viernes, 4 de julio de 2008

OPERACIÓN JAQUE






OPERACIÓN JAQUE

Prof. Javier Bonilla Saus*

El  miércoles 2 de julio, las Fuerzas Armadas de Colombia liberaron a 15 de los mas de 700 rehenes que las FARC mantienen detenidos, presumiblemente, en distintos puntos del territorio colombiano. Esta operación militar ha ocupado los titulares de la prensa internacional durante la última semana porque, tanto por sus modalidades operativas como por el perfil de los rehenes liberados, el evento se transformó en un acontecimiento político altamente significativo en el marco del conflicto que aqueja a Colombia y, en cierta medida, a toda la región cercana.
Esencialmente, los rehenes liberados, politicamente significativos, eran Ingrid Betancourt y tres “contratistas” norteamericanos que llevaban años de detención. Al mismo tiempo, la operación de militar  de liberación de los rehenes adquirió ribetes cinematográficos que asombraron al mundo por la audacia y precisión de la ejecución.
A una semana del hecho, comienza a ser posible proceder a un análisis medianamente sereno de lo acontecido y a entreverses algunas de sus consecuencias políticas mas relevantes.
En primer lugar, es necesario destacar que esta liberación contituye un golpe mas en el proceso de debilitamiento incontenible de las FARC. A la seguidilla de deserciones voluntarias, aprehenciones realizadas por el ejército, operaciones militares y de inteligencia decisivas (como el ataque llevado cabo a inicios del mes de marzo mas allá de la frontera ecuatoriana que eliminó al segundo comandante del grupo “guerillero” y permitió el acceso a información estratégica sobre sus modalidades de operación), ahora se suma la pérdida de los rehenes mas significativos y, particularmente, la libertad de Ingrid Betancourt, la figura mas mediática entre todos los detenidos.
En segundo lugar, la operación del 2 de julio significó un fortalecimiento notable de ya popularísimo Presidente Uribe que viene cosechando índices de aprobación inusitadamente altos en Colombia y aún allende fronteras. En ese sentido, cabe destacar que el éxito de la operación vino a acallar una serie de voces colombianas -(como las de la senadora Piedad Córdoba)- que estaban ostensiblemente utilizando la tragedia de los rehenes como herramienta para atacar la política de firmeza de Uribe para con las FARC y para promoción política personal.
En tercer lugar, la liberación de los rehenes debilita y desplaza de la escena al Presidente de Venezuela, Hugo Chávez (y, en menor medida, al Presidente Correa de Ecuador) que, desde sus respectivas posiciones, intentaron reiteradamente plantearse como supuestas “alternativas mediadoras moderadas” a los efectos de conseguir un respiro político para las FARC, internacionalizando el conflicto, y buscando, simultáneamente, réditos para sus respectivas políticas de condescendencia, cuando no de complicidad, con el grupo armado.
En cuarto lugar, las peculiaridades de la “Operación Jaque” (e, indudablemente, la peripecia soportada y sus sobresalientes cualidades personales), han catapultado a Ingrid Betancourt al primer plano de la escena colombiana e internacional transformándola en un personaje político central de  la escena de su país. Esto ya ha comenzado a generarle los primeros conflictos
Menos claros resultan los efectos de este operativo en personajes, escenarios y procesos vinculados, pero mas lejanos, como son el Presidente Sarkozy y una indescifrable “intervención” de la Presidenta Cristina Kirchner (por ahora sólo recogina por la prensa argentina) a la que el primero hace referencia en el momento de la llegada de Betancourt a Francia. En ese momento el Presidente francés, con su popularidad en fuerte baja, instauró un fuerte y sobre-dimensionado operativo mediático destinado a hacerlo “figurar” en el campo de los “winners” de la operación. Al inicio, la opinión pública francesa  asistió a este show, entre escéptica y consternada, (“elle en a vu d´autres….”), hasta que las catastróficas declaraciones de la ex candidata socialista a la Presidencia, Segoléne Royale, vinieron a dejar en claro que, después de todo, por poco que haya sido la ayuda, al menos Francia había apoyado en algo a la liberación de una conciudadana detenida en inadmisibles condiciones para cualquier ser humano.
No menos llamativo es el hecho que, en una Latinoamerica superpoblada de tarambanas que no conocen forma de ver la historia que como una perpetua maldad estadounidense, no se hayan elevado todavía demasiadas voces para presentar todo este proceso como una malévola conspiración del imperialismo yanqui. Cabe esperar que el Presidente Bush, con su consabida habilidad diplomática, no realice en breve alguna declaración, como las que nos tiene acostumbrados, y termine alimentando alguna versión de este aldeano y secular síndrome persecutorio.
En resumen, la Operación Jaque, le ha devuelto la libertad a 15 seres humanos detenidos, en condiciones inadmisibles, por un paleontológico grupo de erráticos sublevados financiados por el narcotráfico. Las condiciones de la operación han puesto en marcha procesos políticos que pueden resultar significativos. En cualquier caso sería saludable para la democracia colombiana y latinoamericana que este resonante éxito no haga olvidar que todavía quedan unos 700 rehenes en manos de las FARC, que éstas todavía no están derrotadas y que una de las mayores virtudes de la democracia, en todos los casos, es la rotación de los distintos Presidentes al frente de los respectivos Poderes Ejecutivos.

*Catedrático de Ciencia Política
Depto de Estudios Internacionales.
FACS – ORT - Uruguay