“LA COMUNIDAD INTERNACIONAL ATRAPADA EN LA DISCUSIÓN CLIMÁTICA”
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La
Conferencia de las Naciones Unidas sobre el cambio climático que se
lleva a cabo en Polonia, en la ciudad de Varsovia, está encontrando, al
menos hasta el momento que escribimos esta editorial, serias
dificultades para sacar al tema de su ya tradicional empantanamiento.
Para
comenzar, es necesario decir que esta reunión arrancó “torcida”. Para
un simple analista de la política internacional como el que esto
escribe, y que no tiene más que la información general que se comparte
internacionalmente sobre los problemas -(a veces altamente técnicos)-
del cambio climático, resulta entre patético y caricatural que se haya
elegido a Varsovia como sede para llevar a cabo semejante conferencia.
Polonia es un país cuya fuente energética principal (más del 90%) es el
carbón; es decir el combustible más contaminante que la humanidad pueda
concebir. No en vano fue el combustible que energizó la Revolución
Industrial durante el siglo XIX. O sea que, aunque corre el rumor que
Polonia fue el único país de Europa centro-oriental que se ofreció a
organizar la reunión, las NN.UU. sólo podrían haber elegido un lugar
peor que Varsovia para realizarla: Pekín. Es decir la capital del país
donde, no solamente la economía consume más carbón en el universo: es
el país que más contamina de las maneras más inimaginables y donde los
problemas ambientales son considerados esencialmente “obstáculos para
el desarrollo”.
Ya se está tornando “vox populi”
que, aunque las NN.UU. nunca se han caracterizado precisamente por su
eficacia y eficiencia -(y hay conocidas y comprensibles razones para
esa proverbial inoperancia)-, en este tema los resultados obtenidos por
el máximo organismo multilateral desde el Protocolo de Kyoto en 1997
son inexistentes o, más bien, catastróficos.
Resulta
una tarea engorrosa -(y hasta tediosa para el lector)- intentar una
enumeración completa y puntillosa de las reuniones internacionales de
diverso tipo que se han organizado en torno al tema del calentamiento
global, el cambio climático, el deterioro del medio ambiente, etc.
Reportemos, al vuelo y de memoria que, antes de Varsovia, hubimos de
pasar por Bali, Copenhague, Cancún, Durham, Río de Janeiro, Doha, etc.
Si pudiésemos conocer el monto del gasto en millones de dólares que
este frenesí “conferenciero” ha insumido, seguramente quedaríamos entre perplejos y furiosos.
Más
perplejos, y seguramente más furiosos, quedarían los lectores cuando
advirtieran que, después de décadas de discutir sobre los efectos
perniciosos de la emisión de gases causantes de efecto invernadero, no
solamente no se ha llegado a la firma de ningún documento
efectivamente consensuado en torno al tema sino que, increíblemente, la
emisión de gases invernadero aumenta, consistentemente, al mismo
tiempo que aumentan las discusiones y multitudinarias reuniones.
Desgraciadamente,
los problemas que se están enfrentando en esta temática desbordan, y
por mucho, las limitaciones de una burocracia internacional remisa y/o
el aparentemente obtuso apego de los decisores políticos a actuar en el
sentido de no caminar realmente hacia un acuerdo y su renuncia a tomar
medidas en sus respectivas áreas de competencia política.
En
cualquier caso, y antes de intentar enumerar estos obstáculos casi
uniformemente desplegados a lo largo de los gobiernos del planeta,
conviene dejar hecha una salvedad: un gran porcentaje de los gobiernos
de Europa Occidental han asumido una actitud de compromiso prudente
hacia las distintas preocupaciones ambientales. Pero, aclarado esta
excepción peculiar cuya razón de ser no es posible explicar aqui, queda
por delante tratar de desentrañar lo que está efectivamente
sucediendo.
En
primer lugar cabe recordar que luego de veinte años de discusiones
sobre el tema de los efectos de los gases de efecto invernadero en la
atmósfera, y la reticencia de encarar el tema con un mínimo de seriedad
científica, la cuestión ingresó rápidamente en las agendas políticas
de los distintos países y grupos de países.
La
aparición de un “movimiento verde” que, por razones no muy claras, se
alineó más bien a la “izquierda” de los espectros políticos nacionales
-(cuando resulta evidente que hay muchos discursos ambientalistas que
son esencialmente “conservacionistas” y, por ende, conceptualmente
conservadores del statu quo)-, determinó que los partidos centristas y
de derecha estableciesen una relación de desconfianza relativa frente a
la posibilidad de ingresar la temática en sus respectivas agendas. En
la materia, precisamente, el caso de Polonia es paradigmático. En ese
país hay una convergencia explícita entre la más radical negación del
cambio climático -(que sostiene que el problema del calentamiento
climático no existe)- y la extrema derecha y el ultra-nacionalismo. El
tema es tan serio como que la “defensa” del carbón como fuente de
energía está siendo promocionada y comienza, incluso, a generar
movimientos y conferencias paralelas a las de los ambientalistas.
Es
más, en una versión apenas edulcorada del extremismo negacionista de
la extrema derecha, el gobierno polaco hará entrega en estos días a los
oficiales de NN.UU. de un documento solicitando que se inviertan
recursos en iniciar los estudios requeridos para garantizar el uso
futuro de algo que llaman “carbón limpio”.
Los
ejemplos de politización irremediable de la discusión abundaron en la
reunión que nos ocupa. En ocasión de la intervención del delegado
filipino, intervención cuyo dramatismo puede ser fácilmente comprendido
ante las aterradores consecuencias del tifón Haryan que arrasó con
dicho archipiélago, el delegado puso en el orden del día la temática,
casi emocional, de que los países contaminadores debían de compensar a
aquellos que sufrían los efectos de tifones o tormentas tropicales
aparentemente causadas por el calentamiento global.
En
segundo lugar, existe un elemento coyuntural que ha venido a agregarse
como dificultad suplementaria a un eventual avance en esta compleja
temática. La inevitable transición de las respectivas matrices
energéticas de los países se transformaría en legalmente obligatoria en
caso de que el tema llegase a culminar en un acuerdo internacional
efectivamente compartido y, huelga decir, dicha reconversión sería de un
costo altísimo. Aunque siempre se han manejado calendarios de
transformación energética gradual, es evidente que ello sólo permite
hacer algo más manejable un esfuerzo económico de gran escala. Con las
tres principales economías mundiales en crisis (los EE.UU., la UE y el
Japón), con la China, hasta hace poco la economía más dinámica y
próximamente la más grande, erigida en Gran Contaminadora del globo y
los países emergentes intentando sostener y prolongar un período de
bonanza relativa cuya duración es más que problemática, resulta
evidente que no hay ni país, ni grupo de países, con voluntad de liderar
el proceso que, por ahora, transcurre perezosamente en manos de
técnicos y burócratas del sistema multilateral. En otras palabras,
luego del primer empuje que tuvo lugar durante los primeros años del
siglo, no hay hoy fuerzas políticas dispuestas a empujar efectivamente
el tema en el escenario multilateral, por lo menos hasta que el vigor y
la sanidad de la economía mundial no se encuentren razonablemente
recuperados.
En
tercer lugar, la politización del tema de las eventuales medidas a
tomar ante la constatación de la existencia de un proceso de
calentamiento global de la atmósfera terrestre que mencionásemos en el
punto inicial, tuvo evidentemente, un efecto realmente devastador en el
necesario y insalvable esfuerzo de producción por la comunidad
científica de un conjunto teórico y empírico de explicaciones
racionales sobre lo que, efectivamente, está sucediendo en la atmósfera
terrestre.
Cuando
uno analiza los diferentes publicaciones especializadas en temas
afines al que nos ocupa y se advierte que la propia comunidad
científica se encuentra atravesada por los mismos clivages políticos
que cruzan a nuestras sociedades, el lector no puede dejar de advertir
que los intereses políticos, sociales y económicos han invadido
impunemente el terreno científico.
Desde
luego que todos sabemos –(baste recordar a Giordano Bruno y a
Galileo)- que las disputas científicas no transcurren en el empíreo e
impolutas de terrenales intereses, pero cuando uno lee en el “Journal of Physics”
D, Vol. 45, 445302, 2012, que la Oficina Meteorológica de Inglaterra
entiende que la temperatura media del globo no ha aumentado desde 1995
aunque los porcentajes de CO2 han subido sí exponencialmente. O cuando
uno accede a la información proporcionada por la investigación de dos
investigadores del MIT, Zhao Qin y Markus Buehel, que explican la
fragilización y el retroceso de los glaciales, precisamente por el
aumento del porcentaje de CO2 en la atmósfera, independientemente
de la evolución de las temperaturas promedio del planeta, no podemos
dejar de hacernos preguntas sobre la necesidad de una revisión general
de la manera en la que los actores internacionales y nacionales están
encarando el tema.
Para
comenzar, será necesario alejar la producción de los trabajos y los
resultados científicos de los intereses políticos y económicos del
momento: de lo contrario el tema en cuestión se transformará en algún
momento futuro en un punto muerto a partir del cual nos podemos
encontrar, efectivamente, con resultados realmente catastróficos.
LINK http://www.ort.edu.uy/facs/boletininternacionales/contenidos/177/editorialjavierbonillasaus166.html
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sábado, 23 de noviembre de 2013
LA CONFERENCIA SOBRE LA CONVENCION MARCO DEL CAMBIO CLIMÁTICO en VARSOVIA
miércoles, 20 de noviembre de 2013
SOFITEL HOTEL CASINO CARRASCO, MONTEVIDEO - URUGUAY
Del Blog “Cuadernito”
FOTO Rodrigo Bonilla
Noviembre 2013
http://cuadernito.tumblr.com/post/67548453017/hotel-carrasco-montevideo- uruguay
DORIS LESSING DIED LAST SUNDAY
On Doris Lessing and Not Saying Thank You
Posted by Alexandra Schwartz
The woman has trouble stepping out of the taxi. She is old, and the
taxi sits higher off the ground than she might like. As she stoops to
protect her head, the long red scarf that hangs from her neck nearly
brushes the pavement. The woman is not only old; she is also short and,
it has to be said, somewhat squat—a small woman with gray hair tied back
and stiff ankles cased in stockings, putting out a hand to steady
herself against the open door of the taxi as the driver jogs over to
assist her, his engine still running. She’s too far along to accept his
help. She steps down slowly, asks the fare, and only after reaching for
her pocketbook does she look straight into the camera, now close on her
face, and ask what is being photographed. “We’re photographing you,”
says a man’s voice, almost shyly, the long cone of a microphone pushed
suddenly into view. “Have you heard the news?”
A number of obituaries of Doris Lessing, who
died on Sunday, at the age of ninety-four, mentioned that when she
learned she had won the 2007 Nobel Prize in Literature her response was,
“Oh, Christ.” She said, “Oh, Christ,” and waved her hand at the
reporters who had staked out her home in London, shooing them away. Then
she turned and paid for her taxi as her son Peter, who lived with her
and whom she cared for while he was ill, looked on. A running meter
demands attention; after nearly nine decades, the last step to literary
glory can be put off for five more minutes.
At eighty-nine, Lessing was the oldest writer to win the Nobel Prize
in Literature, and the eleventh woman to do so. She was born in Persia,
in 1919, to British parents, and she grew up on their failed farm in
what was then Southern Rhodesia. As a young woman, she rejected the
brutal, racist colonial system that she inherited, as well as the sexism
that had crushed her mother’s life, and which nearly crushed hers after
she married, at the age of nineteen. She was a committed Communist in
the nineteen-forties, then spent the rest of her life refuting
Communism, along with most other codified political movements. She moved
to England, took younger artists into her home, and wrote book after
book: novels, science fiction, memoirs, essays, poems, a libretto for an
opera adapted from her book “The Making of the Representative for
Planet 8,” with music by Philip Glass.
After her run-in with the press, Lessing went into her house. She
came back with a glass of water, and, sitting on her front steps like
she was getting ready to peel potatoes, she asked the reporters how she
was supposed to react to their announcement. “The whole thing is so
graceless and stupid and bad mannered,” Lessing said. They stammered.
She was clearly having fun. Her name had been floated for years; the
Nobel committee had made it clear to her that she was never going to
win. Now it had apparently had a change of heart, tying her up with
interviews and ceremonies and speeches just as she was getting ready to
start another book.
We tend to expect certain things of people who win big prizes. First,
there should be surprise, even shock, chased by a flicker of disbelief.
That disbelief should soon give way to pleasure, but unchecked pleasure
in the flush of success can be unseemly, embarrassing to witness; like
Augustus Gloop lapping up the chocolate river in Willy Wonka’s factory,
it makes for a gluttonous, and risky, display. The idea is to be
collected, gracious, and sincere, to thank all of the people who helped
you on your way to this, the most important moment of your life.
Winning the Nobel Prize was not the most important moment of Doris
Lessing’s extraordinary and prolific life, and it seems as though some
of her critics won’t forgive her for not pretending that it was, just as
they won’t forgive her for leaving her two young children in the care
of their father, in Rhodesia, so that she could pursue a different kind
of life. Her obituary in the New York Times has a tone of peevish, gawking reproach. (Much better to read Margaret Atwood’s wonderful tribute in the Guardian.)
These are many of the same people who pick at Lessing for refusing to
call her best-known work, “The Golden Notebook,” a feminist book. But
the uncompromising and unapologetic way in which she conducted both her
private life and her writing life should speak for itself.
Lessing’s major political concern was the same as the one that is at
the heart of feminism, and of all civil-rights movements: access. In her
Nobel acceptance speech,
called “On Not Winning the Nobel Prize,” Lessing described visiting two
schools. The first was in what by then had become the independent
Republic of Zimbabwe: “There is no atlas or globe in the school, no
textbooks, no exercise books, or Biros. In the library there are no
books of the kind the pupils would like to read, but only tomes from
American universities, hard even to lift, rejects from white libraries,
or novels with titles like ‘Weekend in Paris’ and ‘Felicity Finds
Love.’ ” The second was an upper-crust London boys’ school. She told the
students there about the students in Zimbabwe who begged visitors to
bring them books. The London boys looked at her blankly, polite but
bored. “I’m sure that some of them will one day win prizes,” she said.
Look at Orhan Pamuk, she told her audience, look at V. S. Naipaul and J.
M. Coetzee. All three, in their Nobel acceptance speeches, spoke of an
early life spent with books. How can we better distribute knowledge?
“I have to conclude that fiction is better at ‘the truth’ than a
factual record,” Lessing wrote in her 1993 preface to “The Golden
Notebook.” When Lessing set out to tell the story of her parents in her
final book, “Alfred and Emily,” published in 2008, she split it in two,
pairing the real account of their miseries and privations with an
imagined counter-history of what their lives might have been if the
First World War had never happened. Sometimes, though, the factual
record turns out to be just as good as fiction. The pugnacious bravado,
the fascination and fury with politics, the death of the British Empire
(Lessing refused to become a dame, because there was no longer any Empire to be Dame of),
the apparent total lack of fear of failure—what Lessing needs now is a
top-notch biographer. Hermione Lee, the best person for the job, has
just published her book about Penelope Fitzgerald. Could we hold out
hope that she might turn to Lessing next? Oh, Christ, what a prize that
would be.
Alexandra Schwartz is on the editorial staff of the magazine. She is a frequent contributor to Page-Turner.
Above: Doris Lessing in 1980. Photograph: Keystone-France/Gamma-Keystone/Getty
LINK: http://www.newyorker.com/online/blogs/books/2013/11/on-doris-lessing-and-not-saying-thank-you.html
domingo, 17 de noviembre de 2013
Poverty reduction or recipe for dependency ?
FROM “THE GUARDIAN”
Bolsa-Família: template for poverty reduction or recipe for dependency?
Now
10 years old, Brazil's biggest welfare programme has so far benefited
50 million people and become a reference for social protection
programmes from Ghana to New York.
Ten years ago, Brazil was just one of many countries struggling against extreme poverty. Today, it has become a worldwide reference – an example of how to fight poverty.
Thanks to a programme that no Brazilian politician now dares to go against: Bolsa-Família.
Evoking
admiration and criticism, the programme is now 10 years old. Brazil
still struggles to create real alternatives of income generation and
decent employment for all citizens. But Bolsa-Família is one of the
largest existing instruments of income transfer, benefiting 13.8 million
families (almost 50 million people.) It means that approximately one in
four Brazilians receives the benefit – the total population is about
198 million people. Considering the scope of the programme, it has a
major impact on the Brazilian economy and on people's lives.
According to the survey,"Bolsa-Família: a decade of inclusion and citizenship,"
published recently by the Brazilian Research Institute for Applied
Economics, the programme was responsible for approximately 28% of the
total poverty reduction in Brazil. Between 2002 and 2012, the number of
Brazilians living with less than BRL70 (£20) has decreased from 8.8% to
3.6%.
In 10 years, about 12% (1.7 million people)of the total
beneficiaries have even been able to give up the benefit. However, some
experts warn that a wide majority cannot get out of this dependence
relationship with the government. The benefit is for the "extremely
poor", those with a per capita income of BRL70 per month, and for the
"poor", those with a per capita income between BRL70,00 and BRL140 per
month. The average monthly stipend is BRL152. But will Bolsa-Família
alone solve the problem of poverty?
For Francisco Menezes, a
prominent Brazilian researcher on Bolsa-Família and food security, the
programme is an important instrument of hunger reduction and social empowerment, especially for women, the main beneficiaries. In spite of that,
the big challenge is to reduce the dependence the handouts create,
providing recipients with more job opportunities and more access to
basic services, such as education and health care.
"Today, hunger
is almost nonexistent in Brazil and many people have left poverty. That
is undeniable. But there are still many deprivations imposed on the
poor. Bolsa-Familia won't solve this. We need other social investments,"
said Menezes, who works for the Brazilian Institute for Social and Economic Analyses, one of the oldest NGOs in the country.
One
of these deprivations is access to housing. In rural areas, many
Brazilians do not have access to land. In urban environments, rental
fees are getting more expensive. Many people, thus, depend on
Bolsa-Família to pay for housing.
Bernardete Monteiro, 41, lives
with her two children in Santa Marta, a favella (Brazilian slum) in Rio
de Janeiro. The area's proximity to the World Cup venue increased the
cost of living, and her monthly rental nearly doubled. For a tiny room
with no windows, she has to pay BRL480. She works as a maid and almost
all of her salary is spent on housing expenses.
"Without
Bolsa-Família, I cannot buy food for me and my children. It is really
good help. But I still feel we don't have an alternative to be able to
one day say that we don't need the benefit anymore."
According to a recent UN study,
hunger has decreased from 22.8 million people in 1992 to 13.6 million
in 2012. The national secretary for income and citizenship in the
ministry of social development and hunger combat (MDS), Henrique Silva
de Paiva, says that Bolsa-Família has been integrated with 19 other social protection
programmes. He said that the country needed to invest primarily in cash
transfers because the situation of poverty and inequality was very
serious when the programme was introduced in 2003.
"We know that
the programme has to be improved every year. We are also planning the
development of other programmes to facilitate people's access to the
labour market," Paiva said
.
Another researcher on Bolsa-Família and executive co-ordinator of Action Aid Brazil,
Adriano Campolina, highlights the impact of Bolsa-Família in reducing
internal migration. "The northeast is going through one of the worst
droughts ever. But people are not migrating. Bolsa-Família is helping
them tackle this. On the other hand, there are some negative aspects. It
is necessary to combine transfer income with access to productive
inclusion and public services that ensure basic quality of life," said
Campolina.
To receive the monthly stipend, parents must ensure
their children attend local schools and must be brought for regular
medical check-ups. Social workers are now also looking for other people
living in extreme poverty still not included in the programme.
These
surveys are part of Plano Brasil Sem Miséria—Brazil Without Misery.
Such is the fascination of Bolsa-Família that Brazil is now being
consulted for advice on income transfer programmes by countries across
Africa (Ghana, Angola, Mozambique), the Middle East (Egypt, Turkey) and
Asia (including India). Even New York City has implemented a version of
the programme.
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miércoles, 13 de noviembre de 2013
martes, 12 de noviembre de 2013
Les ultra-conservateurs toujours présents en Iran
NOUVELLES D´ IRAN - Un Blog de la Direction de “LE MONDE”
4 novembre 2013
A Téhéran, démonstration de force des ultraconservateurs
A l'occasion du 34e anniversaire de l'occupation de
l'ambassade américaine, en 1979, qui avait été suivie de la prise en
otages, pendant 444 jours, de 52 diplomates américains, des milliers de
manifestants se sont rassemblés, lundi 4 novembre, devant ce bâtiment de
Téhéran devenu un musée, criant leur hostilité à l'égard des
Américains.
Bien que cette date, baptisée "Journée nationale de la lutte contre l'impérialisme",
donne chaque année lieu à un rassemblement semblable, celui de cette
année a pris une toute autre signification du fait de la politique
d'apaisement menée par le président Hassan Rohani.
La prise d'assaut de l'ambassade américaine, survenue peu après la
révolution islamique en février 1979, avait causé la rupture de toutes
les relations diplomatiques entre Washington et Téhéran. Pourtant, à
l'occasion du voyage de M. Rohani à New York, en septembre, le président
iranien et son homologue américain, Barack Obama, se sont entretenus au téléphone
pour la première fois pendant une quinzaine de minutes. Depuis, les
gestes d'ouverture se sont multipliés entre les deux pays, ennemis de
longue date, suscitant la réaction hostile des plus conservateurs en Iran.
Le rassemblement de ce lundi pourrait dans ce contexte être considéré
comme un avertissement de la part des plus radicaux du régime à
l'attention du nouveau gouvernement. L'ampleur de ce rassemblement – les
manifestants étaient plus nombreux qu'à l'ordinaire – et l'écho qu'il
va avoir dans la presse nationale et internationale pourraient peser sur
le travail des diplomates iraniens chargés du dossier nucléaire, alors
que des nouvelles négociations sont prévues à Genève, les 7 et 8
novembre.
Depuis quelques jours déjà, la
presse iranienne spéculait sur la possibilité que les discours
antiaméricains soient mis en sourdine. Ce débat a pris une nouvelle
tournure après que les affiches antiaméricaines installées dans la
capitale ont été retirées par la municipalité de Téhéran.
Mais la foule – jeunes écoliers comme Iraniens plus âgés – présente
devant l'ancienne ambassade américaine a prouvé que les vielles
habitudes et les traditions ont la peau dure. Les manifestants ont
appelé, comme les années précédentes, à la "mort de l'Amérique", ainsi
qu'à la destruction d'Israël. Ils brandissaient des pancartes couvertes
de ces slogans, ainsi que des photos du Guide suprême iranien, Ali
Khamenei. Des drapeaux américains ont été brûlés ainsi que des
épouvantails censés représenter les Etats-Unis.
L'ancien chef des négociateurs nucléaires – et candidat malheureux à
l'élection présidentielle de juin –, l'ultraconservateur Said Jalili, a
été choisi pour prononcer le principal discours devant la foule. Il a
été démis de ses fonctions par Hassan Rohani, puis nommé au Conseil de
discernement par le Guide suprême.
D'autres personnalités ultraconservatrices ont également été vues
dans ce rassemblement, dont l'ancien parlementaire Gholam-Ali Haddad
Adel, ainsi que plusieurs anciens responsables du gouvernement de
l'ex-président Mahmoud Ahmadinejad (2005-2013) comme son ministre des
sciences, Kamran Daneshdjoo. "La manifestation de cette année est
plus grande et la plus glorieuse de ces dernières années. La population
envoie ainsi un message à l'équipe chargée des négociations [nucléaires] pour qu'elle puisse défendre plus fermement les droits du peuple iranien", a-t-il soutenu.
Une exposition de photo a été également organisée en marge de la
manifestation, consacrée aux crimes commis par les Etats-Unis. : l'aide
au régime de Saddam Hussein pendant la guerre Iran-Irak (1980-1988) ; la
fourniture d'armes aux groupes terroristes agissant contre l'Iran ;
l'attaque du vol 655 de la compagnie iranienne Iran Air, le 3 juillet
1988, qui avait fait 290 victimes civiles...
viernes, 8 de noviembre de 2013
TERRORISMO Y ESTADO DE DERECHO
"EL TERRORISMO, LA ‘DOCTRINA PAROT’ y EL ESTADO DE DERECHO”
I.-
El sábado próximo pasado, dos periodistas de Radio France
Internationale, Ghislaine Dupont y Claude Verlon, eran secuestrados y
asesinados poco tiempo después como perros por “jihadistas” a escasos
kilómetros de la ciudad de Kidal, en el norte de Mali. Posiblemente,
cuando este editorial vea la luz, algún nuevo atentado perpetrado por
algún grupo terrorista seguramente se habrá cometido o estará a punto
de llevarse a cabo.
No
escapa a ningún observador que el terrorismo se ha transformado en un
actor cotidiano de la escena política internacional. De Nueva York a
Madrid, de Londres a Pakistán, Boston a Yemen, de Sudán a Kenia, de
Libia a Mali, de Moscú a Buenos Aires, de Siria a Pekín, de El Líbano a
Bombay en la India, etc., etc., el terrorismo, particularmente el
llevado a cabo por grupúsculos islamistas radicalizados de obediencia
fundamentalista salafista, suní o chiíta, golpea sistemáticamente,
desde hace ya casi dos décadas, a poblaciones de las más diversas
nacionalidades, obediencias religiosas, etnias y tradiciones
culturales.
Aunque
es evidente que el fundamentalismo islámico es el principal actor de
este incontenible deterioro de las condiciones de vida y de seguridad
en las sociedades contemporáneas, sería un error considerar que “el
problema” tiene que ver exclusivamente con los mencionados grupúsculos
islámicos. El patético atentado llevado a cabo en Noruega, en Oslo y en
la isla de Utoya, en julio de 2011, por un extremista noruego de ultra
derecha es el ejemplo más claro de que el problema no está solamente
vinculado a grupúsculos fundamentalistas islámicos. Por otra parte, si
bien es cierto que el terrorismo se ha extendido últimamente casi por
todo el planeta y se ha realmente banalizado en las últimas décadas,
también conviene recordar que no es nuevo. ETA en España, IRA en Gran
Bretaña, las Brigadas Rojas en Italia, la Banda de Baader en Alemania,
así como decenas de guerrillas en América Latina, África y Asia,
recurrieron al terrorismo durante las décadas de los 60 y 70.
Algunas
de aquellas empresas terroristas se extinguieron por sí solas, otras
fueron derrotadas y, en realidad, muy pocos de los cada vez más activos
terroristas actuales tienen lazos ciertos de continuidad con los
terroristas del siglo pasado. Sin embargo, una de las pocas cosas que
relaciona aquellos terroristas de hace medio siglo atrás con los
asesinos contemporáneos es, en realidad, la incapacidad que tuvo y
tiene la enorme mayoría de los gobiernos para combatir, tanto el
fenómeno del terrorismo de entonces, como el que hoy crece
inconteniblemente.
II.-
Un acontecimiento reciente, ligado directamente al fin de los
terroristas de ETA, nos puede servir de ejemplo de cómo los estados
democráticos tienen serias dificultades para enfrentar y acabar con el
terrorismo, en este caso, aún después de su derrota.
Unas
dos semanas atrás, Inés del Río, histórica integrante de la
organización terrorista ETA, fue puesta en libertad por el gobierno
español siguiendo una orden del Pleno del Tribunal Europeo de Derechos
Humanos (TEDH), con sede en Estrasburgo, Francia, tras pasar 26 años
presa en una cárcel española.
La
terrorista fue liberada por las autoridades españolas porque el
Tribunal Europeo de Derechos Humanos le daba la razón a la condenada
frente a la decisión de la justicia española. La sentencia que derivara
en la liberación de la terrorista se basaba en que el TEDH consideraba
ilegal la llamada “doctrina Parot” que, oportunamente, fuere
aprobada por el Tribunal Supremo de España y por el Tribunal
Constitucional -(eso aconteció en el año 2006, para ser precisos, y se
generó a partir de el Recurso de Casación interpuesto por el terrorista
Henri Parot)- con el objetivo de impedir que los terroristas pudieran
salir de prisión antes de cumplir la pena máxima de 30 años como
resultado de la aplicación de diferentes mecanismos de acortamiento de
las penas. Para ello, la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional, y el Tribunal Supremo de España, consideraron aplicable retroactivamente
el principio que regulaba al cumplimiento de las condenas y el cálculo
de su límite máximo. En ese sentido, la Justicia española determinó
que: “La forma de cumplimiento de la condena total, será de la
manera siguiente: se principiará por el orden de la respectiva gravedad
de las penas impuestas, aplicándose los beneficios y redenciones que
procedan con respecto a cada una de las penas que se encuentre
cumpliendo. Una vez extinguida la primera, se dará comienzo al
cumplimiento de la siguiente, y así sucesivamente, hasta que se
alcanzan las limitaciones dispuestas en la regla segunda del art. 70
del Código penal de 1973. Llegados a este estadio, se producirá la
extinción de todas las penas comprendidas en la condena total
resultante”. Independientemente de lo que se opine sobre el fondo
de esta forma de evitar el acortamiento de las penas, el carácter
retroactivo de su aplicación es evidentemente cuestionable ya que va
directamente contra el principio general de la irretroactividad de las
leyes penales desfavorables a los intereses de los condenados.
Sucedió,
entonces, lo previsible. En concreto, 16 de los 17 magistrados de la
Gran Sala del Tribunal Europeo de Derechos Humanos aseguraron que las
resoluciones de los tribunales españoles eran contrarias al Convenio
Europeo de Derechos Humanos. Pero, en total, fueron 24 los jueces del
Tribunal que participaron en la deliberación y fallo de la sentencia
declarando que la llamada “doctrina Parot” supone una
vulneración del Convenio Europeo para la Protección de los Derechos
Humanos y de las Libertades Fundamentales. En primer lugar, lo hicieron
por unanimidad, en 2012, los siete jueces que componían la Sala que
resolvió el recurso interpuesto por Inés del Río contra la aplicación
que se le hizo de la decisión del Tribunal Supremo que puso en
circulación inicialmente dicha “doctrina” y contra la decisión del
Tribunal Constitucional que la avaló posteriormente. En segundo lugar,
lo han hecho, en 2013, los diecisiete jueces que componen la Gran Sala,
que han tenido que resolver el recurso interpuesto por el Gobierno
español contra la decisión de la Sala. En este caso no ha sido por
unanimidad, pero casi (16 a 1). Con esta decisión obligaban al Estado
español a la puesta en libertad inmediata de la terrorista Del Río
detenida en 1987. O sea: una derrota en toda la línea para la justicia
de España.
Del
Río había sido condenada a más 3 mil años de cárcel por su
participación en el Comando Madrid, con lo que habría tenido que salir
de prisión en el año 2008 gracias a los trabajos realizados en la
cárcel y a la consiguiente redención de la pena. Sin embargo, la
aplicación de la “doctrina Parot” retrasaba su excarcelación hasta 2017, violando sus derechos humanos según el Tribunal Europeo. Ahora está libre.
La
noticia ha generado una enorme tensión entre el gobierno conservador
de Mariano Rajoy y el Partido Popular, que ha propuesto declarar
personas “non gratas” a los terroristas excarcelados y, algunas
asociaciones de víctimas del terrorismo incluso han acusado a Rajoy de
no haber hecho lo suficiente para frenar la sentencia de Estrasburgo.
La incomodidad del gobierno Rajoy seguramente tiene que ver con el
hecho que la utilización de la “doctrina Parot” fue
esencialmente una decisión tomada por un anterior gobierno socialista
(el gobierno Rodríguez Zapatero de la VIII Legislatura, 2004-2008) y,
seguramente, con la certeza de todos los juristas serios que la
aplicación retroactiva de la mencionada doctrina no resistía el menor
análisis jurídico objetivo. Es más hay, en España, quienes no descartan
que el recurso a la “doctrina Parot” formó parte de la
negociación de los socialistas con ETA, en el llamado “proceso de paz”,
a sabiendas que a corto plazo la utilización de la “doctrina Parot” sería exitosamente impugnada.
¿Por
cuáles razones se optó por este subterfugio? Es algo que hoy resulta
complejo de desentrañar. Recién la reforma del Código penal del año
2003, realizada durante el gobierno del conservador José María Aznar,
había recorrido el camino correcto elevando la pena máxima hasta los 40
años y suprimiendo la posibilidad de redención de penas para delitos
de terrorismo. Pero esa reforma no tuvo ni podía tener efecto
retroactivo. Es decir, no se pudo aplicar a los delitos terroristas
cometidos con anterioridad al 2003, aunque juzgados a posteriori, por
lo que cayeron dentro del ámbito de la ley anterior que sólo admite
penas de un máximo de 30 años. ¿Por cuáles razones proceder a esta
extraña ficción de condenar a más 3.000 años de prisión, por adición de
penas, a una asesina contumaz cuando se sabía que el derecho vigente
no lo permitía?
Hoy
el público se pregunta, con la sencilla ceguera del sentido común:
¿cómo una etarra condenada a más de 3 mil años de cárcel por su
participación en las acciones del Comando Madrid, uno de los más
sanguinarios de ETA, con decenas de asesinatos en su haber, puede ser
puesta en libertad “antes de tiempo”? Las asociaciones de víctimas del
terrorismo, indignadas ante la liberación de la terrorista -(y por las
que, inevitablemente, seguirán como consecuencia de la aplicación de la
decisión del Tribunal de Estrasburgo que, casi seguramente, tiene
carácter vinculante)- han llegando incluso a exigir al gobierno español
que no acate la sentencia, al grito desmesurado de “Matar sale gratis”,
grito que olvida que, aunque los asesinos deberían seguir -(moralmente
pero no jurídicamente)- en prisión, no por ello han dejado de pasar 20
años en la cárcel. Especialmente una de estas asociaciones, “Dignidad y
Justicia”, ha presentado una denuncia ante la Fiscalía General del
Estado en la que pide la nulidad de la puesta en libertad de Del Río
dictada por la Audiencia Nacional tras la sentencia de Estrasburgo.
Se equivocó la justicia española cuando echó mano a la “doctrina Parot”
en 2006 y se equivocan quienes se oponen a la libertad de Del Río. El
horror que significa su libertad es el resultado del error de 2006 y
ello no se arregla generando un nuevo acto ilegal por mucho que
sean comprensibles las reacciones afectivas de aquellos que sufrieron
las acciones de una organización terrorista que, aunque hace dos años
anunció el cese de la actividad armada, cometió durante más de 40 años
casi 900 asesinatos como supuesta medida de presión para lograr la más
que improbable independencia del País Vasco norte de España.
III.-
¿Qué resulta más eficaz para combatir el terrorismo? ¿Ensayar caminos
de dudosa legalidad (y obtener resultados rápidos, eficaces y sobretodo
consistentes con el ánimo del electorado) o apegarse estricta, y hasta
obstinadamente, a Derecho?
Creemos
que la conclusión de este episodio debería convencernos que debemos
aferrarnos al segundo camino. La sentencia de Estrasburgo que deshecha
la “doctrina Parot” no sólo no es un triunfo de ETA ni de sus
cómplices. Tampoco es una derrota de la democracia como “sienten”
explicablemente muchos ciudadanos españoles. Muy por el contrario es un
triunfo del Estado de Derecho y, en este caso, un triunfo de Europa
como entidad política que informa sus decisiones jurídicas con seriedad
moral. Prueba de ello es que más de dos centenares de jueces,
magistrados, fiscales, catedráticos y titulares de derecho penal han
elaborado hace unos días un comunicado en el que subrayan la necesidad
de acatar la decisión del Tribunal Europeo de Derechos Humanos y
advierten que denunciar el Convenio de Derechos Humanos, como ha pedido
alguna asociación de víctimas, “es un regreso a la dictadura”.
Esta última afirmación es, nuevamente, otra desmesura. Pero sí retoma el espíritu general de lo que queremos concluir aquí. La “doctrina Parot” no ayudó a la democracia española, la sentencia de Estrasburgo sí lo hizo.
Como
vimos al principio, el problema del terrorismo se ha ido banalizando
-(no queremos llegar a decir “generalizando”)- paulatinamente. Y,
desgraciadamente, el recurso a distintas formas de “doctrinas Parot”
también se hace cada vez más cotidiano. ¿Cómo es posible sostener que
el mantenimiento de los prisioneros sin juicio en Guantánamo “ayuda” a
los EE.UU. en la lucha contra el terrorismo? Todo lo contrario: es una
vía perfecta para proporcionar elementos de justificación a las bandas
de asesinos que abusan del Islam. Recientemente también los EE.UU. han
quedado envueltos en el bochornoso escándalo de las escuchas
generalizadas, tanto a jefes de estado aliados como a millones de
ciudadanos que manifiestamente poco tienen que ver con el terrorismo
del tipo que sea. ¿Alguien puede creer que escuchar el teléfono de
Angela Merkel es útil para combatir el terrorismo?
Concluimos.
La verdadera lucha contra el terrorismo requiere de una inflexible,
implacable, indoblegable, y además permanente, defensa del derecho y de
su utilización más estricta. Todo apartamiento del derecho, por
popular que pueda resultar en determinados momentos a las ciudadanías y
por “eficaz” que aparezca a corto plazo, es un inicio de triunfo del
terrorismo. Los gobiernos democráticos han de ser obsesivamente
defensores del derecho: quienes atacan sistemáticamente la ley y el
Estado de Derecho son, precisamente, los terroristas y sus distintos
cómplices. Toda consideración que pretenda mitigar esta oposición
radical corre a favor del terrorismo.
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miércoles, 6 de noviembre de 2013
domingo, 3 de noviembre de 2013
MEXICO´S DAY OF THE DEAD
Day of the Dead – A True Celebration of Life
mexicanmuseumsandmavens
Just another WordPress.com site
02
November 2013
Dia de los Muertos is a two-day period where Mexican families honor their deceased loved ones. It is a window of opportunity, lasting 24 hours for deceased children on November 1st (actually beginning at midnight on October 31st and referred to as All Saint’s Day), and 24 hours for deceased adults on November 2nd (All Soul’s Day). It is believed that the spirits of the dead return home for a short visit during that time span.
Personalized altars or ofrendas are prepared with much care, thought and love to welcome relatives and friends back to Earth.
Among the most common elements placed on these altars is the fragrant cempasuchitl (orange marigold flowers), with the belief that the flower petals combined with copal incense (a natural tree resin which gives off an unmistakably pungent scent) purify the altar and attract the souls through their aroma.
Candles light the path for the deceased in transit.
Religious images and crosses incorporate Christian elements.
Candies and toys are set out for the deceased children, while tequila, beer or mezcal (whatever the favorite libation of the deceased was) and typical foods (such as mole, fruits, tamales) are lovingly provided for more sophisticated adult tastes.
Water and salt are also prevalent – basic elements for life.
Photos and/or drawings of the deceased, along with whimsical sugar skulls are combined to make the decoration of each ofrenda unique, be it humble and makeshift or rich and elaborate – all in tribute to those no longer inhabiting the Earth.
Ancient pre-hispanic tradition blends well with popular culture. Death was an integral part of life in Mesoamerican cultures. There were several festivities reported by Spanish chroniclers on their arrival to the New World. According to Sixteenth-century Spanish Monk Diego de Duran the actual dates the mexicas dedicated to the dead were moved to coincide with the Catholic calendar.
It is not by chance that Day of the Dead falls at the end of the agricultural cycle. Mexico up until recently has been a predominantly agricultural society, with corn – the main staple of the average Mexican diet – central not only to local cuisine but to the culture itself. Halloween, celebrated one day before Day of the Dead, is rooted in the ancient traditions of the Celtic Druids (Samhain), which also holds that spirits return on this day, marking the start of a fallow period of the soil, when the land is put to rest.
The main difference between these two holidays, both entrenched in ancient native agricultural societies, is that Halloween is laced with fear and concern over the returning malevolent spirits (which is why children were dressed in costumes – to confuse the spirits and protect the kids), while Dia de los Muertos is a joyful celebration, viewed more as a family get-together with transitory spirits.
The focus of Dia de los Muertos is not solemn or gloomy. Actually, the bright colors, whimsical decorations and fragrant aromas set the scene for what is considered a serious yet festive occasion, all of these elements contributing to guide the deceased relatives and loved ones home or back to the cemetery where they were laid to rest. That is why cemeteries become the site of overnight vigils and partying. It is common, particularly in rural Mexico, that families spend the night at the graveside, on the watch for the visits spirits. At this time of year, it is common to see groups picnicking, dinner may be served with alcohol, while reminiscing to the backdrop of local music or mariachi serenades. Without a doubt, the annual gathering is one of joy and happiness rather than sadness and sorrow.
The teeming metropolis of Mexico City, where Halloween-influenced decorations of pumpkins, witches, ghosts and spiders have become more and more prevalent every year, may seem far removed from rural and indigenous communities, yet there has been a revival of this vivid holiday. There are noticeable variations depending on the region
There is much to do and see in the capital as well as around the country. Try the pan de muerto, a special sweet bun of sorts, topped with a cross-bone motif. Taste a calavera sugar skull (a reflection a fusion of cultures, since although human skulls abound in prehispanic cultures, sugar was brought to the New World by the Spaniards, making for an all inclusive and whimsical invention) or its more recently invented chocolate or amaranth cousins. The whimsical sugar skulls can be purchased at virtually any local market or even supermarket. Many vendors are happy to label them, upon request, with the names of your friends and family members! Buy the vibrant hand (or machine) cut tissue paper banners complete with images of friendly skeletal couples. Check out the altars that abound everywhere – literally on the street, in office vestibules, museums, supermarkets, malls and even in churches.
This holiday has melded into an amalgamation of cultural as well as religious festivity, expressing the spirit of life as much as that of death. Where else can you experience the blending of prehispanic customs with Christian nuances, fused together to applaud life?
NOTE: All of the photos included in this blog were taken by me this 2013 Day of the Dead holiday.
If you would like to use them, feel free but please give me due credit.
Sure Anita Brenner, Great Job !!!!!!
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