Conozca el virus BIVID-96
Por B. MichaelHaaretz, 25. 3.2020
Traducción: Oded Balaban (balaban@research.haifa.ac.il)
Contrariamente a la creencia popular, Israel no enfrenta un solo virus, sino
dos. Uno es nuevo, el otro es viejo. Uno es global, el otro es local. Uno
sabotea el cuerpo, el otro sabotea el alma. Ambos son infecciosos. Ambos son
peligrosos Ambos son fatales. Uno podría quizás tener cura. El otro, al
parecer, ya no la tiene.
El nombre de uno es Coronavirus (COVID-19 en su nombre científico). El
nombre del segundo es: Bibismovirus (BIVID-96 en su nombre científico). Los
síntomas del corona ya son familiares para todos. Los síntomas del BIVID-96
son: mentira patológica, egocentricidad total, tacañería compulsiva, racismo
profundo, pérdida de inhibiciones, impulsos criminales, talento limitado de
actuación e histeria recurrente. A fin de precisión histórica, vale la pena
decir que el BIVID-96 ya no es local. Cuando entró por primera vez en el
Palacio Balfour (en 1996, como su nombre científico lo indica), en realidad
solo era local.
Pero al igual que el virus, también ha experimentado procesos
evolutivos y se ha convertido en una variedad de mutaciones adaptadas a otros
hábitats. Como, por ejemplo, el virus del trumpismo estadounidense, el
urbanismo húngaro, el bolsonerismo brasileño, el moravitskyismo polaco y muchos
otros.
Los antropólogos están convencidos de que todos los virus anteriores son en
realidad descendientes directos de un virus progenitor común: el virus del
racismo (RACIVID-1 en su nombre científico). Este virus surgió en solo un
minuto (por eso se lo señala como 1) cuando los primeros Homo-Sapiens
expulsaron del mundo al último Neanderthal, porque en su opinión, los
Neanderthals eran una raza inferior.
Y así, afirman los antropólogos, existe un
profundo compromiso y apoyo mutuo entre todos los racistas que los portan y
difunden.
En los últimos meses, el estado de Israel se ha transformado en un ejemplo
de ese apoyo mutuo: en abril de 2019, el virus local Bibismo ha entrado en una
situación de cierta desesperación. Frente a él se creó una creciente masa de
anticuerpos. "Just Not Bibi" fue el eslogan de esa masa, y muchos se
unieron a sus filas. Pero Bibi, el único portador en la historia que disfruta
de la protección de la "inmunidad colectiva", que esta vez está junto
a él y no en su contra, logró obtener un empate.
En la segunda ronda, en septiembre de 2019, aumentó el peligro para la
seguridad del virus. El campo de anticuerpos ganó más fuerza y alcanzó una
mayoría estable de 64 anticuerpos, contra 56 portadores. Aparentemente una
clara victoria.
De hecho, no. Porque no se tuvo en cuenta el poder del virus
del racismo. Rápidamente levantó cabeza y ofreció su ayuda a su hermano
perseguido. Con todas sus fuerzas, demostró lo valiente que era la ayuda mutua
de los racistas de todas las facciones. Y así, solo el evidente racismo de Azul
y Blanco, Hay Futuro y Nuestro Hogar Israel [nombres de partidos], que son casi
todos los componentes del bloque "Just not-Bibi", impidieron la
derrota del Bibismo.
En la tercera ronda, el bloque de anticuerpos perdió fuerza. Pero aún podía
vencer al Babismo, o al menos forzarlo a una tregua. Incluso el racismo
pareció, por un momento, perder fuerza. Pero nuevamente no. Un par de topos
racistas y un gusano suelto, plantado a tiempo en el bloque de anticuerpos,
lograron enterrar esa endeble posibilidad.
Luego, el virus Corona fue reclutado para el equipo de defensa. Ahora, mano
a mano, tres virus, el racismo, el bibismo y el corona, marchan en una
emocionante muestra de solidaridad inter-viral. ¿Quién puede enfrentarse a
semejante coalición? No es de extrañar que el bloque "Just not-Bibi"
se haya convertido en el bloque "Bueno, que sea Bibi", y ahora está
en camino de convertirse en el bloque "Sólo Bibi".
Y gracias a todo esto, el “blof” de la calle Balfour [la residencia oficial
del primer ministro] continuará reinando y continuará corrompiendo el resto de
los terrenos fértiles que aún sobreviven. Y eso es lo que definitivamente nos
merecemos.