La corrupción kirchnerista tapa fallas en el manejo de la economía
Julio
de Vido tendrá otro revés judicial: será procesado por el negociado de
la compra de los trenes chatarras a España y Portugal. Así la situación
judicial del ex ministro de Planificación se complica. Acumula otra
seria imputación judicial por graves hechos de corrupción. Clarín
confirmó que el Juez Julián Ercolini comenzó la redacción del dictamen y
se conocería la semana próxima. De Vido tiene otras imputaciones. Está
procesado por la tragedia de Once y su nombre figura en una causa de
asociación ilícita. Y también lo investigan por el pago de sobreprecios
en la compra de barcos con gas importado.
Por
otro lado, la semana próxima la AFIP entregará a la Justicia, en la
causa Hotesur, las declaraciones juradas de Cristina. El cerco se le
cierra a la ex presidenta.
La
impudicia de la corrupción “K” tapa buena parte de los traspiés de la
Casa Rosada. Entre ellas la equivocada estrategia de poner plazos a la
economía.
La
suba de precios bajará un escalón, pero está lejos de perforar un piso
de inflación compatible con un crecimiento del consumo.
La recesión seguirá y el nivel de actividad continuará a los tumbos en los próximos meses, hasta fin de año.No habrá “lluvia” de dólares. El blanqueo puede generar un “chaparrón”.
Así
entra hoy la economía argentina en el prometido segundo semestre de
bonanzas. Las noticias están lejos de la panacea que promocionó la Casa
Rosada. El
Presidente tendrá que enfrentar ahora al traspié político de atarse a
una fecha. El error surgió como un “eslogan” para enfrentar el malhumor
del duro ajuste que obligó la herencia del Plan Bomba de Cristina.
En
el segundo semestre habrá sin dudas solo leves señales positivas. La
comunidad económica traslada recién para el 2017 la posibilidad de una
mejora concreta Así se dijo el martes en la hermética pero dura reunión
de evaluación de la cúpula de la Unión Industrial Argentina. Fue una
copia de los problemas que expuso una semana antes el influyente Grupo
de los 6.
El
movimiento empresario tampoco visualiza un “boom” de inversiones hasta
tanto el Gobierno no defina un rumbo concreto. En otras palabras: hasta
que no haya un plan económico y de atracción inversiones.
Un
“leading case” ocurre en materia de energía. Existe un déficit
fenomenal, pero hasta ahora el Ministerio de Energía sólo se ocupó del
tarifazo. No se conoce cual es el plan energético de José Aranguren para
atraer inversiones que aumenten la producción de gas, petróleo y
electricidad.
Los
caciques fabriles que lidera Adrián Kaufmann Brea reconocen el esfuerzo
que hace el Gobierno y ponderan las correcciones a la economía. Pero
ven ausencia de pericia en muchas áreas y falta de interés por encarar
problemas que están afectando la actividad y, por lo tanto, el futuro
del empleo.
El
abrupto aumento de las importaciones de Brasil y de China unió en la
preocupación a empresarios antagónicos: coincidieron el kirchnerista
Juan Lascurain – que nada dijo cuando Kicillof estancó a la industria — y
el líder de la alimentación Daniel Funes de Rioja. El liberal jefe de
la Copal denunció: “los supermercados importan libremente desde chanchos
hasta fideos”.
En
la UIA no entienden la pasividad de Cancillería. Dicen que Susana
Malcorra ocupa el tiempo sólo en su proyecto personal para liderar las
Naciones Unidas y su ministerio no se ocupa del problema de Brasil.
También
cuestionan la inacción de la secretaria de Comercio. La UIA confecciona
un informe donde explica que todas las naciones aumentaron la
protección, mientras que Argentina bajó inexplicablemente la aplicación
de las licencias no automáticas.
Ayer
estuvo Carlos Melconian y su equipo con la cúpula fabril. La crisis de
Brasil puede retrasar los intentos de reanimación de la economía en el
segundo semestre. Kaufmann Brea dijo: “La serie histórica dice que nunca
nos fue bien cuando a Brasil le fue mal”.
Para
los hombres de negocios está mal armada la estructura de decisión en el
Gobierno. Sostienen que en momentos de crisis hay que concentrar y no
dividir el poder de decisión. Tampoco se entiende por qué hay -y para
qué sirven- 26 ministerios. Hay ministros – en especial los radicales –
que no tienen presupuesto y directamente no funcionan.
El
tema se trató en la reciente reunión del Grupo de los 6. La división
del área económica en un sexteto de ministros aumenta las
contradicciones y hace que Mauricio Macri pague directamente el costo
político de sus desaciertos. La división se organizó con la idea de que
no haya “ministro estrella”. Hay seis ministros, el titular del BCRA y
dos potenciales reemplazantes como Melconian y Rogelio Frigerio. Es una
gran interna.
Los
caciques de los bancos, el comercio, el campo y la industria prefieren
un ministro de Economía con poder y con todas las reparticiones a su
cargo. Una figura que asuma la responsabilidad y que — si las cosas no
andan – sea fusible de Macri. En su mayoría consideran que Alfonso Prat
Gay tendría que asumir esa tarea y que estén bajo su orbita Aranguren,
Francisco Cabrera y Ricardo Buryaile. Para ellos Guillermo Dietrich debe
seguir como jefe de Infraestructura.
Prat
Gay manejó en forma acertada la salida del cepo y la negociación de la
deuda. Eso hizo que Macri lo integre a las selectas reuniones diarias de
“coordinación del Gobierno”. Pero Prat Gay comente errores políticos,
con declaraciones poco oportunas. En la Casa Rosada – no el Presidente —
no le confían del todo. Dicen que tiene demasiadas aspiraciones
políticas y que podría opacar a dirigentes históricos del Pro que
quieren hacer carrera electoral el año próximo.
Prat
Gay también cometió el error de sobreactuar la rebaja del gasto y
profundizar la recesión. Igual que Federico Sturzenegger sobreactuó la
suba de la tasa. Y ambos le pegaron un excesivo freno a la actividad
económica. Ahora hay urgencias y el proyecto de pago a jubilados busca
un impacto: olvidarse del discurso de las inversiones-derrame y meter
dinero directo para el consumo.
En
la Casa Rosada no quieren admitir algo que tiene consenso entre los
expertos. Que se trata realmente de un plan para ganar las elecciones en
el 2017: inyectarán dinero al consumo y financiarán el déficit - que no
va a bajar — con la venta de las acciones de empresas que tiene el
ANSeS. Serían 100.000 millones de pesos.
Copyright Clarín, 2016.