Aquelarre Económico
¿Qué sigue a la crisis económica?
Publicación
Excélsior el 28 de mayo de 2020
Hay
un acuerdo entre los economistas que el mundo enfrenta una hecatombe
económica enorme y de una profundidad sin precedente, aunque no hay
acuerdo en cuanto a su duración o si el colapso-recuperación tendrá
forma de V, U o L.
Hay pronósticos que va a ser como una
UL, es decir, una caída rápida, seguida por una parálisis, una
recuperación blandengue al salir de la pandemia, que se convertirá en un
nuevo colapso debido a los elevados niveles de deuda que la economía
global arrastra.
Ya estamos en plena recesión y se estima
que este año el PIB de EU caiga 6%. La cifra comparable es de 8% para
Alemania, Francia 10%, España y Grecia 15% e Italia 18%. Conforme las
economías avanzadas se derrumban al unísono, sus déficit fiscales se
disparan junto con su deuda.
La consultora Capital
Economics reporta que la deuda pública neta respecto al PIB será para
Alemania 73%, Francia 120%, Italia 180% y Grecia 222%, mientras EU llega
al 100%, con un déficit superior al 10% este año, sin incluir más gasto
propuesto en el Congreso.
El problema no termina con la
deuda pública, pues hay que sumar la formidable deuda privada acumulada,
que aumentará con las cifras enormes de desempleo, que en EU llegará a
más del 20% de la fuerza de trabajo, lo que deprimirá el consumo y
liquidará la fugaz recuperación.
La recaída será aún más
grave que el colapso inicial, al poner al sistema financiero global en
grave entredicho de iliquidez, a pesar de que los principales bancos
centrales del mundo estén imprimiendo dinero sin límite, y es aquí donde
la montaña de deuda pública y privada empujará la economía global al
abismo.
Mientras tanto, el envejecimiento de la población
en los países industrializados minará aún más el potencial de
crecimiento, al tiempo que impone mayores cargas fiscales sobre los
gobiernos, ya de por si lastrados con peligrosos niveles de
endeudamiento, y el peligro de una deflación generalizada será
remplazado por el de una inflación acelerada a mediados de la década.
A
diferencia de crisis previas, en esta ocasión las economías emergentes
no serán el motor de crecimiento que amortigüe el colapso de las
desarrolladas, pues la mayoría enfrentan una severa recesión, que en el
caso de México alcanzará -12% y sin recuperación alguna en el horizonte.
Si bien se espera que China mantenga un crecimiento
cercano a 6% anual en el futuro próximo, ello supone que no se agravará
el proceso de desglobalización que se está dando por las políticas
proteccionistas de EU y el creciente choque entre esas potencias, que
puede conducir a crisis de oferta como la que vivió el mundo en los
1970s a resultas del embargo petrolero.
Y falta analizar
qué pasará con monedas como el euro, que en la recesión anterior estuvo a
punto de sucumbir ante la pérdida de confianza de los inversionistas en
los países mediterráneos, sobre todo Grecia, que hoy están en una
situación peor que entonces.
Como se puede apreciar, hay quienes piensan que el futuro es aterrador, ¡ojalá que se equivoquen!