domingo, 22 de septiembre de 2013

ARGENTINA: Las elecciones se aproximan.




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El pueblo también puede equivocarse

Por Pablo Mendelevich, LA NACION de Buenos Aires.
Septiembre 22, 2013


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En los años setenta era común escuchar que "el pueblo nunca se equivoca". Esa sentencia casi formaba parte de la liturgia peronista. Pero con el tiempo cayó en desuso, no tanto debido a que alguien revisó la historia para hacer la verificación y advirtió algunos baches. Más bien fue por el creciente reparto de los peronistas en opciones políticas diversas, antagónicas entre sí, según adhirieran, rechazaran (o abandonaran) el kirchnerismo gobernante. El peronismo siempre se asimiló, en términos excluyentes, con el concepto de pueblo. Al haber pueblo oficialista y pueblo opositor fue imperativo abandonar la tesis de la infalibilidad de las masas. En verdad casi desapareció del discurso político, también, la palabra pueblo. Le cedió el asiento a un sujeto de resonancia más lustrosa, aunque parecido nivel de ambigüedad: "la gente".

Véase que muchas veces la Presidenta prefiere hablar de gente, ya no de pueblo. Ahora que Canal 7 y Radio Nacional le dieron, por fin, la oportunidad de explicar sus ideas sin la prisa que le impone la cadena nacional ni la fatiga de tener que tipear cincuenta tuits seguidos, Cristina Kirchner pudo explayarse sobre su teoría de que a la gente la engañan. "No hace falta ser muy inteligente -dijo- para darse cuenta (de) que hay un mundo de construcción mediática que crea determinadas imágenes que la gente cree, pero no porque es tonta" sino por "los monopolios mediáticos", que son un fenómeno mundial.

El martes pasado, al inaugurar obras en la empresa SanCor, profundizó sus conclusiones. Explicó que a la gente le lavan la cabeza. Y no a cualquier gente, sino a "los sectores que más oportunidad de instrucción y educación han tenido". Esa ventaja "muchas veces no les permite tener una propia mirada sobre las cosas, entonces tienen la mirada que otros le meten todos los días, como el pájaro carpintero, acá adentro (la Presidenta se señaló la cabeza). Sería bueno que cada argentino pudiera mirar por sí mismo sin que nadie le lave la cabecita todos los días desde un aparato de caja boba". Mediante una elipsis que no vale la pena detallar se entendió que aludía a Cablevisión y al CEO del Grupo Clarín, Héctor Magnetto (en el mismo discurso se autoelogió por hacer una gran inversión en vagones y su única referencia al déficit ferroviario consistió en denostar a quienes incendian los trenes nuevos que el Gobierno les da).

Dado que en la Argentina nos hallamos en un entretiempo electoral de once semanas y que en las primarias el Gobierno obtuvo bastantes menos votos de los que esperaba, es difícil considerar la teoría presidencial del pájaro carpintero como si hubiera sido enunciada un día cualquiera en un seminario de la Universidad Erasmus de Rotterdam. Parece faltar poco para que la Presidenta diga que perdió las elecciones porque a "la gente" le lavaron la cabeza. Sin embargo, oración semejante difícilmente salga de la boca de Cristina Kirchner, porque ella nunca conjuga el verbo perder en primera persona.

Descubrir ahora, en temporada de derrotas, que hay malvados que le lavan la cabeza al pueblo resulta quizá tan sorprendente como aquella aseveración de que el pueblo nunca se equivoca, de cuando el peronismo arrasaba en las urnas tras 17 años de proscripción. Increíble, pero cierto: no sólo el pueblo puede equivocarse, también los gobernantes que el pueblo elige.

Link Original: http://www.lanacion.com.ar/1621852-el-pueblo-tambien-puede-equivocarse