"Vamos a tener que ponernos de acuerdo sobre el futuro de Unasur, porque si no hay esta relación amistosa entre nosotros, estamos creando en lugar de una instituciòn de integración, un club de amigos rodeados de enemigos".
Presidente de Brasil, Jose I."Lula" da Silva
El anuncio por parte de Colombia y de los EE.UU. que las fuerzas armadas de éste último país comenzarán a utilizar bases colombianas a los efectos de desarrollar las actividades del "Plan Colombia", ha desatado un verdadero revuelo en toda la región.
La cuestión de las utilización de 7 bases colombianas por las fuerzas armadas de los EE.UU. (que no es la instalación de bases americanas en Colombia como varios medios de prensa han titulado en el mundo) es un tema de alto interés regional y debe recibir un tratamiento mesurado y razonable de parte de todos los gobiernos latinoamericanos. No es un tema banal por lo que merece ser objeto de un editorial especialmente dedicado al tema.
Lo que hoy nos ocupa es que, precisamente, desde una perspectiva muy distante de la seriedad que el tema requiere, la cuestión está siendo tratada a nivel internacional, de una manera, y en un tono, que no nos parece el adecuado.
El lunes 10 de agosto, en la reunión "multipropósito" de un grupo importante de Presidentes de países latinoamericanos, que se llevó a cabo en Quito, se volvieron a pronunciar las amenazas y los cánticos de "guerra" a los que son afectos algunos presidentes de la región.
El asunto no es de ahora sino que tiene muy largos antecedentes en la historia de nuestro sub-continente. El antecedente más lejano viene, en realidad, desde el fondo mismo de la historia de nuestros países (y por ello su lejanía en el tiempo no lo torna menos importante) y es que, en la tradición política caudillesca latinoamericana, el uso sistemático de la política internacional y del "tensamiento" de las relaciones entre países constituye un recurso ya conocido por no decir abiertamente desgastado.
Normalmente su objetivo es esencialmente para consumo interno y está dirigido a convencer a los distintos electorados nacionales que sus respectivos presidentes son, simultáneamente, patriotas impolutos, celosos guardianes de la paz y, además "hombres" de un coraje y un hombría extraordinarios. Así, el presidente Hugo Chávez, desde el día anterior a la reunión de marras, ya estaba llamando, en su intervención televisiva del domingo, "al pueblo y a las fuerzas armadas" a prepararse, y estar "prontos para el combate" ya que, según él, "la amenaza contra nosotros (es decir , los venezolanos) se hace cada vez más grande".
La reunión, que servía simultáneamente para celebrar el Bicentenario de la independencia del Ecuador de España, para acompañar al presidente Correa en la toma de mando de su segundo período presidencial, para que la presidencia temporal de Unasur pasase de manos chilenas a manos ecuatorianas, y para tratar de acorralar a Colombia y al presidente Uribe, se desarrolló en un clima bastante desagradable.
El presidente de Bolivia acusó a Uribe de "traicionar al pueblo y a América Latina". Ya en la reunión misma, el propio Chávez siguió en la línea de su discurso del día anterior y repitió el argumento, agregando ahora, etimológicamente, más combustible: "Venezuela está preparándose porque nos tienen en la mira. Y la razón es una…el petróleo". Por su parte Correa, que estaba asumiendo su segundo período de gobierno que durará hasta el año 2013, acompañó los exabruptos de Chávez y de Morales pero hubo de dedicar algo de tiempo a los problemas internos de su país. Uno de los puntos fuertes del discurso de Correa fue su convocatoria explícita a encontrar "…formas de controlar los excesos de la prensa", "El mayor adversario que hemos tenido…ha sido una prensa con un claro rol político aunque sin ninguna legitimidad democrática".
Afortunadamente hubo algunos presidentes que intentaron insertar algo de serenidad. "A mi, como presidente de Brasil, me molesta este clima de inquietud en la región" dijo Lula que fue acompañado, en una postura más moderada, por una Cristina Kirchner casi sensata y por el siempre discreto presidente Lugo de Paraguay. Implícitamente o explícitamente, más o menos críticos del "show", estuvieron presentes el vice-presidente del Uruguay y el canciller del Perú. En el banquillo, la vice canciller de Colombia.
Como conclusión, esta denominada "Cumbre de Presidentes de la UNASUR" resolvió convocar a otra Cumbre "lo más rápidamente posible", ahora en Buenos Aires, con el objetivo de tratar el tema. El futuro dirá si este nuevo encuentro será utilizado, efectivamente, para tratar el delicado tema del uso norteamericano de las bases colombianas o si asistiremos, nuevamente, al poco constructivo espectáculo que tuvimos que ver en Ecuador.