jueves, 26 de marzo de 2020

ISRAEL - Nuevo virus BIVID-96





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Conozca el virus BIVID-96

Por B. Michael
Haaretz, 25. 3.2020
Traducción: Oded Balaban (balaban@research.haifa.ac.il)

Contrariamente a la creencia popular, Israel no enfrenta un solo virus, sino dos. Uno es nuevo, el otro es viejo. Uno es global, el otro es local. Uno sabotea el cuerpo, el otro sabotea el alma. Ambos son infecciosos. Ambos son peligrosos Ambos son fatales. Uno podría quizás tener cura. El otro, al parecer, ya no la tiene. 

El nombre de uno es Coronavirus (COVID-19 en su nombre científico). El nombre del segundo es: Bibismovirus (BIVID-96 en su nombre científico). Los síntomas del corona ya son familiares para todos. Los síntomas del BIVID-96 son: mentira patológica, egocentricidad total, tacañería compulsiva, racismo profundo, pérdida de inhibiciones, impulsos criminales, talento limitado de actuación e histeria recurrente. A fin de precisión histórica, vale la pena decir que el BIVID-96 ya no es local. Cuando entró por primera vez en el Palacio Balfour (en 1996, como su nombre científico lo indica), en realidad solo era local.

 Pero al igual que el virus, también ha experimentado procesos evolutivos y se ha convertido en una variedad de mutaciones adaptadas a otros hábitats. Como, por ejemplo, el virus del trumpismo estadounidense, el urbanismo húngaro, el bolsonerismo brasileño, el moravitskyismo polaco y muchos otros. 

Los antropólogos están convencidos de que todos los virus anteriores son en realidad descendientes directos de un virus progenitor común: el virus del racismo (RACIVID-1 en su nombre científico). Este virus surgió en solo un minuto (por eso se lo señala como 1) cuando los primeros Homo-Sapiens expulsaron del mundo al último Neanderthal, porque en su opinión, los Neanderthals eran una raza inferior. 

Y así, afirman los antropólogos, existe un profundo compromiso y apoyo mutuo entre todos los racistas que los portan y difunden. 

En los últimos meses, el estado de Israel se ha transformado en un ejemplo de ese apoyo mutuo: en abril de 2019, el virus local Bibismo ha entrado en una situación de cierta desesperación. Frente a él se creó una creciente masa de anticuerpos. "Just Not Bibi" fue el eslogan de esa masa, y muchos se unieron a sus filas. Pero Bibi, el único portador en la historia que disfruta de la protección de la "inmunidad colectiva", que esta vez está junto a él y no en su contra, logró obtener un empate. 

En la segunda ronda, en septiembre de 2019, aumentó el peligro para la seguridad del virus. El campo de anticuerpos ganó más fuerza y alcanzó una mayoría estable de 64 anticuerpos, contra 56 portadores. Aparentemente una clara victoria. 

De hecho, no. Porque no se tuvo en cuenta el poder del virus del racismo. Rápidamente levantó cabeza y ofreció su ayuda a su hermano perseguido. Con todas sus fuerzas, demostró lo valiente que era la ayuda mutua de los racistas de todas las facciones. Y así, solo el evidente racismo de Azul y Blanco, Hay Futuro y Nuestro Hogar Israel [nombres de partidos], que son casi todos los componentes del bloque "Just not-Bibi", impidieron la derrota del Bibismo. 

En la tercera ronda, el bloque de anticuerpos perdió fuerza. Pero aún podía vencer al Babismo, o al menos forzarlo a una tregua. Incluso el racismo pareció, por un momento, perder fuerza. Pero nuevamente no. Un par de topos racistas y un gusano suelto, plantado a tiempo en el bloque de anticuerpos, lograron enterrar esa endeble posibilidad. 

Luego, el virus Corona fue reclutado para el equipo de defensa. Ahora, mano a mano, tres virus, el racismo, el bibismo y el corona, marchan en una emocionante muestra de solidaridad inter-viral. ¿Quién puede enfrentarse a semejante coalición? No es de extrañar que el bloque "Just not-Bibi" se haya convertido en el bloque "Bueno, que sea Bibi", y ahora está en camino de convertirse en el bloque "Sólo Bibi".

Y gracias a todo esto, el “blof” de la calle Balfour [la residencia oficial del primer ministro] continuará reinando y continuará corrompiendo el resto de los terrenos fértiles que aún sobreviven. Y eso es lo que definitivamente nos merecemos.