Desde el fin de la Segunda Guerra y hasta la fecha, el discurso de la autoproclamada izquierda nacional repitió, repite y repetirá “ad nauseam” que “los espías” que operan en nuestro pais los manda el imperialismo norteamericano en búsqueda de consolidar “la esclavitud de nuestros pueblos”.
Por razones no demasiado explicitas, ahora, esa izquierda de sensibilidad social solo autoproclamada y de tarjeta corporativa generosa con los haberes públicos, se digna reconocer que, en realidad, Vivian Trías, el gran traidor del Partido Socialista, el pseudo historiador que copió y recopió la plana de los rosistas y peronistas argentinos, no era otra cosa que un canallita a sueldo del totalitarismo soviético.
Esta información, por nimia que parezca, (y que los es, para la historia en serio) resulta importante que sea divulgada para las nuevas generaciones que no tenían 18 años en la decada de los 60. Para nosotros que vivimos la destrucción de la democracia uruguaya financiada y orquestada desde Cuba, lo de Trías era comidilla diaria. Como lo era un importante número de personajes “marxista-leninistas” (que jamás leyeron a ninguno de esos “próceres de la teoría revolucionaria”) o la gran mayoría de los “guerrilleros” súbitamente transformados en “libertadores” desde Cuba. Ello no quiere decir que todos los espias operando en Uruguay siempre fueron financiados por la URSS, Cuba, ultimamente Venezuela y algún vecino o entrometido bien remunerado. Siempre hay efectivamente algun nombre sorprendente, Pero la lista de los empleados a sueldo de la “revolución” es larga y, para los nacidos antes de 1950, sus apellidos (portados ahora por sus descendientes) pueblan el gobierno, los sindicatos, la intelligentzia, la “cultura”, los medios. La incógnita es hasta donde algunos personajes de la izquierda uruguaya van a llevar sus arranques de sinceridad. Todo indica que no muy lejos.
POR Fernando López D'Alesandro
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5.03.2018
A mis tres queridos amigos y compañeros.
Un peritaje caligráfico confirmó que Vivian Trías escribió los
informes a la inteligencia checoslovaca, entre ellos el que analiza
positivamente el golpe de estado de 1976 en Argentina y otro donde
afirma su protagonismo en la transformación del Partido Socialista de
Uruguay en marxista-leninista, ideología afín con la de sus jefes del
STB checoslovaco.
La confirmación científica de la autenticidad de los papeles
checos termina con una polémica sobre la legitimidad de la
documentación, contra las resistencias que levantaron en ámbitos
intelectuales y políticos.
La revelación de los archivos checoslovacos con los informes de
Vivian Trías a sus superiores provocaron muchas y variadas reacciones.
Las más llamativas, sin duda, fueron las negadoras en sus más diversas
gamas. Es la reacción emocional de aquellos que se vieron tocados en su
identidad, pero también están los escépticos que reflejan una forma de
pensar y de actuar en lo político y en lo intelectual.
Las trampas de la lógica
Se cuestiona la autenticidad de los documentos con argumentos
sorprendentes. Así, el hecho de que dos analistas de derechas estudiaran
los legajos alcanza para deslegitimar los archivos. Parece que sólo una
parte del espectro ideológico de los historiadores está en condiciones
de acceder a los papeles. Si los estudiosos no responden a ciertos
parámetros doctrinarios la documentación se vuelve, por lo menos,
sospechosa. También el hecho de que el scanner de los textos resulte
borroso para algún lector, anula la validez de los papeles, haciendo de
la interpretación un problema óptico y no de análisis de contenido.
Quizá lo más asombroso es que los cuestionadores de la legitimidad no
vieron ni uno sólo de los documentos en cuestión. Son cinco mil folios,
que contienen unos dos mil quinientos documentos, discutidos por gente
que nunca los leyó ni se preocupó en averiguar cuál es el repositorio.
Son los Archivos de los Servicios de Seguridad -en checo Archiv
Bezpecnostních Slozek- creados por el parlamento checo para concentrar
la documentación de la dominación nazi y de la época comunista.
Asimismo el hecho de que estén en Praga volvería dudosa la
autenticidad. Parece que sólo la documentación histórica al alcance es
verdadera. "Admirable lógica" como decía Emilio Frugoni.
Según este enfoque los dos mil quinientos documentos fueron, de
alguna forma, fraguados. ¿Para qué? Las respuestas obvias: la
conspiración de "la derecha" o una gama de intrincados argumentos que
aburren sólo de enumerarlos. Según este juicio, uno o varios checos se
tomaron el trabajo de escribir cinco mil folios donde aparecen nombres
de personas que no pudieron conocer en sus roles militantes durante 1964
y 1976. ¿Cómo pudieron saber los escribas del STB quién era y qué hacía
Fernando Rodríguez? El que fue luego autor de la Actas Tupamaras
colaboró con Trías y aparece nombrado en la documentación, al igual que
Daniel Aljanati, Antonio Di Caterina, Carlos Real de Azúa, el escribano
Alfredo Abette, Ramón Puig o Javier Guridi y otros que no nombro por
discreción pues aún viven. Aclaro que ninguno de ellos sabía que
colaboraba indirectamente con el STB.
Las conclusiones son dos: los checos conocían minuciosamente y mejor
que sus integrantes la interna del Partido Socialista y redactaron los
informes para perjudicar a la izquierda uruguaya del siglo XXI, o era
Vivian Trías quien informaba a sus superiores. Decida usted cual es la
opción más lógica y sensata.
La metodología de análisis histórico está ausente en todos los
sentidos y en todas las gamas para los que cuestionaron la veracidad de
la documentación. Pero así como la razón destroza los argumentos que
cuestionan la autenticidad de los papeles checos, la ciencia también
tiene algo que decir.
La caligrafía y el marxismo leninismo
Hace muchos años el entonces dueño de la librería Minerva, Carlos
Julio Gutiérrez, compró la biblioteca histórica de Vivian Trías. Tuve el
honor de ser el primero en enterarme y con esfuerzo y crédito compré
muchos volúmenes que hoy están en los estantes de mi estudio. No me
interesaban los libros en sí, lo que motivó la inversión eran las
anotaciones que Trías hizo al margen de las páginas, donde dialogaba con
los autores y dejaba testimonio de sus pensamientos. El más glosado fue
"Extracción Social de los Caudillos 1810-1870" de Ruben H. Zorrilla. En
algún momento se lo mostré a alguien cercano a Trías, que reconoció su
letra emocionado.
Ante los cuestionamientos decidí acudir a la ciencia. María Gabriela
March es la presidente de la Asociación de Peritos Calígrafos de Uruguay
y Luis Pablo Franzini es otro reconocido técnico en la materia. Ambos
compararon la letra del libro anotado por Trías de mi biblioteca con las
anotaciones y las correcciones escritas de los scanners de los
documentos checoslovacos. Luego de un detallado estudio, concluyeron:
"Todo lo expuesto nos permite concluir que los manuscritos que lucen en
los documentos cuestionados e ilustrados ut supra, encuadran dentro de
los parámetros entre los que fluctúan los caracteres que surgen de los
manuscritos que usted nos proporcionara como pertenecientes
indubitablemente a la autoría gráfica de Vivian Trías".
La coincidencia
es total. Les adjunto el dictamen de estos dos profesionales -en las
pericias judiciales sólo alcanza con un perito, acá presento a dos- y
los materiales indagados.
Me interesaban especialmente dos documentos. El que Trías escribió
analizando el golpe de Jorge Rafael Videla. No queda duda que es
auténtico, su letra está allí corrigiendo errores... de redacción,
claro. El otro era la semblanza de Eduardo Galeano, donde Trías admite a
texto expreso que instaló las opciones marxistas-leninistas como
"nuevas orientaciones" en el Partido Socialista, haciendo mérito ante
sus jefes.
A partir de ahora, entonces, debemos reubicar el debate. Algunos
consideran prioritario estudiar la influencia del vínculo checoslovaco
en la "nuevas orientaciones marxistas leninistas" de Trías y de su
partido, lo que es muy válido e importante. Otros creemos que los
papeles checos iluminan procesos más largos y complejos, que aclaran el
rol del revisionismo, del socialismo nacional y de sus fracasos. Nos
importa especialmente, a la luz de los nuevos archivos, la relectura que
Trías hizo de la historia de largo plazo del Río de la Plata, su visión
sesgada del federalismo rosista y luego de los nacionalismos populares,
que tuvieron tanta influencia en las cosmovisiones de la izquierda y
llevaron a enfoques equivocados sobre las dictaduras de la década de
1970.
En conclusión, la lógica y la ciencia confirman que los documentos
son auténticos y que fueron redactados por Vivian Trías como trabajo
para la inteligencia checoslovaca. Esa es la verdad. Ahora llegó el
momento de estudiar los contenidos y del análisis histórico. Todo lo
demás son palabrerías, o excusas, o insultos a la inteligencia.