China amplía su fuerza naval
Junio 3, 2015.
Estudios de política exterior de Madrid
Estudios de política exterior de Madrid
Las segundas pruebas del nuevo y único portaaviones chino han concluido al cabo de diez meses. El reciente libro blanco del ministerio de Defensa anuncia algo que no es nuevo aunque nunca fuera explicitado. China reducirá su ejército de tierra, de tan solo 2,3 millones de soldados, y reforzará su armada, sobre todo concentrada ante un rival de 70 años, la disidente Formosa, es decir, Taiwán. También reforzará su fuerza aérea, sus misiles y drones, los dos últimos conocidos como defensa no-humana. ¿Es un viraje de gran calado? Todo parece indicar que sí.
The New York Times daba nuevos datos el 27 de mayo. El nuevo despliegue se concentra como hemos dicho en el entorno de Taiwán, pero también en el mar de China del Sur, una zona de más de dos millones de kilómetros cuadrados. Al sureste de la zona comienzan las primeras islas de Filipinas. Frente a Filipinas, en dirección opuesta, hacia el suroeste, se extiende otro poderoso archipiélago, Indonesia, con las derivaciones insulares de Malaisia. Filipinas es un aliado de Estados Unidos desde los primeros cinco años del siglo XX.
EE
UU cuenta con 11 grupos aeronavales, centrados en un portaaviones:
grandes naves que desplazan de 80.000 a 100.000 toneladas. De alguna de
esas plataformas despegó la semana del 18 de mayo un avión que
inspeccionó los disputados islotes de la zona sur, entre ellos el Fiery Cross,
una roca disputada por chinos, japoneses y filipinos. El vuelo,
advertido una y otra vez de la (supuesta) violación del espacio aéreo
chino, fue calificado en una nota del ministerio de Relaciones
Exteriores de “peligroso e irresponsable”. Los incidentes entre buques y
aeronaves japonesas y chinas crecen desde el año 2000.
En
el enfrentamiento dialéctico y técnico, los argumentos de la armada
china parecen haberse impuesto: desde luego no definitivamente (definitivo se
refiere a lo previsible en este siglo). Pero permanece la fijación en
esas disputadas islas e islotes situados entre la gran isla de Hainan y la filipina Luzón.
El
ejército del siglo XX, todavía dominado por la imagen del joven Mao de
1940, tiende a recuperar, es decir reducir, su proporción. China no es
ya un país dominado por su aristocracia administrativa y sus cientos de
millones de campesinos. Se ha repetido la influencia recíproca ejercida
por el mandarinato y la poderosa red rural, los famosos cuerpos
intermedios que el maoísmo trató inútilmente de destruir. Todos estos
enfrentamientos académicos, reflejo de la realidad, no han desaparecido,
como puede leerse en los anales de la facultad de Historia de la
universidad de Pekín, fundados en durante los años de la guerra civil,
cuya inspiración enfrentó durante más de una década a Zhou Enlai, Zou
Yang y Lin Biao, inspiradores de la política diaria, sí, pero decididos a
no ceder posiciones en el grande, verdadero debate reflejado en los
Anales. Hoy, al cabo de 70 años, sus herederos mantienen esas
posiciones, reflejadas en la primera línea política y estratégica del Partido Comunista Chino.
En ella la presencia de UAV y programas de guerra cibernética no
consiguen imponerse sobre el inamovible programa del Consejo de Estado,
que es como se llama al gobierno chino. Las prioridades permanecen: ante
todo defensa y seguridad de la sociedad china, de sus ciudadanos,
incluyendo a los chinos que no viven en China; aprovisionamiento
energético; importaciones; comercio exterior e interior; predominio
tecnológico… Un portavoz del ministerio de Defensa lo corroboraba este
mes: “Mantendremos el crecimiento de nuestra armada. La fuerza naval
china ha de ser proporcional a la seguridad nacional”. El antiguo
imperio del centro seguirá adentrándose mar adentro. EE UU sabe que
China no cederá al poder naval americano. China, repitan sus generadores
de propaganda de calidad, sabe vencer en guerras que otros empiezan.
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