Erdogan, un sultán a la deriva
El presidente turco afirma que hombres y mujeres no son iguales
Asegura que los musulmanes descubrieron América
José Miguel Calatayud, Estambul 25 NOV 2014 -
La personalidad expansiva de Recep Tayyip Erdogan
parece quedarse pequeña para la Presidencia de Turquía (un cargo
políticamente neutral), para la que fue elegido en agosto tras 11 años
en el poder como primer ministro. Ya antes de ganar las elecciones
Erdogan insistía en que su objetivo era crear una “nueva Turquía” y en
que “la vieja Turquía” era “cosa del pasado”. Y hoy parece que esta
“nueva Turquía” tiene que corresponderse con las opiniones conservadoras
e ideales religiosos de su nuevo presidente.
“No
se puede poner a mujeres y a hombres en los mismos puestos, esto no es
natural porque su naturaleza es diferente”, aseguró el lunes Erdogan en
la Conferencia sobre Mujeres y Justicia en Estambul. “Nuestra religión [el islam]
define el lugar de la mujer: la maternidad. Hay gente que lo entiende y
gente que no. No se puede explicar esto a las feministas porque no
aceptan el concepto de maternidad”.
Las
declaraciones de Erdogan encajan con la idea de sociedad que trató de
configurar en sus Gobiernos. Quiso limitar el derecho al aborto, ha
repetido que “las mujeres deberían tener al menos tres hijos” y se ha
opuesto a que chicos y chicas puedan alojarse juntos en pisos y en
residencias de estudiantes. Además, su Ejecutivo restringió la
publicidad y la venta de alcohol, y dio más espacio público y en la
educación a la rama suní de la religión islámica, la mayoritaria en Turquía.
La
centralidad del islam para Erdogan choca con los principios
estrictamente seculares de la República Turca, fundada en 1923 por
Mustafá Kemal, Atatürk, y preocupa a buena parte de la sociedad turca.
En este sentido, hace sólo dos semanas Erdogan sorprendió a todos cuando
aseguró en otro acto público que navegantes musulmanes habían descubierto América
siglos antes que Cristóbal Colón.Las críticas, y hasta las burlas,
recibidas le llevaron a insistir en esta idea, para la que no existe
evidencia histórica.
“Por
supuesto que no comparto la totalidad de sus ideas sobre diferentes
temas y su modo de exponerlas, por ejemplo, sobre la igualdad de los
sexos”, comenta Akin Özcer, exdiplomático turco y escritor. “Pero no
acepto que [Erdogan] sea injustamente satanizado para cambiar el orden
del día actual y ocultar los problemas reales de Turquía”.
Más
preocupante para sus críticos que esas llamativas declaraciones, son
otras según las que se podría entender que Erdogan se considera a sí
mismo por encima de la ley.
“No importa lo malas que sean las leyes: si es un sultán justo el que
las ejecuta entonces llevarán a buenos resultados”, aseguró este martes.
Dichos y hechos
§ “No
se puede poner a mujeres y a hombres en los mismos puestos porque su
naturaleza es diferente. Las feministas no lo entienden porque no
aceptan el concepto de maternidad. Las mujeres deberían tener al menos
tres hijos”.
§ Erdogan
aseguró en un acto público que navegantes musulmanes habían descubierto
América siglos antes que Cristóbal Colón. Pese a no contar con
evidencias históricas, ha insistido en esta idea.
Erdogan
se refería con esas palabras a una reciente decisión judicial que ha
paralizado un proyecto de desarrollo de uno de los puertos de Estambul. A
pesar de que en Turquía rige la separación de poderes, en su última
legislatura como jefe de Gobierno, Erdogan sometió el poder judicial al
del Ejecutivo y purgó a miles de fiscales, jueces y policías. Tras estas
maniobras, el mes pasado, la Fiscalía de Estambul declinó presentar cargos
contra los 53 sospechosos de un caso de corrupción que hace dos años
había provocado la caída de cuatro ministros y salpicado al propio
Erdogan.
Alabado
por democratizar Turquía y desarrollar rápidamente la economía durante
sus primeros años en el poder, el papel de Erdogan ha pasado de ser un
modelo a seguir para otros países musulmanes a una figura sobre la que preocupa su deriva autoritaria, alertan sus críticos.
§
“[Erdogan]
No se da cuenta de cómo lo consideran ahora, no sólo en Occidente sino
también en su región, y no se da cuenta de lo importante que es esto
para la reputación internacional de Turquía, que sigue empeorando”,
comenta Gareth Jenkins, del Instituto para Asia Central y el Cáucaso y que lleva 25 años establecido en Turquía.
Erdogan podría ocupar la presidencia hasta 2023,
cuando se cumplirá el centenario de la República de Turquía, a cuyo
fundador parece empeñado en superar. De hecho, ya ha cambiado la sede
tradicional de la Presidencia y antigua residencia de Atatürk por un
palacio majestuoso, cuyo coste supera los 600 millones de dólares y que
tiene un millar de habitaciones.