Del Blog “EL MINUTARIO” de
Guillermo Sheridan
REVISTA ”LETRAS LIBRES”
Entre Gordillo y Gordiano
Septiembre 18, 2013.México, D.F.
El
encarcelamiento hace meses de la maestra Gordillo, lideresa del SNTE,
¿en qué medida se hizo para impedir que paralizara al país, como lo
hacen hoy sus disidentes de la CNTE? El gobierno ya no podía controlar a
una ciudadana particular, enfermizamente ambiciosa y revestida de un
poder descomunal que privatizó un sindicato –con 1.4 millones de
miembros cuyas familias le agregaban otros tres millones de votantes (y
activistas) en promedio– y tenía injerencia en la distribución del
presupuesto más gordo del país.
Alguna vez ya escribí sobre el
dilema de que cuatro millones de votos pudiesen ser dictados por una
sola persona. Avería la democracia, demuestra que no todos los votos
valen igual y, por tanto, que no todos somos iguales ante la ley. Como a
otros líderes sindicales sempiternos, el poder político la convertía en
un sujeto con un enorme poder subastable, acomodaticio, chantajeante y
canjeable. Pero Gordillo operaba sobre la más inexpugnable (y costosa)
de las coartadas: la educación.
Y bueno, la enviaron a la cárcel,
etcétera. Pero es evidente que si bien se acabó la jefa Gordillo, no se
deshizo el nudo gordiano: sus adversarios de la CNTE no emplean su poder
(hasta donde sé) para delirios versallescos, pero tampoco lo emplean en
favor de la educación ni lo ejercen con desinterés político: el plan
sucinto de la CNTE –ya lo ha dicho algún líder– es “desmantelar el
neoliberalismo”, glorioso y desigual combate que se libra guillotinando a
la educación de los estados más atrasados del país en el cadalso del
Distrito Federal.
Recuerdo un artículo en la revista The Atlantic
al que me condujo un escrito de Carlos Puig. Joel Klein, titular de la
oficina de educación en Nueva York, narraba sus esfuerzos por mejorar al
sistema educativo local y su eventual renuncia por las presiones de los
políticos y del sindicato de maestros.
“Los políticos suelen hacer lo
que exigen los sindicatos. Y lo que exigen es obvio: que su militancia
esté contenta para que reelijan a los líderes. Y luego quieren más
militantes para que crezca su poder, su dinero, y su influencia”. Klein
termina evocando al famoso Albert Shanker, viejo líder del sindicato de
maestros de Estados Unidos (UFT), quien alguna vez declaró con
fascinante sinceridad: “Cuando los niños en edad escolar empiecen a
pagar cuotas al sindicato, yo empezaré a representarlos y a luchar por
sus intereses.”
Estamos en las mismas, pero peor. El
sindicalismo de izquierda ha imitado, lamentablemente, lo peor del
corporativismo a la mexicana. Si los líderes de la SNTE ordenan a sus
fieles cantar las glorias del presidente, los de la CNTE ordenan a los
suyos bloquear Los Pinos. La consigna en ambos casos es obedecer para
cobrar. Entre los compañeros líderes de los sindicatos alineados con el
PRI y aquellos alineados con el PRD o con el MORENA de López Obrador
habrá diferentes “ideales”, pero los modi operandi son los
mismos: cargos vitalicios, piramidaciones de poder que recompensan el
incondicional vasallaje con prebendas, pero nunca la competitividad
pedagógica con ascensos. Los niños no pagan cuotas ni administran
presupuestos ni liberan al planeta del capitalismo.
No dudo que
haya buenos maestros, dedicados y desinteresados. Y es porque no lo dudo
que, precisamente, deploro que padezcan la sumisión al SNTE (y sus
intereses sindicales) o a la CNTE (que agrega a los sindicales su plan
político). Hay algunos profesores empeñados en sembrar educación en la
niñez, pero temo que sean más los empeñados en sembrar votos, cosechar
cargos sindicales para beneficio propio y el de sus amos. Tampoco dudo
que el territorio de la CNTE haya buenos maestros y sé bien que las
condiciones en que deben desempeñarse son generalmente adversas, pero
dudo que la ideología y el activismo logren mejorarlas.
Link Original: http://www.letraslibres.com/blogs/el-minutario/entre-gordillo-y-gordiano
Artículo oportunamente publicado en el diario “El Universal” de México.