El Papa pide “soluciones negociadas” a la crisis de Venezuela
La oposición reacciona a las alusiones de Francisco reivindicando su total acuerdo en la salida anticipada del régimen de Maduro.
Caracas 1 MAY 2017
Dos referencias del papa Francisco sobre la caótica situación de Venezuela han sacado de quicio a la oposición venezolana en vísperas de una nueva manifestación con motivo del Día de los Trabajadores.
El sábado el Santo Padre dijo, a bordo
del avión que lo trasladaba desde Egipto hacia Roma, que la Santa Sede
estaba dispuesta a participar de nuevo en el intento de resolución del
conflicto del país sudamericano con “condiciones claras”, y dejó
entrever que uno de los problemas para mediar otra vez era que la
oposición no estaba dispuesta a conversar con el gobierno porque “estaba
dividida”.
El domingo, ya en Roma, el Sumo Pontífice
volvió a referirse a Venezuela antes del rezo del Regina Coeli en la
plaza de San Pedro. La declaración pareció complacer un poco más a la
oposición, porque instó a ambas partes a evitar la violencia, pidió
“soluciones negociadas” y respeto a los derechos humanos en un país “en grave crisis humanitaria”.
Que Bergoglio dijera que la oposición
estaba muy dividida provocó muchas críticas el sábado. El principal
argumento era que, desde que se profundizó el conflicto político tras el
autogolpe de Nicolás Maduro hace un mes, todas las fuerzas políticas
están convencidas de que solo con el fin anticipado del régimen chavista
cesarán las protestas y se restablecerá la vigencia de la Constitución.
Las formaciones Primero Justicia, del gobernador Henrique Capriles,
y Voluntad Popular, del ya legendario preso político Leopoldo López,
son los principales artífices de las protestas que mantienen a los
venezolanos en las calles. Más partidarios del diálogo y del fin de los
choques en las calles está la formación del excandidato presidencial
Manuel Rosales, Un Nuevo Tiempo, ausente de las caminatas convocadas
desde principios de abril.
En respuesta a las declaraciones del Sumo
Pontífice la coalición opositora Mesa de la Unidad Democrática dio a
conocer una carta abierta al Papa Francisco en la que afirman: “Los
venezolanos estamos más unidos que nunca en toro a la demanda de un
cambio político en el país y los factores de la MUD también lo están”,
escribieron. “La última evidencia de esto es el reciente manifiesto
firmado por todas las organizaciones políticas”, agregaron. El documento
exige la celebración de elecciones presidenciales anticipadas en 2017;
la garantía de que también habrá, en el transcurso del año, comicios de
gobernadores, alcaldes, diputados estadales y concejales; la activación
de un canal humanitario para atender las necesidades básicas en
medicinas y alimentos; respeto a la Asamblea nacional como poder independiente; la liberación de los presos políticos y la desmovilización de las fuerzas paramilitares, conocidas como colectivos.
Pero lo más importante de todo lo que ha
dicho el Papa es que, por primera vez desde que recrudeció la crisis, un
gobierno extranjero reconoce que el grupo de expresidentes
iberoamericanos que intentaron acercar a las partes entre octubre y
diciembre, entre los que se encuentra el español José Luis Rodríguez
Zapatero, está gestionando un nuevo proceso. “Pero todo está en el aire
todavía”, aclaró el Papa.
“No cesan de llegarnos noticias
dramáticas acerca de la situación en Venezuela, con numerosos muertos,
heridos y detenidos", comenzó a decir Francisco sobre
la situación en el país sudamericano. “Mientras me uno al dolor de los
familiares de las víctimas, para quienes ofrezco oraciones de sufragio,
envío un cordial llamamiento al Gobierno y a todos los componentes de la
sociedad venezolana para que se eviten nuevas formas de violencia”,
agregó en su oración dominical.
El llamado llega en vísperas de nuevas
manifestaciones del gobierno y la oposición en todo el país con motivo
del Día del Trabajador. Es una verdadera incógnita pronosticar cómo
terminarán las actividades, pero la crispación de los días previos,
llenos de acusaciones y versiones sobre la muerte del estudiante
opositor Juan Pablo Pernalete, no augura resultados distintos a la
fuerte represión por parte de la policía venezolana.
La oposición se ha planteado llegar en Caracas hasta las sedes del
Tribunal Supremo de Justicia, del Consejo Nacional Electoral y la
Defensoría del Pueblo, todas ubicadas en el centro de la capital
venezolana, un sector que el chavismo defiende como un santuario.
En la noche del domingo los gobiernos de
ocho países latinoamericanos -Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Costa
Rica, Perú, Paraguay y Uruguay- hicieron suyas la postura del Papa. “Es
imprescindible contar con condiciones muy claras para una salida
negociada a la crisis política, económica y humanitaria en dicho país
hermano”, dice un comunicado conjunto. “En este sentido, concordamos con
el Papa Francisco en que ‘todo lo que se pueda hacer por Venezuela hay
que hacerlo, pero con las garantías necesarias’, para lo cual reiteramos
que se requiere el cese de los actos de violencia, la plena vigencia
del Estado de Derecho, la liberación de los presos políticos, la plena
restitución de las prerrogativas de la Asamblea Nacional, y la
definición de un cronograma electoral”.
El comunicado casi calca las peticiones
de la oposición. El gobierno, mientras tanto, resiste exigiendo respeto a
su política aislacionista. Un lance que le lleva a no reconocer
cualquier decisión que contraríe los dictámenes del Supremo y a esperar
que remonte en las encuestas para organizar elecciones.