Combatientes pesmergha: los que no tienen miedo a la muerte ni la provocan irresponsablemente
LA LARGA LUCHA DEL PUEBLO KURDO
Los kurdos de Stalingrado
Página 12”, Buenos Aires
Octubre 27, 2014
Por Guillermo Levy *
El
pueblo kurdo es hoy el pueblo más numeroso del mundo de los que fueron
relegados de la posibilidad de conseguir una soberanía nacional
unificada y viable.
Este
pueblo, que habita en su gran mayoría en Turquía, en el norte de Siria,
y en Irak e Irán (con un enorme exilio europeo, cerca de un millón en
Alemania) había logrado un reconocimiento de su independencia en 1920,
luego de la Primera Guerra Mundial. Pero luego, en el intento de
contener a Turquía, que recién terminaba su tarea genocida contra el
pueblo armenio, en el marco del miedo de las potencias europeas y de los
EE.UU. de que se pasaran del lado soviético, los kurdos son
traicionados en el Tratado de Lausanna en 1923. El pueblo queda
disgregado en varios estados hasta el día de hoy, en que ha pasado casi
un siglo de luchas para conquistar su independencia.
Hoy
los kurdos, siempre olvidados cuando fueron masacrados por los turcos,
decenas de miles desde fines de los años setenta, o por el ejército de
Saddam Hussein hace poco más de veinte años, son recuperados y
visibilizados por los medios internacionales como los defensores de
Occidente y de la democracia frente al avance, aparentemente imparable
hasta hoy, de los islamistas del ISIS.
Hoy
en Kobani, ciudad kurda de Siria cercana a Turquía, se pelea casa por
casa, como en aquella Stalingrado del otoño-invierno de 1942, donde se
jugaba no sólo el destino de la Unión Soviética sino el destino de la
humanidad. La Unión Soviética, enemiga máxima del Occidente capitalista,
por unos años se había vuelto aliada frente al común enemigo nazi del
que ellos, fundamentalmente, nos salvaron pagando con más de 20 millones
de muertos (1)
.
.
Los
kurdos, que defienden su patria en soledad, son sacados hoy del
ostracismo y de la indiferencia para ser puestos por la prensa
internacional como una de las últimas fronteras antes del avance
arrollador de los islamistas decapitadores, ahora enemigos y hace no
mucho no tanto.
Sin
embargo, a pesar de ser enunciados como el bastión de la humanidad, los
kurdos sólo tienen armas livianas y el valor de sus hombres y mujeres,
entre las cuales está Arin Mirkán, una adolescente que se inmoló contra
siete milicianos islámicos.
Arin
no se inmoló por fanatismo religioso esperando un cielo glorificador,
sino porque decidió, seguramente, en medio de un combate desigual, que
su vida biológica valía menos que la posibilidad de llenarse de
explosivos y hacerlos estallar en medio de una columna del Ejército
Islámico.
Los
que EE.UU. ayuda con la continuidad de su política torpe e imperial
mediante bombardeos que se muestran inútiles, paradójicamente, sólo
tienen armas livianas. Sin embargo, los nuevos cortadores de cabezas
enemigos de la humanidad, que rápidamente reemplazaron a Irán en el
podio del mal que antes había desplazado a Al Qaida, no fabrican las
armas que usan, sino que las tienen por millares a partir de los
millones de armas que EE.UU. y países europeos regaron en la zona en el
marco de su geopolítica, sin dejar de realizar inmensos negocios para
los que las comerciaron, fabricaron y para los que vendieron negocios de
sus agencias de seguridad durante diez años de guerra.
El
ISIS tiene armas pesadas que los norteamericanos regaron por Irak y que
fueron capturando en la medida en que ocuparon las principales ciudades
iraquíes de las que huían los soldados, mercenarios que formaron los
EE.UU. después de destruir el régimen de Saddam: Mosul, Samarra, Tikrit y
hoy están a muy pocos kilómetros de Bagdad.
También
el ISIS tiene armas de otro aliado de Occidente, por ejemplo Croacia,
que vía una monarquía absoluta del Golfo, aliada también del mundo
libre, Arabia Saudita, le hizo llegar a algunos de los grupos de la
oposición siria de la que el ISIS era y es parte. Hoy sin duda, la parte
más fuerte.
También
tienen armas chinas y rusas de las que capturaron en las zonas de Siria
que ocuparon y la ayuda por acción u omisión inestimable de la gran
potencia OTAN de la región: Turquía. Hoy, los turcos que siempre
ayudaron a la oposición siria no dejan pasar milicianos kurdos para
ayudar a sus hermanos en Kobani ni prestan ayuda humanitaria en su
frontera con Siria y juegan por lo menos a la caída del régimen sirio,
mientras contemplan cómo sus eternos enemigos kurdos se desangran.
En
este juego de tremendas hipocresías, los kurdos tienen su propio
Stalingrado, pero sin aviones ni tanques ni refuerzos, defendiendo casa
por casa su ciudad y su país nunca delimitado ni logrado. Lo defienden
también con mujeres que se inmolan, como aquellas rusas que se tiraban
con explosivos debajo de los tanques alemanes, en una geografía tan
diferente pero no tan lejos de donde se pelean los kurdos hoy.
Los
nuevos enemigos del Occidente libre y democrático avanzan con las armas
que Occidente y sus mercaderes regaron por la región; los kurdos, en
sus enclaves, resisten en soledad tratando de evitar el genocidio y el
exilio que seguramente les esperen si caen.
Aunque todos los medios
internacionales lloren por su heroísmo, nada de eso, hasta ahora, parece
ayudarles mucho.
* Docente de Sociología, UBA, e investigador de la Untref.
(1) N.de la Redacción. Esta interpretación pro-soviética del desarrollo de la IIa. Guerra Mundial, ignora el pacto Molotov-Von Ribbentrop y corre exclusivamente por cuenta del autor del artículo.