domingo, 13 de diciembre de 2009

POLITEIA EN LA COMARCA 1

PREPARATIVOS  DE UN NUEVO GOBIERNO -   10 de diciembre.

Tal como adelantásemos en el mensaje inicial de esta serie de artículos agrupados bajo el nombre de "Politeia en la comarca", el domingo 29 de noviembre la fórmula Mujica-Astori resultó triunfadora en la segunda vuelta de las elecciones nacionales, tanto a nivel parlamentario donde ya había obtenido una ajustada mayoría parlamentaria como en el "ballotage" destinado a elegir presidente y vicepresidente de la República.

Ya han pasado casi dos semanas desde ese momento trascendente para la vida del país y corresponde hacer algunas precisiones, por ahora meramente tentativas, sobre cómo se va perfilando el proceso de preparación del nuevo gobierno, sus principales mensajes políticos y su relacionamiento con los demás actores políticos y de la sociedad civil.

En líneas generales el gobierno electo ha transcurrido por caminos previsibles. Ha hablado inmediatamente de llamar a la oposición a algún tipo de participación en el gobierno. Que ésta podría integrar el gabinete, los entes autonomos en sus diversas modalidades, los órganos de contralor, etc. El presidente  y el vice presidente electos, no se sabe con qué real convicción, han dejado correr la especie, más allá de que todos los ciudadanos uruguayos (algunos aprobatoria, otros críticamente) somos conscientes que tanto las bases electorales como la filosofía política del partido triunfador, el Frente Amplio, no son proclives a compartir nada. Reina en esa formación politica la convicción que “ellos son diferentes“, son portadores naturales “del cambio“ y que han sido llamados por la historia a transformar el pais ”de una buena vez para siempre”. Aunque 15 años de gestión en la Intendencia de Montevideo demuestran todo lo contrario, nadie parece advertir realmente que esta auto-imagen del Frente Amplio se ha instalado en medio país y poco importa que Montevideo sea un basural, que las calles estén en ruinas, que, en parte debido a la deficiente señalización, los accidentes sean una de las principales causas de muerte entre los jóvenes, que el transporte sea un desastre y que, desde la gestión del entonces Intendente Tabaré Vázquez, los sindicatos municipales abusen sistemáticamente de su posición de ”ejemplos” de la política salarial del gobierno progresista.

Ni en vistas de las prácticas y resultados del gobierno de Tabaré Vázquez, ni de la historia anterior de las gestiones municipales, ni de la conducta política del Frente Amplio -por lo menos de 1971 en adelante- cabe esperar nada demasiado especial. Retórica populista, ”izquierdismo” más o menos acentuado en los diferentes grupos que integran esta variopinta agrupación (o ”fuerza” política como han comenzado autodesignarse ahora fuera de toda tradición republicana y liberal), ”progresismo” que no atina a proyectar nada sustantivo hacia el futuro que no sea distribución clientelística.

En semejante ambiente, es muy poco probable que el nuevo gobierno, independientemente del sentir de las máximas autoridades electas, pueda avanzar hacia una arquitectura gubernamental en la que los otros partidos detenten posiciones de alguna relevancia que permitan ejercer cierto contralor sobre la gestión. Ya comienza a circular el rumor de un posible gabinete en el que se ha aguzado una puntillosa alquimia sectorial a los efectos de intentar dejar satisfechos a los distintos grupos frentistas la que, de hecho, tornará imposible la presencia de ministro alguno que provenga de la oposición.

Más bien la puntillosa repartija se insinúa entre los diferentes grupos del F.A. que comienza a manifestar un incremento de las tensiones internas en la medida en que el presidente electo no tiene la “centralidad“ en la ”fuerza política” que tenía el anterior presidente.

Pero es todavía muy temprano para analizar seriamente la situación política nacional. Será necesario esperar al menos hasta que termine la previsible (y siempre bienvenida) ”luna de miel” que suelen usufructuar los gobiernos recientemente electos con casi todas partes del mundo salvo en el Uruguay cuando el Frente Amplio era oposición. Nos reencontraremos pues en esta sección en algunos meses cuando las intenciones del nuevo gobierno sean más claramente discernibles. Hasta entonces. 

jueves, 10 de diciembre de 2009

UNA CUMBRE DESLUCIDA









UNA CUMBRE DESLUCIDA

La reunión de los presidentes y equipos técnicos de los países del Mercosur y Venezuela (como Estado asociado) en Montevideo quedó relegada a un segundo plano en la información internacional de la prensa de la región y el mundo.

La conferencia de Copenhague, la reelección de Morales en Bolivia, la evolución de la campaña chilena, o los atentados en Bagdad, ocuparon más espacio y destaque que el traspaso de la presidencia pro-tempore del Mercosur de Uruguay a Argentina con el que se cerró la Cumbre de mandatarios del bloque regional.

Declaraciones significativas con signo regional, una: los presidentes de los países del Mercosur y Venezuela resolvieron desconocer las elecciones presidenciales de Honduras en la que resultó electo Porfirio Lobo. Se alinea así el bloque a la posición brasileña y se aleja de la perspectiva estadounidense de aceptar unas elecciones en las que compitieron todos los candidatos de los distintos partidos, y en las que hubo una participación ciudadana acorde a los antecedentes hondureños en esas ocasiones.

Signos políticos relevantes, dos: la visita del presidente Chávez al Uruguay y su voluntad siempre renovada de integrarse al escenario político que brinda Mercosur; la ausencia de la presidente de Chile Bachelet.

Noticia a destacar: la voluntad de avanzar en el uso de las monedas nacionales regionales para el pago del comercio bilateral en el bloque. Algo que ya está siendo implementado por Argentina y Brasil y que llega, cuando no, como un resabio de las decisiones de los países grandes a los socios pequeños del bloque.

Luego, letanías repetidas en cuanto a la voluntad de encontrar caminos de apertura a negociaciones comerciales con la Unión Europea; y contactos bilaterales que, en Uruguay, fueron destacados en virtud de las recientes elecciones presidenciales que anuncian un recambio de autoridades para el próximo 1º de marzo.

De forma general, la reunión de Montevideo tuvo la intrascendencia propia de un traspaso rutinario de presidencia pro- tempore, a lo que se sumó el desgano esencial que caracteriza a un proceso de unión regional tan abúlico hoy como protagónico en los años noventa.

Brasil, principal socio del bloque, juega en un escenario mundial que se ajusta mal a la prioridad de los intereses regionales multilaterales. Ha preferido avanzar en negociaciones bilaterales con Argentina en los temas relevantes, y posponer sine die, a través del lento proceso de ratificación senaturial nacional, cualquier avance del Mercosur hacia la integración plena de Venezuela.

El peronismo argentino en el gobierno ha canalizado su relación bilateral con Brasil y no se preocupa de avances institucionales mercosureños que pueden limitar severamente su lógica de desarrollo nacional en el sur del continente. El cambio de administración uruguaya abre una interrogante sobre la dilucidación del grave conflicto bilateral, que lleva años, por el tema Botnia, y sobre el cual las instancias de diálogo y negociación del bloque han fracasado rotundamente. Su relación fraterna y financiera con Venezuela no precisa de los carriles Mercosur. Su relación con Chile, evidentemente, no necesita de Mercosur; al igual que su relación con Paraguay.

Mercosur se ha rutinizado y no logra salir del profundo letargo en el que está sumido desde la devaluación brasilera de 1999. Es lógico, pues, que la reunión de Montevideo no haya sido contemplada con importantes titulares en la prensa regional: nada relevante podía esperarse de ella en función de los objetivos de desarrollo y crecimiento de los países involucrados. Tampoco habría de anunciarse ningún avance que destrabara una situación que parece, finalmente, convenir a todos los actores que han privilegiado, con éxito variado, los canales de relacionamiento bilaterales a los esfuerzos de coordinación multilateral propios de un bloque regional.

Mercosur juega al empate. Quedó una vez más ilustrado hace unos días en la preciosa Montevideo de diciembre.