miércoles, 27 de mayo de 2020

El “después” de la Crisis Económica



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Aquelarre Económico 

 

¿Qué sigue a la crisis económica?

Por José Manuel Suárez-Mier
Publicación 
Excélsior el 28 de mayo de 2020



Hay un acuerdo entre los economistas que el mundo enfrenta una hecatombe económica enorme y de una profundidad sin precedente, aunque no hay acuerdo en cuanto a su duración o si el colapso-recuperación tendrá forma de V, U o L. 

Hay pronósticos que va a ser como una UL, es decir, una caída rápida, seguida por una parálisis, una recuperación blandengue al salir de la pandemia, que se convertirá en un nuevo colapso debido a los elevados niveles de deuda que la economía global arrastra. 

Ya estamos en plena recesión y se estima que este año el PIB de EU caiga 6%. La cifra comparable es de 8% para Alemania, Francia 10%, España y Grecia 15% e Italia 18%. Conforme las economías avanzadas se derrumban al unísono, sus déficit fiscales se disparan junto con su deuda. 

La consultora Capital Economics reporta que la deuda pública neta respecto al PIB será para Alemania 73%, Francia 120%, Italia 180% y Grecia 222%, mientras EU llega al 100%, con un déficit superior al 10% este año, sin incluir más gasto propuesto en el Congreso. 

El problema no termina con la deuda pública, pues hay que sumar la formidable deuda privada acumulada, que aumentará con las cifras enormes de desempleo, que en EU llegará a más del 20% de la fuerza de trabajo, lo que deprimirá el consumo y liquidará la fugaz recuperación. 

La recaída será aún más grave que el colapso inicial, al poner al sistema financiero global en grave entredicho de iliquidez, a pesar de que los principales bancos centrales del mundo estén imprimiendo dinero sin límite, y es aquí donde la montaña de deuda pública y privada empujará la economía global al abismo. 

Mientras tanto, el envejecimiento de la población en los países industrializados minará aún más el potencial de crecimiento, al tiempo que impone mayores cargas fiscales sobre los gobiernos, ya de por si lastrados con peligrosos niveles de endeudamiento, y el peligro de una deflación generalizada será remplazado por el de una inflación acelerada a mediados de la década.

A diferencia de crisis previas, en esta ocasión las economías emergentes no serán el motor de crecimiento que amortigüe el colapso de las desarrolladas, pues la mayoría enfrentan una severa recesión, que en el caso de México alcanzará -12% y sin recuperación alguna en el horizonte. 

Si bien se espera que China mantenga un crecimiento cercano a 6% anual en el futuro próximo, ello supone que no se agravará el proceso de desglobalización que se está dando por las políticas proteccionistas de EU y el creciente choque entre esas potencias, que puede conducir a crisis de oferta como la que vivió el mundo en los 1970s a resultas del embargo petrolero. 

Y falta analizar qué pasará con monedas como el euro, que en la recesión anterior estuvo a punto de sucumbir ante la pérdida de confianza de los inversionistas en los países mediterráneos, sobre todo Grecia, que hoy están en una situación peor que entonces. 

Como se puede apreciar, hay quienes piensan que el futuro es aterrador, ¡ojalá que se equivoquen!