El «brexit» como advertencia para América Latina
DIALOGO POLÍTICO
La salida de Reino Unido de la Unión Europea y la mala
gestión frente al COVID-19 describen las consecuencias inesperadas del
sectarismo político a nivel simbólico sobre las políticas públicas a
nivel práctico. Al tiempo que habla sobre la importancia de construir
estrategias de cooperación transnacional frente a problemas
interconectados.
Normalmente se dice que el brexit, la gestión descoordinada
del COVID-19 y muchas otras obvias malas decisiones de las democracias
se explican por el hecho de que los Estados y las personas tienen miedo a
lo desconocido, lo que genera cierto tribalismo y deseo intenso de
proteger la identidad que les resulte más cercana o, por lo menos, más
cómoda. De esta manera, es preferible aislarse políticamente que
visionar estrategias eficientes de cooperación.
Se dice que hay una
tendencia a destruir lo diferente y mantener cerca solo a aquellos que
son similares, tanto en términos de personas como de soluciones. En
consecuencia, los políticos explotan este miedo para crear dicotomías
inexistentes y obtener adeptos enfurecidos a partir de prejuicios y
temores infundados.
Esta explicación se ha vuelto una respuesta excesivamente común entre
académicos, periodistas y políticos para explicar diversos eventos que
solo tienen en común dos rasgos.
Por un lado, tener consecuencias
negativas, especialmente económicas y en este caso de salud pública,
sobre los países y, por otro lado, usar argumentos nacionalistas con
identidades estrechas, sentido de superioridad técnica y logística y
tono idiosincrático, como parte de su propaganda.
Este articulo afirma que este tipo de explicaciones son insuficientes y que el fenómeno del brexit
y de la gestión descoordinada del COVID-19 son ejemplo de ello. Es más,
ambos casos representan consecuencias de una forma particular de hacer
política y exponen sus riesgos. El triunfo del brexit significa
un reclamo a las elites por la exclusión simbólica de ciertos sectores
sociales. Mientras la crisis humanitaria generada por el COVID-19 habla
de las graves consecuencias que fenómenos como el brexit traen sobre la gestión en clave de gobernanza colaborativa a nivel internacional de problemas interconectados.
La premisa básica es que un mundo globalizado supone una
reconfiguración de la manera de comunicar en política y de interactuar
con audiencias con múltiples marcos de referencia. El gran problema es
que una parte muy relevante de las elites políticas han venido
naturalizando y sacralizando cada vez más un único marco de referencia
ideológico. Esto crea un fenómeno de polarización innecesario,
puesto que las personas que no están claramente inscritas en este marco
se sienten discursivamente ignoradas y subestimadas, dando la impresión
de que las elites políticas se les oponen y rechazan decisivamente.
El brexit es un ejemplo de este fenómeno. Hay un sector de
la población británica que no solo no forman parte de este marco
ideológico, sino que tampoco lo hacen en términos de sus escenarios de
socialización, tipos de actividad económica ni acceso al mercado. Por
ejemplo, la Dra. Emily Jones, de la Universidad de Oxford, afirma
que «aquellos que votaron para dejar la Unión Europea cuentan
normalmente con bajos ingresos y pertenecen a la clase blanca
trabajadora en áreas que han sido marginadas económicamente en los
pasados 30 años».
Sin embargo, la marginalidad económica no implica necesariamente
cierto tipo de decisiones políticas. El grupo político que defendió el brexit
logró usar su mensaje de forma flexible, apelando a las emociones y
expectativas de distintos sectores sociales, no solo a partir de sus
ideas políticas, sino del análisis de las debilidades y fortalezas de
diferentes tipos de electorado.
Esto genera una serie de presiones nacionalistas y de corte aislacionista en los diferentes países. De hecho, la
manera en que el COVID-19 ha sido gestionado por múltiples gobiernos
muestra el alcance que tienen las consecuencias de ignorar
sistemáticamente a estos grupos nacionales que exigen mayor
representación. La demanda por aislamiento político y simbólico, que no
es más que una demanda por participación, se convierte en una exigencia
por aislamiento en términos de cooperación, información y gestión
conjunta de soluciones. La gravedad reside en que cierto tipo de
problemas exigen por su naturaleza soluciones conjuntas y coordinadas.
La combinación de estos dos factores solo termina generando un sectarismo poco estratégico. Precisamente, el brexit
puede explicarse por la negativa a acercarse a otros sectores sociales
desde sus escenarios de socialización, marcos de entretenimiento y zonas
grises ideológicas. Y la gestión desarticulada del COVID-19 no es más
que un ejemplo de las consecuencias nocivas sobre política pública del
aislamiento político.
La mala gestión del COVID-19 y el brexit le advierten a
América Latina sobre los problemas de construir una clase política que
sacralice hasta tal punto sus valores y estándares técnicos, y que no
sea capaz de crear mecanismos eficientes para cooperar
internacionalmente a pesar de las presiones del sectarismo político.
Esta suposición, en el caso de América Latina puede traer consecuencias
incluso más graves que las que tuvo el brexit sobre el Reino Unido y el
COVID-19 sobre el resto del mundo
LINK ORIGINAL
https://dialogopolitico.org/debates/el-brexit-como-advertencia-para-america-latina/