domingo, 20 de agosto de 2017
ECUADOR ¿ UN DIVORCIO DEFINITIVO ?
El 24 de mayo reciente, Rafael Correa entregó la Presidencia de Ecuador a Lenín Moreno, quien por ser miembro activo del mismo movimiento político y por haber acompañado al exmandatario en los primeros seis años de gobierno como su vicepresidente fue recibido por la opinión pública como el heredero de la forma de gobierno correísta… ¡Nos equivocamos!
Inmediatamente luego de que Correa abandonó el lugar donde se llevó a cabo el traspaso de mando, el presidente Moreno no tardó mucho en marcar diferencias con el estilo del expresidente. Durante su discurso de posesión hizo importantes anuncios y envió varios mensajes que con el paso de los días se han convertido en realidades impensables hace tres meses. Sobre algunas de estas medidas los invito a conversar brevemente.
Haberle retirado todas sus funciones es la sanción más grave que puede un presidente imponer a un vicepresidente, porque el sistema constitucional ecuatoriano no le permite al jefe de Estado remover al segundo mandatario, pero sí dejarlo sentado frente a su escritorio sin tener tareas que realizar.
Es necesario precisar que el vicepresidente Glas también ocupó ese cargo en el gobierno de Correa y tuvo bajo su control todos los sectores estratégicos en los cuales se han dado las más grandes denuncias de corrupción de la historia reciente y —como bien dijo el presidente Moreno— hoy todos los dedos apuntan a Glas.
Esta decisión de dejarlo sin funciones marcó una ruptura definitiva en el binomio que ganó las elecciones y también entre Moreno y su antecesor, además de que incrementó el clima de incertidumbre dentro de Alianza País, movimiento político al que pertenecen ambos mandatarios. Hoy existen dos grupos: los que apoyan al nuevo gobierno y los seguidores del expresidente Correa que respaldan al vicepresidente Glas.
El llamado al diálogo abierto y franco también diferencia el ejercicio de la presidencia de Moreno del de su antecesor. De hecho, las reuniones que ha tenido el presidente Moreno con líderes de la oposición como Jaime Nebot, alcalde de Guayaquil, no fueron moneda corriente en los diez años de mandato de Correa. Estos diálogos han permitido tender puentes con varios personajes y partidos políticos, lo que ha generado el aplauso de la ciudadanía, cansada de la confrontación como forma de gobernar que sostenía Correa.
Pero estos diálogos, además de generar armonía, también están fundamentados en la necesidad que tiene el nuevo mandatario de una tregua de todos los sectores políticos ante las fuertes medidas económicas que va a tener que tomar en los próximos meses para intentar salir de la crisis generada, entre otros factores, por el manejo fiscal y económico irresponsable del gobierno anterior.
En el marco del diálogo nacional, el presidente Moreno ha conversado con directivos de los medios de comunicación privados que denunciaron ataques y persecuciones del régimen de Correa, en un acto que pone clara distancia con los principios de gobierno de este, y da al país una perspectiva de mayor pluralidad y libertad.
El gobierno de Moreno heredó una economía en franca crisis, con un déficit fiscal de 8000 millones de dólares y una deuda pública que alcanza los 42.000 millones de dólares (más del 40 % del PBI de Ecuador). Por ello debe tomar medidas inmediatas que permitan reactivar al sector productivo y enviar señales de confianza a los inversionistas extranjeros, para así generar los empleos que tanto se necesitan. Ya ha anunciado una reforma a un impuesto confiscatorio a la venta de inmuebles y la derogación del anticipo del impuesto a la renta, polémicas medidas creadas por el correísmo.
El presidente Moreno no tiene un camino fácil por recorrer, pero la sensación es que ha empezado bien. Eso sí, se equivoca al mantener la misma postura cómplice del gobierno anterior respecto a la dictadura sangrienta de Nicolás Maduro en Venezuela y tiene muchos pendientes en la lucha contra la corrupción, que llegó a niveles insospechados durante el régimen correísta.
Ecuador merece y exige días mejores. Es fundamental trabajar en conjunto ciudadanos y Estado para salir de esta crisis económica y emprender la reconstrucción institucional del país. La tarea no es sencilla y el camino es sinuoso. Eso sí, la ruta se debe seguir sin odio, sin miedo y sin violencia.
César Coronel Garcés | @ccoronelg
Abogado y comunicador. Ha sido articulista de Diario Hoy y la revista Plan V en Ecuador