EAM.?
En primer lugar, y es algo de importancia, la decisión fortaleció el un tanto displicente apoyo de la U. Europea al proyecto del EAM. En segundo lugar causó cierta frustración en Polonia y República checa y, por último, produjo una notoria satisfacción en Rusia. La lógica de la decisión norteamericana debe ser analizada cuidadosamente.
Debe recordarse que el proyecto inicial de EAM estacionado en Polonia y República Checa no estaba concebido para defender a estos países de eventuales misiles intercontinentales. Defendía el territorio de los EE.UU. de misiles eventualmente provenientes, según se asegura ahora, de Irán. Si los polacos y checos acogieron con tanto entusiasmo el proyecto original fue porque, el hecho de que el sistema de EAM de los EE.UU. estuviese ubicado en su territorio, significaba, en los hechos, que los norteamericanos iban a defender fuertemente su sistema de defensa y sus tropas y, por ende, el territorio de esos dos países de cualquier ataque. Pero la colaboración de EE.UU. en la defensa del territorio de Polonia ya estaba asegurada previamente con la cesión de 48 F-16 de última generación y la cobertura de NATO, además del previsible y total respaldo europeo. Por ello, “la pérdida” de las ventajas defensivas indirectas del EAM en territorios polaco y checo no podía transformarse en un tema diplomático mayor.
Pero lo más importante fue lo que se logró en Moscú. Rusia ya había otorgado, en la reunión Obama-Medvedev de julio pasado, la autorización para que la logística requerida por la guerra de Afganistán pudiese transitar por territorio ruso. Más tarde, Rusia insinuó la posibilidad de anular el despliegue de los misiles tácticos que pretendía instalar en Kaliningrad en caso de que el EAM efectivamente se instalase en territorio checo y polaco. Ahora, esta concesión norteamericana, que retira el EAM de territorio europeo, ha de tener una contrapartida del lado ruso: la confirmación de la anulación del despliegue en Kaliningrad y una nueva posición rusa, mucho más dura, ante el programa nuclear iraní. El voto ruso y discurso de Medvedev en el Consejo de Seguridad ya reflejaron parcialmente ese avance, más allá de que, ni Irán ni Corea del Norte, fueron mencionados en momento alguno.
3- El área de influencia de Rusia
Nadie medianamente informado en el mundo actual ignora que Rusia ya no constituye un desafío global, en términos militares, para la capacidad militar de los EE.UU. Nadie medianamente informado en historia ignora que Rusia quizás sea el gran país cuya disposición geopolítica es de las más complejas, si no es que la más compleja del mundo. En su conocido texto “Russia and the russians”, Geoffrey Hosking señala con precisión como a lo largo de la historia de Rusia, la inmensa planicie que ocupa ha sido invadida permanentemente por el este, por el sur, por el norte y, en especial, por el oeste.
Es entonces entendible que Rusia estuviese “molesta” con la vieja conformación de EAM original. Y, nuevamente, no por el EAD, que difícilmente podría ser eficaz ante un ataque ruso masivo: por la sola presencia militar que el despliegue del EAM implicaba, sobretodo en Polonia, que ha sido la “puerta de entrada” más usada, particularmente en los últimos siglos.
Por ello, Rusia está exigiendo que se respete un espacio regional, quizás menor que el que tenía la antigua URSS, pero un espacio de influencia regional que, al fin y al cabo, fue suyo, con altibajos, por lo menos desde Pedro el Grande, a fines del siglo XVII e inicios del XVIII.
El mérito de la administración Obama parece hacer sido entender finalmente esto y desprenderse de las visiones “fukuyamiana” o “huntingtoniana” (de un mundo unipolar o fatalmente confrontacional) que utilizó, alternativamente, el gobierno Bush pero que, además, están fuertemente enraizadas en la opinión pública de ese país. Si esta concesión no complica a los EE.UU. en Europa, tiene la enorme virtud de permitirle a ese país, ahora sí, exigirle a Rusia una postura más firme ante lo que es su principal preocupación estratégica: Irán.
La eliminación de los dos obstáculos que señalásemos en julio, se llevó a cabo exitosamente y, en el seno de la Asamblea General de las Naciones Unidas, se dio un paso fundamental hacia la reactivación del proceso de desarme mundial que tiene visos de solidez.
4- Hacia la confrontación.
El problema es que, dentro del vasto consenso que pareció consolidarse en las Naciones Unidas en torno a la idea de desarme, quedaron sin mencionar dos países: Corea del Norte e Irán. En realidad, el verdadero problema estratégico lo plantea Irán.
En efecto, el aislamiento internacional de ese país, en el marco del consenso logrado en torno al desarme, nunca fue más flagrante y notorio. Quizás por ello mismo, Obama, Sarkozy y Brown aprovecharon, y más en el marco del G 20 que en el de la Asamblea del día previo, para hacer públicas las razones por las que, tanto la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA), como esos tres países vienen insistiendo sobre el peligro iraní.
Los tres países declararon poseer, desde hace años, información precisa sobre la existencia de un sitio de enriquecimiento de uranio, nunca declarado a los inspectores de la AIEA, en una base militar, y escondido en el seno de una montaña. El sitio se encuentra cerca de la ciudad de Qom y, por sus dimensiones y características, es incapaz de generar la cantidad y volumen de material bajamente enriquecido que requiere el uso civil para producir energía. Pero la planta, que ha sido claramente infiltrada por los servicios secretos occidentales, sí es capaz de producir, con sus escasas 3.000 centrifugadoras, las pequeñas cantidades de uranio altamente enriquecido que requiere la construcción de algunos ingenios nucleares de poderío discreto. Según declaraciones oficiales, es la tercera vez que Irán esconde o distorsiona información relevante en el tema de su programa nuclear. Y ello está comenzando a cansar a varios gobiernos.
La respuesta iraní no se hizo esperar. El domingo y el lunes pasados, el país de los ayatollahs procedió al lanzamiento de varios misiles de mediano alcance pero que, teóricamente, serían capaces de atacar, no sólo a Israel, sino que, incluso, capaces de llegar a Atenas y a Moscú. Un argumento más para que Rusia comience a cooperar más sustantivamente en el control programa nuclear iraní. Esta actitud desafiante de Irán se enmarca en la preparación de las reuniones que este país habrá de mantener el jueves en Ginebra con los representantes de los países del Consejo de Seguridad más Alemania.
En suma, tanto las Naciones Unidas como el G20 han sido instancias particularmente dinámicas en el tema de la regulación del armamentismo a nivel internacional. Es una lástima que el notorio mejoramiento del clima general hacia el desarme esté acompañado de un escenario altamente conflictivo con Irán.